Re: La mayoría de los españoles cree que con Podemos España sería Grecia
la democracia interna de podemos...o mejor dicho pablemos
"Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".
Aparentemente, el artículo 6 de la Constitución Española lo deja claro: todos los partidos que quieran obtener representación parlamentaria tendrán que tener una estructura interna democrática. Pero aquí, como en otras muchos preceptos de la Carta Magna, el diablo está en los detalles.
¿Qué significa "funcionamiento democrático"? Sobre el papel, todos los partidos cumplen con esta exigencia. En sus estatutos se articulan procedimientos de elección de sus cargos en los que participan sus afiliados... Y sin embargo, la percepción en la ciudadanía es que es muy complicado retar el control que ejercen las ejecutivas sobre las formaciones. Sí, en teoría existe esa posibilidad, pero las barreras son tantas y tan altas que en la práctica los líderes están blindados.
Los nuevos partidos han tratado de desmarcarse de este tipo de estructuras. La palabra de moda en la política española es "primarias". Parece que todos los problemas se resuelven así. ¡Qué puede haber mejor que consultar a los ciudadanos, también para elegir a los candidatos! De nuevo, aparecen los malditos detalles. No todas las primarias son iguales ni todos los procesos de selección en los que votan los ciudadanos tienen las mismas garantías. La nueva política proclama que ellos no son lo mismo, pero al final, los resultados sí serán muy parecidos.
Estos días la polémica se ha centrado en Podemos. Pablo Iglesias ha urdido un sistema de primarias para elegir a los candidatos para las próximas Elecciones Generales que tiene en pie de guerra a medio partido. El modelo ha reabierto una vez más el debate sobre el férreo control que ejerce la cúpula de partido. Los famosos círculos, la expresión máxima de esa democracia asamblearia de la que tanto presume Podemos se han quedado en fuera de juego.
Listas plancha
De esta manera, en poco más de un año, Podemos ha pasado de ser un partido de círculos a ser una estructura perfectamente jerarquizada en la que la cúpula idea "sistemas de participación" que le faciliten garantizarse el poder, y dejarse los mínimos cabos sueltos, tanto en los programas como de candidatos díscolos.
Tras conseguir cinco eurodiputados en las europeas, Iglesias y su equipo iniciaron este proceso. Primero se creó un sencillo formulario en su página web para que sus seguidores se inscribieran en el partido. Tan sólo con un número de teléfono y DNI, sin pagar ningún tipo de cuota, uno se podía y aún se puede inscribir en Podemos. Cualquier español, simpatice o no con Podemos, puede hacerlo en unos minutos. Así se logra el "derecho a un voto" en los procesos electorales internos del partido.
¿Y qué pasó? Pues lo previsible. Durante los primeros meses de Podemos se inscribieron miles de personas y ahí todo comenzó a cambiar. Los círculos, que engloban a los afiliados más activos, los que están desde el principio y los más politizados, perdieron fuerza de forma inmediata. Ahora las votaciones internas no las deciden los implicados en el día a día del partido, sino las decenas de miles de personas que se han apuntado al formulario online.
¿Qué se consigue con esto? Pues claramente, cuanto más abierto es un censo, más riesgo hay de desigualdad con los candidatos "desconocidos" y más de favorecer a la cúpula. La mayoría de las personas que se apuntan no conocen el detalle de las propuestas, ni a los 350 candidatos a las Generales, ni el día a día de la formación. Conocen a los que salen en la tele. Es decir, a Pablo Iglesias. Por lo tanto, al permitir que cualquiera vote, sin ninguna exigencia más (ni pagar cuota, ni implicarse en el partido,...) lo que hace la dirección de Podemos es asegurarse de que sus líderes tengan muchas más posibilidades de ganar y de que a los críticos les sea mucho más difícil retar su control.
El mejor ejemplo son las listas plancha. Para elegir candidatos, en teoría existen listas abiertas. Cuando Podemos tuvo que elegir a los 62 miembros del Consejo Ciudadano y 10 de la Comisión de Garantías Democráticas convocó unas primarias en las que cada simpatizante podía votar a los candidatos de su gusto. Todo parecía muy democrático. Los 62 candidatos con más votos serían los elegidos.
