No debería ser así...
Si cada cartera está construida de modo personal en función de los objetivos, plazo temporal y tolerancia al riesgo de cada uno, hay que mantener la calma.
Ya se ha comentado en muchas ocasiones que habrá años buenos, otros reguleros y otros muy malos a lo largo de nuestra vida inversora. Este año se ha dado una situación muy mala para el inversor; mala para el inversor de riesgo -aunque algo dulcificado para el europeo por el efecto divisa-, y especialmente mala para el inversor conservador.
Sobre este último, aquí se vino comentando la necesidad de reducir duraciones y de mirar con otros ojos a estrategias alternativas. La RF de corto plazo también ha sufrido, aunque desde luego menos que la de más duración.
Ahora el sentimiento de mercado es tremendamente negativo. Pero lo que yo he aprendido con el tiempo es que el ritmo de la economía real no va de la mano con los mercados.
Estamos constantemente escuchando el fin del mundo, escasez, inflación incontrolada, rescates, quiebras, más caídas, guerra... El miedo vende.
En esta situación, el que ha querido salir del mercado, ya ha tenido ocasión de hacerlo, y el que se mantiene, está cubierto. Por eso es complicado que el mercado claudique. Sí, seguimos bajando a un ritmo lento mientras la inflación, especialmente en EEUU, no cese y, en consecuencia, la FED eche el freno. Y hay que tener claro que si los actores principales quieren que baje, bajará.
Pero de la misma manera, un buen dato de inflación, un discurso moderado de la FED o relajación en sus políticas, puede tener el efecto contrario. Cierre de cortos, entrada de liquidez, activación de algoritmos, y subida fulgurante...
Lo mejor, por tanto, es seguir el plan. Porque tratar de predecir el comportamiento de los mercados es tan irracional como el mercado en sí. Puede continuar el goteo, o podemos ver rebotes fulgurantes o cambio de ciclo. O que entremos en una guerra total y lo demás pase a un segundo plano.
Yo con respecto a la inflación USA soy moderadamente optimista. Hay síntomas de que se ha podido haber hecho tope ya, y que próximamente veamos reducciones. El dato de empleo podría enquistar la inflación si se traslada a los salarios, dependerá del ritmo de reducción de los precios.
Las compañías han acumulado un sobre-stock importante provocado por la rotura en las cadenas de suministros. Eso es un factor deflacionario importante; veremos campañas agresivas próximamente donde van a querer dar salida a todo ese inventario acumulado.
Cuando todo eso se materialice, la FED relajará el ritmo, los mercados de deuda se estabilizarán, y la bolsa recuperará alegría. Probablemente, la inflación no se controle por igual en el resto del mundo, que deberán seguir siendo agresivos en cuanto a políticas monetarias. Ese entorno es posible que favorezca una depreciación del dólar, que contribuirá a dar un respiro adicional a las empresas norteamericanas que sean exportadoras.
Ese cambio de ciclo sentaría bien a las compañías de menor tamaño, la relajación de la política monetaria a las compañías más sensibles a duración (crecimiento, tecnológicas...) y el dólar perdiendo fuelle a los mercados emergentes.
Con el mercado de deuda más asentado, la RF vuelve a ganar atractivo con unas rentabilidades interesantes que dado el menor riesgo harían competencia a la RV. Pronto, tal vez, se pueda ir picoteando de nuevo algo de RF. De momento, yo tendría cautela.
Europa, por su parte, pienso que le quedará sufrimiento. Porque la inflación aquí está lejos de controlarse, y la deuda de los distintos estados es un problema significativo. A nivel político, las democracias pierden fuelle y surgen los totalitarismos, malos para la unión y la divisa común.
A grandes rasgos, unas pinceladas sobre mi punto de vista. En función de ello, acomodaría la cartera sin perder de perspectiva los objetivos, es decir, que adaptaría las posiciones tácticas.
Y no desviarse porque el mercado corrija. Si cae y hay temor, es cuando más hay que comprar.