Ayer estuve leyendo un par de artículos sobre el fenómeno RobinHood y cómo muchos jóvenes que antes se dedicaban a las apuestas deportivas ahora se dedican a apostar en bolsa (encima en CFDs, droga dura), o desempleados que están cobrando la paga de Trump que creen que su omnipotente FED nunca les va a dejar en la estacada y que van a poder vivir de la bolsa. Dicen que este fenómeno puede explicar parte de la burbuja tecnológica de estos últimos años y sobretodo del rally actual.
Antes me costaba verlo porque yo no lo viví, pero cuanto más leo sobre aquello sí que veo similitudes con el 2000.
Solo he tenido que leer titulares del tipo “los robin hoods pueden con Warren Buffet ¿cambio de paradigma?”, para darme cuenta de que hay cierta euforia con los bancos centrales y de que todo va a acabar como siempre ha acabado: estallando y con los institucionales, hedges funds y demás gigantes (que se exponen a rendimientos raquíticos si no revierten esta “democratización”) limpiando a los RobinHoods. Vamos, lo que ha pasado toda la vida desde que el mundo es mundo.
Ahora es cuando más cuenta me doy que los valores “feos” de los que aquí se suele hablar acabarán resurgiendo de sus cenizas cuando pase esta euforia, aunque probablemente quede aún travesía en el desierto. Cabeza fría y paciencia.