En este sentido, resulta evidente que hará falta mucho dinero para reconstruir la economía europea cuando pase la pandemia. El dinero solo puede provenir de tres fuentes: impuestos, impresión de billetes o préstamos. Todos los países están de acuerdo en que, descartadas las dos primeras opciones, hay que pedir prestado, esto es: hay que emitir bonos. ¿Quién los emite? ¿Quién los avala? ¿Cómo se reparten los euros recibidos? Esas son las grandes preguntas a las que intentará responder el Consejo del próximo jueves.
Los países del sur, muy endeudados y que, por eso, temen pagar altos intereses,
proponían mutualizar las deudas nacionales, de modo que con el aval de Holanda y
Alemania los intereses resultaran más bajos. Los países del norte,
preocupados por que un fallo en el pago por parte de los del sur acabara perjudicando su propio presupuesto o encareciendo su propia deuda nacional, se negaban y, en todo caso, exigían condiciones de recorte de gasto público inasumibles para el sur golpeado por el coronavirus. Así pues, la financiación de la deuda de reconstrucción de la economía europea parecía no tener remedio
Tremendo
En España vamos a tener un coste del servicio de la deuda que va a arruinar cuaquier tipo de recuperación sostenida en los próximos años. Está muy estudiado que las economías con deuda por encima del 100% del PIB pierden potencial de crecimiento (basta con leer o escuchar atentamente a Reinhart o Rogoff, juntos o por separado).
A eso sumemos los impuestos comunistas que se van a instaurar en España.
Tela.
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