El resumen es sencillo. Un día más, Cobas baja y Azvalor sube. Alicates dirá en el primer caso, y los patos gordos creo que se van a acercar a 174.
Y, en fin, en el caso de Azvalor todos intuíamos cuál sería el catalizador, aunque este haya tardado y no esperásemos una guerra -ya había despegado, no obstante, antes de la guerra-, y éramos conscientes de que un ciclo de las materias primas lo llevaría arriba o muy arriba. Eso esperábamos y, con matices, se están cumpliendo sus tesis, tanto las macro, como las de sus empresas.
En Cobas, sin embargo, no había otro catalizador más que una teórica rotación del growth al value, así sin matices, que como por ensalmo hiciera que a empresas con malos fundamentales les empezara a entrar dinero caído del cielo que las convirtiera en inesperadas baggers. Naturalmente, ese supuesto, en el marco de una probable recesión, aunque sea con inflación, parece que se va a quedar en el campo de lo ilusorio, y los partícipes debemos seguir confiando en un ignoto mecanismo mágico que haga que todo lo que no ha funcionado en varios años empiece a hacerlo de manera súbita y simultánea. He conocido magias, en verdad, con más fundamento científico y mecanismos de fe con más asiento en la realidad.