Estoy de acuerdo con Valentin.
En la feria de trabajo a la que asistían lo primero que les preguntaban era si hablaban noruego.
Voy a plantear algo rompedor y novedoso. Imagínese que es usted un empresario y que necesita a alguien que ponga ladrillos. Tiene usted dos candidatos, ambos capaces de poner ladrillos, la diferencia es que uno de ellos ha trabajado en su país 10 años, tiene referencias fáciles de contrastar (le ha puesto ladrillos al vecino del quinto) y habla el idioma y otro acaba de llegar en un avión con una mano delante y otra detrás y no habla el idioma. ¿A quién contratas? Aunque sólo sea porque cuando tenga que hablar con sus compañeros de trabajo a uno lo entienden y al otro no.
Yo he trabajado en el extranjero. Eso sí, me fui con un trabajo buscado desde aquí, un piso encontrado antes de irme (en un fin de semana se encuentra un piso, afortunadamente), algún amigo y hablando el idioma perfectamente. No tuve el menor problema, en una semana tenía cuenta de banco, seguridad social, asistencia sanitaria, abono transporte, etc, etc. Si luego, una vez allí te quieres cambiar de trabajo, de piso o de peluquería, no tienes ningún problema.
Irme como lo hacen los que salen en el reportaje me parece un suicidio.
Claro que en Españoles por el mundo todo parece bonito, pero es que los que salen en ese programa no se fueron así, se fueron como lo hice yo y otra mucha gente. De todos los amigos o conocidos que se fueron, antes y después de mí, no conozco a ninguno que haya tenido ningún problema más allá de los lógicos y habituales de la burocracia e idiosincrasia de cada sitio (abrir una cuenta de banco en UK, por ejemplo, empadronarse en Alemania o conseguir una green card en EEUU, pero eso ya es otra historia). Eso sí, se fueron todos con un trabajo buscado desde aquí, hablando el idioma y, la verdad sea dicha, con su título universitario debajo del brazo.
Saludos