¿Qué hizo Iglesias? Planteó que en vez de que cada candidato se presentase en solitario, se formasen equipos (el suyo se llamó 'Claro que Podemos') y estableció un sistema en la web por el que, marcando una sola casilla se elegía a todos los integrantes de la lista: la lista plancha. ¿Qué pasó? Lo previsible. Los 62 candidatos de la lista de Iglesias fueron los 62 más votados. ¿De verdad, no había ningún otro cargo del partido que estuviese entre los 62 más queridos por la militancia? Pues parece que no. En realidad, es la consecuencia lógica del sistema. Para todos esos simpatizantes no implicados en la vida del partido, lo más sencillo era entrar en la web, marcar la casilla de la candidatura de Iglesias y ya está. En un minuto habían votado. Todo muy democrático y muy bien preparado. No es extraño que los miembros más destacados del partido pero del sector crítico, con Pablo Echenique y Teresa Rodríguez a la cabeza, retirasen su candidatura ante un sistema que consideraban que les perjudicaba y les dejaba casi sin opciones.
El 10%
En cuanto a propuestas programáticas o de organización interna, en teoría, cualquiera puede presentar una idea para que se debata y se vote (incluso puede llegar al programa electoral). De hecho, hasta hace unos días se mantenía un reglamento que establecía que para que la dirección tomara en consideración una propuesta de las bases se necesitaba un 10% de apoyo de los inscritos en Podemos.
Todo parece muy democrático, pero los propios círculos han explicado a Libertad Digital que en realidad es "muy difícil" conseguir el apoyo del 10% de los inscritos que marca el reglamento para poder llevar cualquier propuesta a "consulta ciudadana". Por cierto, este límite no se aplica a los miembros de la cúpula ya que el secretario general (Pablo Iglesias) puede convocar una "Consulta Ciudadana de carácter vinculante".
"Me duele decirlo pero el portal de participación de Podemos tiene un defecto importante. De esto están hablando mucho los grupos que hemos planteado iniciativas ciudadanas", explicaban desde el círculo por la Renta Básica. "Necesitamos un 10% de inscritos, pero el censo no se actualiza desde que se empezó a inscribirse la gente", explicaban. En Podemos hay, en estos momentos, alrededor de 370.000 personas inscritas. Por lo tanto, para que una iniciativa pueda ser llevada a la Consulta Ciudadana de carácter vinculante es necesario el apoyo de más de 37.000 personas. Era un 10%... una cifra muy difícil de conseguir: "Inscribirse en Podemos es muy fácil y hay demasiadas cuentas inactivas. Si se tuviera en cuenta el censo real, por ejemplo la gente que ha entrado en estos últimos tres meses, ya hubiéramos alcanzado el 10%. Ya que estas 37.000 firmas se reducirían de forma considerable".
La dirección no quiere ni oír hablar de cuentas inactivas o de que voten sólo los implicados en la vida del partido. Si se hiciera así, el umbral del 10% sería mucho más fácil de conseguir y aquellos que tienen propuestas alternativas tendrían mucho más sencillo entrar en el debate.
"Si no se cambia este sistema, propuestas como la de la Renta Básica, o muchas otras, no podrán entrar de ninguna manera en una consulta para incluirla en un programa", se quejaban. El sistema en apariencia más democrático (que todo el que quiera se inscriba fácilmente) lo que consigue es que los círculos no puedan plantear sus propuestas.
Todo el poder para Iglesias
Este sistema ya era complicado para los críticos. Pero tenían alguna opción: conseguir el famoso 10%. Pues bien, esta semana Carolina Bescansa ha anunciado que para la elaboración del programa este reglamento se modifica. Para otras propuestas se mantiene el modelo explicado hasta el momento, pero para el programa que se llevará a las Generales, Iglesias no quiere dejar ningún fleco. Ni siquiera esa mínima posibilidad de que un círculo consiga el 10%.
Por eso, la dirección ha diseñado un mecanismo que le da el control absoluto. El sistema tiene tres fases. La primera, que ya ha comenzado, consistirá en la recopilación de propuestas de expertos, profesionales y colectivos y organizaciones de la sociedad civil a través de grupos de trabajo y del denominado Foro del cambio que el partido celebrará este sábado en Madrid. Además, Podemos dice que habilitará en su foro de debate 'Plaza Podemos' un espacio para que círculos y simpatizantes presenten sus propuestas.
Hasta aquí todo parece muy abierto, pero entonces llega la segunda parte: las más votadas tendrán que ser analizadas por el equipo encargado de realizar el programa y las diferentes áreas sectoriales. Será entonces cuando se apliquen unos mencionados "tests de viabilidad económica o jurídica". Así, tras ser valoradas por las diferentes áreas temáticas de la dirección, tan sólo las propuestas que hayan pasado el filtro de la dirección se someterán a una votación final en el mes de septiembre. Entonces sí, una vez que Iglesias haya aplicado su guadaña sobre las propuestas que no le gusten, serán los simpatizantes los que elijan las que figurarán en el programa.
Los círculos tienen claro qué pasará: "Si antes no lo ponían difícil, ahora más. La propuestas que gusten a la dirección pasarán su filtro, las que no, no pasarán de la primera fase".
