Y aquí apareció la supremacía moral! Claro, el ecologismo viene a salvarnos a todos del malvado capitalismo, por eso los que no comulgan con sus creencias están pagados por empresas capitalistas. Grandioso argumento. Una cosa es la ecología, que es una ciencia, y otra es su uso con fines políticos. El ecologismo, como todas las creencias sin fundamento científico, utiliza el miedo como arma de agitación. Y lo ha hecho desde sus comienzos allá por 1960 con la ‘Primavera silenciosa’ de Rachel Louise Carson, que de una forma paradójica sienta las bases futuras de la forma de proceder de esta ideología:
1.- Se inventa ‘algo’ que contribuye al progreso, en este caso el DDT, compuesto principal de los insecticidas, descubierto por Paul Hermann Müller un químico suizo y ganador en 1948 del Premio Nobel de Fisiología o Medicina por su descubrimiento del DDT como un insecticida usado en el control de la malaria o la fiebre amarilla.
2.-Desviar la atención hacia ’posibles’ problemas o exagerarlos (nunca probados científicamente): El DDT causa cáncer, mata a los pájaros, acaba con la vida en los océanos…
3.- Los malvados capitalistas actúan presionados por los solidarios lobbys ecologistas: prohibición del DDT.
4.-Puesta en marcha de imprevisibles consecuencias (ya sé que no son intencionadas, pero las malas ideas tienen consecuencias): muerte por malaria cientos de miles de niños en el tercer mundo.
5.- El sentido común acude al rescate: en año 2000 (¡!) la OMS manifestó su “ profunda preocupación por las posibles repercusiones económicas y sobre la salud de cualquier restricción al uso del DDT para controlar la malaria” y en el año 2006 anunció que el insecticida volverá a ser parte de su programa para erradicarla.
“La tasa de mortalidad por malaria se ha reducido en más de un 45% desde el año 2000 a nivel mundial, y en un 49% en la Región de África de la OMS.”
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs094/es/
Toso este proceso, se puede aplicar a las cosas más simples como el microondas, el teléfono móvil, los transgénicos o las redes wifi, hasta los grandes ‘cocos’ del ecologismo: el petróleo, el carbón, la energía nuclear, el fracking…