Como ya le dije en alguna ocasión, ni cuestiono sus conocimientos ni pongo en duda la veracidad de sus datos en materias que conoce y domina infinitamente mejor que yo.
Otra cosa bien distinta es su interpretación subjetiva y la validez predictiva de sus tesis, que hasta ahora, al igual que el del resto de la comunidad picoilera de Internet, ha sido de un éxito bien exiguo, siendo generoso.
Confiando, ya le digo, en sus análisis numéricos y técnicos, no puedo a la vez tomarme en serio sus predicciones. Bien por la contumaz y errada costumbre de la corriente en que usted se enmarca de profetizar desde hace décadas un desastre que no llega en los términos previstos -impericia predictiva que, paradójicamente, sirve de catalizador para una nueva ola de evangelización apocalíptica-; y bien porque incurre en exageraciones catastrofistas acerca de otros asuntos menores, lo que revela un sesgo de personalidad incompatible con el sosiego frío que exige el análisis.
el mundo ha cambiado con la pandemia, pero solo es el inicio.
Recuerden, tenemos pendiente la transición energética, la resolución de la pandemia, las monedas digitales de los BC que planean sustituir al efectivo, el ciber polygon (o una cascada de ataques cibernéticos), la crisis de los repos inversos, el final de los estímulos, el peak oil ya descendente, la burbuja explotada de las criptomonedas, la mayor deuda de la historia, la extraordinaria burbuja de los mercados, la ruptura de las cadenas de suministro, la crisis de los chips y una inflación galopante.
Todo entre 2021 y 2022.
Es decir, después de esto yo no puedo tomarle en serio todo lo que usted merece, sin restarle, ya le digo, un ápice de mérito en su conocimiento categorial en el tema del petróleo.
Un fuerte abrazo.