Sin duda, y en una sociedad donde cada vez se estira más la juventud, muchos encuentran la muerte ya casi de imprevisto. Antes todo iba más lento, y uno podía pasar horas charlando con el vecino en largas noches de verano, era otra perspectiva, otro tempo. La infantilización de la sociedad hace que algunos pretendan tener hijos cuando tienen edad biológica de ser abuelos, así mil ejemplos, esto hace que cuando levantes la cabeza seas viejo, y ni se para por ello, se sigue, hasta la enfermedad o la invalidez física para lo que sea.
Al hilo del consumismo está claro que sucede, los occidentales que tienen el factor dinero y trabajo como prioritario tienen tan poco tiempo libre que cuando lo tienen no escatiman en lanzarse a disfrutar de los placeres actuales, eso requiere gastar lo ganado en infinidad de cosas, muchas sin que realmente les llene, es una satisfacción muchas veces de usar y tirar, esa es la ética, el usar y tirar.
Luego está el que valora más el tiempo, hay muchos de estos, cada vez más, pero este tipo de personas no se conforma con leer, pasear, simplemente lo que podía hacer un hombre de hace 70 o 50 años con tiempo y algo de dinero. No, ahora el que trabaja de 6 a 9 horas y tiene 4 o 5 horas de ocio al día también suele consumir mucho. Que si una bicicleta nueva, que si Netflix, que si un equipo de sonido nuevo, que si mi pc ya no va tan rápido, que si mis zapatitos o mi ropita nueva... es tan grande la oferta y la superestimulción a la que el hombre occidental está expuesto que ya uno está forzado a tener aficiones, a estar constantemente ocupado, constantemente consumiendo... o a lo grande en poco tiempo, o en modo tranquilo pero constante. Y los que tenemos 40 o más aún hemos vivido aunque sea de niños otro mundo, otra perspectiva, somos un híbrido, sin embargo los menores de 30 años ya sólo han vivido con estos códigos. Todo más artificial, se vive más rápido, y ni se detienen uno a paladear la esencia de las cosas, ni a llorar penas o recordar alegrías.