Lisboa me sorprende a mí cada día, pero esos locos maravillosos me han ayudado psicológicamente cuando más lo necesitaba. Ya sabes que tú también me has ayudado mucho... y me sigues ayudando siempre que lo necesito, algo que valoro y agradezco de corazón.
Obviamente mi blog, el de mis vivencias, no sería adecuado en Rankia, salvo que hicieran un apartado en plan Srta. Francis, jajajaaaaa... (Es broma)
De mis experiencias con bancos ya he poblado en demasía este foro, pero cada vez que alguien cuenta un caso como el de mi padre, se remueven mi corazón... y ¿por qué no decirlo? también mis intestinos, porque hace falta tener mala baba, para colocar a ancianos bonos convertibles y decirles que es una ipf. Si no fuera porque me han pasado cosas parecidas, reconozco que es como de contar y no creer.
Nunca abriré un blog. Ni dentro ni fuera de Rankia. Me conozco demasiado bien y sé que si cuento mi vida, ciertos comentarios de los demás herirán mi sensibilidad. Cuando se abre un blog hay que estar preparado para todo tipo de aseveraciones hacia tu persona y hacia lo que expresas en él, y vendrán de gentes desconocidas, que por definición valga la redundancia, no te conocen y te pretenderán prejuzgar, actividad siempre injusta. Aunque creas que exagero, te confieso que en Rankia he llorado mucho, sobre todo al principio, cuando veía que la gente no me creía, pero afortunadamente fueron una minoría la que osó insultarme. Por éso me quedé. Porque la aplastante mayoría se solidarizó con mi problema y me ayudó.
Rectifico. Creo que todavía no estoy preparada para abrir el blog. Voy a dejar una puerta abierta a la esperanza...
Un saludo y mucha suerte con el tuyo. A ver si un día te vemos por Lisboa, siempre es agradable tu presencia por doquier.
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.