Evidentemente no éramos tan listos (hablo por mi) ni he dicho que lo fuera. Lo que intento explicarte es que es muy difícil hacer predicciones y más todavía sacarles provecho invirtiendo, pues tienes que acertar tanto en el timing como en el instrumento. Imagínate intentar aprovechar la idea de Edison de la oficina sin papeles invirtiendo en el gramófono.
Hace unos años yo también le preguntaba a mi padre por que no invirtió en acciones de Microsoft, pues fue un usuario precoz de la excel (y de lo que había antes, el lotus 123), pero no tiene sentido pues en los ochenta y noventa tampoco era tan fácil pronosticar su éxito y sobre todo su éxito sostenido. Sí, tenían el moat de estar en todas las corporaciones, pero aparecían competidores constantemente. Ahora a toro pasado parece fácil, pero durante las décadas que han pasado era difícil preveer que los competidores (muchos gratuitos) no le fueran a comer couta de mercado.
Al final todos somos víctimas del sesgo reestrospectivo (creer que entonces sabíamos y teníamos información y certezas que realmente no teníamos, pues esas certezas sólo las ha dado el tiempo) y el de supervivencia (tendemos a ver sólo las ideas y tendencias que han tenido éxito, pero no los fracasos).
Hace diez años o quince podríamos haber pensado que era imposible fallar invirtiendo en grafeno, pero ahora intenta buscar un instrumento en el que hubieras tenido éxito y calcula la probabilidad de acertar eligiendo el instrumento de inversión correcto.