Como te apunta El sujeto pasivo, hay un punto intermedio entre el neoliberalismo-capitalismo exacerbado y el comunismo más atroz (como decía Aristóteles, la virtud es un justo medio entre dos extremos).
Yo puedo acudir a la sanidad pública con total libertad, pero con el mismo libre albedrío puedo dirigirme a la sanidad privada (resaltemos, no obstante, una faceta esencial, que ese libre albedrío para acudir al servicio privado exige como como condición necesaria y casi suficiente un cierto poder adquisitivo, por lo que, si sólo existe la opción privada, se margina a las clases menos favorecidas).
No creo que el profesor, el médico, la enfermera, el bombero... sustraigan dinero , y por tanto horas, ideas, esfuerzo, y en general, la vida a otros, en nombre dee lo que ellos creen adecuado por su moral, sin importarles lo que la otra persona piensa o lo que podría hacer con esos recursos si tuviera la oportunidad.
Ni la empresa privada es organizada y productiva por sí misma (bancos, cajas, aerolíneas, aseguradoras, constructoras, inmobiliarias, eléctricas, distribuidoras, constructoras de vehículos..., todas ejemplos de gestión racional, ¡ja!, ni la pública es un desastre organizativo (otra cosa es que los políticos metan sus zarpas y no dejen trabajar a los profesionales).
Retomo el ejemplo que he puesto en el hilo de la privatización de la sanidad , en el que he expuesto que somos líderes mundiales en transplantes, tanto en tecnología-profesionales-costes (con un sistema público ineficaz), en contraposición al excelentísimo sistema médico privadísimo de los EEUU,
Por cierto,lo que me apunte el instituto Juan de Mariana, tiene la misma credibilidad que la Fundación ideas o la Faes.
Saludos (ni públicos ni privados, sino equilibrados) troyano01.