Re: extra....extra...extra...Reding insiste en que un estado catalán no sería automáticamente nuevo miembro de la UE
Hola Mafijus .
http://es.wikipedia.org/wiki/H%C3%A9ctor_L%C3%B3pez_Bofill
Héctor López Bofill (Badalona, 1973) es profesor ayudante de derecho constitucional en la Universidad Pompeu Fabra, miembro del PEN club y escritor en lengua catalana. Como poeta se dio a conocer en 1995 con Poema a Calipso. Pertenece al denominado Grupo de los Imparables, antologados en el volumen Imparables (2004). Miembro del partido nacionalista r independentista Solidaritat Catalana per la Independència, fue su cabeza de lista por Tarragona en las elecciones autonómicas de 2010. Es colaborador habitual del diari Avui y del programa Els matins de TVC
La Constitucion que vale en caso de la UE es la europea .
Hay que negociar .
Sobre independizarse vale pero no es lo mismo
mira lo que dice este hombre que tu lo conoceras mejor ,
al menos tan claro no esta el asunto
http://www.nabarralde.com/es/catalunya/9280-fantasias-de-europa
La soberanía es la condición necesaria para integrarse en Europa. Cataluña primero debe existir como Estado independiente y luego ya se definirán cuáles son sus atributos en la relación con los demás estados. Comenzar planteando el debate sobre la soberanía a partir de la integración europea, como pretende hacer el presidente Mas, es confuso, irreal y puede conducir al fracaso del proceso.
El eventual referéndum de soberanía no debe incluir la pregunta sobre Europa porque es una cuestión que el pueblo de Cataluña no puede decidir en solitario. Incluso en el supuesto de que Cataluña se convierta en un Estado independiente y la voluntad de su ciudadanía y de su gobierno sea la de integrarse en la Unión, es necesario que los demás estados que conforman la UE estén de acuerdo. Con esta afirmación no me pronuncio sobre si la independencia catalana conllevaría la adhesión automática a las instituciones europeas o si Cataluña quedaría fuera de la UE. Lo que sostengo es que, en cualquiera de los escenarios, Cataluña no estará en la UE porque lo deseen sólo los catalanes sino también porque así se decida desde Bruselas y desde las capitales de los demás estados miembros, al menos los que tienen más peso político.
Por otra parte, la necesidad de seducir al electorado complaciendo su talante europeísta tiene el riesgo, como sugería, de hacer embarrancar todo el proceso. Si España se blinda en su actitud de impedir el referéndum (como todo parece señalar que sucederá), los estados y las instituciones europeas sólo darán cobertura a una expresión democrática que se manifieste claramente a favor de la plena soberanía. La introducción de cualquier otro aspecto que desdibuje la demanda independentista puede poner obstáculos al reconocimiento de la decisión en el exterior, especialmente por parte de los estados que cuentan en Europa, si se les pretende imponer una cuestión que les afecta (la pertenencia de Cataluña a la UE) cuando ellos no se han pronunciado.
Es extremadamente peligroso, como se está haciendo desde CiU con sus vagas propuestas, intentar desterrar las debilidades internas minimizando la importancia de alcanzar la plena independencia. Primero porque significa caer en los argumentos de los contrarios al proyecto (¿no es el argumento que las independencias no tienen sentido en un mundo globalizado el argumento preferido de los unionistas?) Y segundo, porque un proceso de secesión se justifica, con todas las complicaciones y las incertidumbres que se pueden derivar, si es para convertirse en un Estado al menos en las mismas condiciones que los demás, uno de esos estados, por cierto, que tan celosamente velan por su soberanía y por el respeto a su plena capacidad de decisión ante la UE y ante las otras organizaciones internacionales.
La pregunta insinuada por Mas "quiere que Cataluña sea un nuevo Estado de Europa?" Podría representar la culminación de los autoengaños que el catalanismo mayoritario ha planteado desde la transición. Ante la falta de fortaleza de la Cataluña que surgía del franquismo se insistió en la ilusión de transformar España en una democracia que reconociera constitucionalmente la realidad plurinacional. El sainete de la reforma del Estatuto de Autonomía de 2006 y la posterior sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 ejemplificaron casi hasta el ridículo la absurdidad de las esperanzas catalanas. Pero ahora el delirio (provocado por nuestras carencias) parece apuntar más arriba: ya no se trata de reformar España sino de reformar Europa, de integrarnos como Estado en la Europa federal en la que, supuestamente, sueñan la mayoría de catalanes. El primer requisito para un gobernante que se proponga sinceramente impulsar una independencia consiste en ser consciente de la realidad internacional que lo rodea, y lo primero que hay que entender y explicar a los catalanes es que Europa sólo tendrá interés en lo que nosotros decidamos si somos capaces de ser viables solos. O tenemos el coraje de ser un Estado de verdad (como los estados de siempre) o más vale dejarlo correr
saludos
La desigualdad importa aunque aún no lo sepas