Las personas, las razas, las lenguas y los países no son inamovibles. Nacen, se mantienen y se extinguen por motivos diversos a lo largo de la historia.
Una lengua predomina sobre otras por cuestiones culturales o tecnológicas. Porque lo que se hace en esa lengua es mejor, como sucede con el inglés. Si los que hablan esa lengua son mejores, el resto trata de imitarlo y conocerlo. Con ello se acaban asumiendo sus modas y costumbres, también las malas que las hay. Otra forma de expansión de las lenguas es por presión demográfica. Pensemos actualmente en el árabe.
El futuro del español hace ya mucho tiempo que no está en España. Fíjate en los gestos y actitudes de los políticos demócratas y republicanos en Estados Unidos cada vez que hay elecciones y el motivo por el que lo hacen. El español se extiende considerablemente hacia el norte de América pese a la existencia de frontera y de la no oficialidad.
Fomentar el uso de una lengua es sano y natural, la sobreprotección nunca es buena en ningún ámbito y las imposiciónes son de muy escasa efectividad. Deja cualquier cosa en manos de un político y se acabará pudriendo.
Sólo veo dos formas de preservar las lenguas de la península ibérica a medio y largo plazo: una que las cosas que se hacen en esas lenguas sean mejores que las que se hagan en otras y la otra prohibir los condones.
El destino de Europa es la prolongación del mundo árabe y llegará el momento que para los políticos algunas cosas ya carecerán de la importancia que para ellos tienen ahora. Y para mantener sus posaderas en la poltrona peregrinarán a La Meca y rezarán con el culo para arriba si es necesario.