Hay dos razones por las cuales merece la pena apostar por la gestión activa:
La primera es que, aunque siete, ocho o nueve de cada 10 fondos lo haga peor que el índice, hay uno, dos o tres de cada 10 que lo hacen mejor. Es decir, el problema está en elegir los buenos y evitar los malos en el momento de seleccionar los fondos. Lamentablemente, no hay una fórmula mágica para distinguir unos de otros, ni siquiera las rentabilidades que hayan podido obtener en el pasado (de hecho, hay estudios que prueban que los fondos que lo hacen muy bien un año no suelen ser los mejores al siguiente). Aunque siempre se puede valorar el tracking error del gestor de turno.
La segunda razón es que la bolsa también puede bajar. Los índices baten a la gestión activa... sólo cuando la bolsa sube. Pero cuando baja, la gestión activa suele dar muchos mejores resultados. En especial los fondos value, la cenicienta del mercado alcista. Lo mismo pasa con la gestión alternativa y los hedge funds: nunca van a batir a los índices en tendencia alcista, pero son capaces de ganar dinero en tendencias bajistas.