Y que conste que estuve seriamente tentado a no escribir nada al respecto, pues nada tengo en contra del forero, al que respeto, aprecio y del que aprendo como de todos.
Pero, claro, tantos golpes de pecho, tanta soberbia incomprendida, tanta sabiduría no admirada, tanta vanidad no reconocida, tantas declamaciones de estudio, rigor y seriedad; tanto todo eso, y tanto recurrente desprecio hacia aquellos que no nos postramos de hinojos ante tal excelencia, pues sí, acaba por hartar un poquito.
No está mal tomarse a sí mismo demasiado en serio, tampoco está mal autoengañarse un poquito -qué sería de nosotros si no lo hiciéramos todas las mañanas-, tampoco es grave construirse un falso y solemne yo alternativo para navegar con autoestima en este simulacro de la vida que son las redes; nada de eso es reprobable en cuanto humano. Lo insoportable, en cambio, es tratar de gilip*llas a los demás, máxime cuando alguno de nosotros pedimos cierta prudencia ante lo sospechoso de la trola.
En fin, lo he escrito por todo eso y porque, acostumbrado como estoy a no dar ni una y fallar en todos los ámbitos más que una escopeta de feria, mi autoestima me imploraba por una vez tener razón. Me decía: "Josma, tío, tienes 42 años, acierta la primera vez, aunque sea".
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