Las primarias
Eso sí, el sistema del 10% se mantiene para las demás propuestas. Esto ha llevado a un grupo de críticos, que cada vez crece más, a intentar llevar a consulta el modelo impuesto por Iglesias para las primarias del partido. Otro sistema "democrático" que le da las cartas ganadoras al líder.
Iglesias ha creado un sistema de primarias de lista única y se ha asegurado el control del proceso, ya que él será el encargado de nombrar a dedo los integrantes de la "Comisión Electoral" que supervisará la constitución de las candidaturas del partido para estos comicios.
La jugada se estructura en varios pasos. Primero, habrá dos votaciones: una para el cabeza de cartel y otra para el resto de los 350 candidatos. Con esto la dirección se asegura que no habrá un voto de castigo que se articule al cabeza de la lista.
La segunda clave es que el resto de los candidatos se elegirán en una única votación a nivel nacional. Luego, esas 349 personas elegirán su puesto de cara a las elecciones. Así, el que más votos saque dirá: "Quiero el número 1 de la lista por Sevilla o por Cáceres o..." Las listas de Podemos se irán conformando de esta manera.
¿Y este sistema favorece a la dirección? Claramente, por eso tienen a los círculos y a las corrientes críticas de uñas. Para empezar, habrá listas plancha de nuevo. Aunque la dirección asegura que no habrá listas de 350 personas, esto no importa. Podemos no conseguirá los 350 diputados, por lo que lo importante es lograr los 100-120 primeros puestos que el partido aspira a sacar. Y las listas que maneja el círculo cercano a Iglesias si contendrán ese número de candidatos. Lo lógico (como ya hemos visto) es que entre los que voten a través de la web predomine el plancheo y que éste se produzca en favor casi siempre por la lista de caras conocidas, los que salen en la tele, a los que apoya el líder... En resumen, los de Iglesias.
Por lo tanto, los 100 integrantes de la lista del secretario general saben que tienen muchísimas posibilidades de ser los 100 primeros candidatos. O por decirlo al contrario: si no te llevas bien con Iglesias y éste no te mete en su lista, tus posibilidades de salir son mínimas.
Este sistema a nivel nacional tiene otra característica: minimiza las posibilidades de candidaturas críticas a nivel local. Iglesias no quiere que se repita lo que ha pasado en algunas regiones. Por ejemplo, en Aragón, el sector crítico de Echenique ha ganado varios pulsos a la dirección central y se hizo con el control tanto de la ejecutiva regional como de las listas a las autonómicas. Ahora eso será mucho más difícil.
Imaginemos que la agrupación de Podemos en Sevilla o Cádiz está dominada por el sector crítico afín a Teresa Rodríguez (una de las dirigentes que más se ha significado en contra de Iglesias en este asunto de las primarias). Si se eligiera a los candidatos por circunscripción, tendrían muchas opciones de ganar y colocarían a sus miembros en el Congreso. Para evitarlo. Iglesias se ha sacado de la manga estas primarias centralizadas. Ahora, a eso militantes de Sevilla les será mucho más complicado asomar la cabeza... ya no luchan en su provincia, luchan en España contra la maquinaria del partido.
Por si esto fuera poco, la comisión electoral de Iglesias será la encargada de aplicar los principios "correctores" para modificar las candidaturas: el de "territorialidad" y el de "igualdad de género". Estos criterios permiten alterar estas listas más o menos a su antojo.
El de territorialidad trata, según dice el reglamento, de garantizar que "no todos" los candidatos a las generales por una circunscripción sean ajenos a provincia por la cual se presentan. Ese "no todos" lo tendrá que valorar esta Comisión Electoral, ya que no hay en este documento una explicación de cómo se va a hacer. Así, los miembros del elegidos por Iglesias podrán alterar estas listas a su antojo eligiendo los que sí respetan este criterio y los que no. Vamos que si se cuela un crítico en una provincia en un puesto de salida no será tan difícil deshacerse de él. Como además en algunas regiones Podemos irá en coalición con partidos nacionalistas, el margen discrecional para la dirección será aún mayor.
Asimismo, Podemos establece la ya conocida corrección de género. Dicen que apuestan por que las mujeres tengan una representatividad proporcional como cabezas de lista, "aproximada al 50%". Así, ellos podrán decidir también en qué lugares se respeta el candidato que ha quedado primero o se cambia, según su género... y lo que decida la comisión electoral que controla Iglesias.
Los críticos, una vez más con Teresa Rodríguez como referente, están intentando cambiar este sistema pero está siendo algo complicado ya que para llevarlo a consulta necesitan el apoyo del 10% de los inscritos, las 37.000 firmas indicadas anteriormente. Por ahora no llegan a las 8.000.