Re: El gobierno español obligado por Artur Mas a hacer cumplir el artículo 155 de la constitución.
Todas las medidas que ha aprobado el PP buscan evitar medidas tajantes como el artículo 155 de la Constitución.
El Gobierno ha desarrollado, sobre todo en la recta final de la legislatura, una arquitectura legal que le permitiría hacer frente al desafío soberanista que ha planteado Artur Mas -sin necesidad de suspender la autonomía de la comunidad autónoma de Cataluña, que podría llegar a ser contraproducente- . Aunque es el escenario que al Ejecutivo del Partido Popular no le gustaría aplicar, por las consecuencias políticas que tendrían y el impacto en la opinión pública, el Consejo de Ministros ha blindado, con su mayoría absoluta en el Congreso, al Estado frente a los desafíos legales que podrían existir en el caso de que Artur Mas decida, como ha prometido, declarar la independencia unilateral de Cataluña si los independentistas ganan en escaños tras el próximo 27 de septiembre.
Todas las medidas que ha aprobado el PP para defender la soberanía española buscan enfrentarse al actual escenario sin necesidad de recurrir a medidas tajantes como el artículo 155 de la Constitución, que reza así: "Si una comunidad autónoma no cumpliere con la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general". Los constitucionalistas creen que sólo se contempló para situaciones "extremas", es decir, aquellas en las que una comunidad incumple las obligaciones impuestas por la Carta Magna o las leyes "atentando gravemente al interés general de España". Una declaración unilateral de independencia de una comunidad podría ser un motivo razonable para activar cualquier mecanismo legal, ya que atacaría directamente a los artículos 1 y 2 de la Norma Fundamental, en los que se afirma que "la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado" y que "la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española".
No obstante, el Gobierno considera que es mejor poner la venda antes que la herida. Éstas son las herramientas que ha diseñado el Gobierno, tuteladas directamente por Moncloa, que podría utilizarse contra el inicio de un proceso de independencia, que tendría claras consecuencias políticas y económicas tanto para Cataluña como para el conjunto de España:
Reforma del Tribunal Constitucional
El Congreso de los Diputados dio la semana pasada verde a la reforma del Tribunal Constitucional (TC) que habilitaría a este órgano supremo de la Justicia española a inhabilitar a Artur Mas, a algunos de sus consejeros y a altos cargos si incumplen decisiones del TC. También se les podría multar con sanciones grandes. Esta norma se ha puesto en marcha después de que, a pesar de que el Gobierno recurriera al TC la consulta del 7 de noviembre y éste la declarara ilegal, no hubiera ninguna consecuencia práctica para la Generalitat ni los funcionarios implicados, que utilizaron medios públicos para hacer una consulta que no estaba autorizada. En concreto, la iniciativa del PP detalla un régimen específico de actuación para los supuestos en que alguien no ejecute las sentencias del TC, a la vista de los casos de "desacato" en los últimos tiempos, en alusión implícita a la Generalitat y su consulta soberanista de 2014.
Con la reforma, el Tribunal solicitará un informe a quienes deban cumplir cada resolución y, si se agota el plazo sin ser ejecutada, podrá imponer multas de 3.000 a 30.000 euros e incluso acordar la suspensión en sus funciones de las autoridades o empleados públicos que no cumplan. Además, se podrá pedir al Gobierno central, incluso estando en funciones (fase en la que entrará el Ejecutivo desde la campaña para las elecciones generales de diciembre), que adopte "las medidas necesarias" para asegurar la ejecución de la sentencia. Todo ello, sin perjuicio de que también se exijan responsabilidad por la vía penal. El líder del principal partido de la oposición, Pedro Sánchez, ha señalado que la aprobación exprés de esta arma legal que ha habilitado el PP hace la democracia "más débil".
Ley de Seguridad Nacional
Antes del verano, el Gobierno también aprobó el proyecto de Ley de Seguridad Nacional, que según fuentes del propio Partido Popular podría convertirse en una herramienta muy útil para enfrentarse al desafío soberanista, ya que Madrid podría controlar, cuando se apruebe el texto, que actualmente se tramita en el Senado, a los Mossos d'Esquadra. La nueva norma dotará al Estado de más instrumentos para afrontar los riesgos y las amenazas de forma coordinada y permitirá movilizar a los Mossos d'Esquadra y el resto de policías locales y autonómicas en caso de que el Gobierno lo decida. También lo podrá hacer un Ejecutivo en funciones, aunque Mariano Rajoy ya haya convocado elecciones generales. Fuentes del PP aseguran que esta medida se ha impulsado pensando en el desafío de Artur Mas.
Ley de Estabilidad Presupuestaria
Este mecanismo de control a Cataluña ya está activado desde el comienzo de la legislatura. Y está comenzando a dar sus primeros frutos. El Gobierno no puede evitar, aunque no lo ve con buenos ojos, la convocatoria de cinco procesos electorales en Cataluña en tres años. Pero sí que puede obligar a una autonomía -y de hecho, ya lo hace- a presentar planes detallados para cumplir con el déficit público y con la deuda. Este mismo verano, pocos días después de que se planteara el desafío secesionista, la Generalitat presentó a Hacienda un plan de reequilibrio del déficit público que Hacienda ha avalado. Sin embargo, si el incumplimiento del déficit catalán se mantuviera durante los próximos años por la inestabilidad política en la región, Montoro cuenta con la posibilidad de establecer multas, de retirar las entregas a cuenta a la comunidad o, incluso, de intervenir las finanzas de la región mediante una votación en el Senado, tal y como establece la Ley de Estabilidad Presupuestaria. Por el momento, el Gobierno ha optado por la colaboración y no ha impuesto ninguna sanción a Cataluña a pesar de que es la comunidad que más fondos ha solicitado al Estado a través del FLA y de que ha incumplido sistemáticamente en los últimos ejercicios con la reducción de los números rojos. La intención es que el proceso soberanista no interrumpa el funcionamiento normal del Estado autonómico.
Ley de Transparencia
Otro de los mecanismos que ha establecido el Gobierno para controlar a las administraciones territoriales, y también a Cataluña, es la Ley de Transparencia, que ha sido tutelada por la propia vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Aunque en un principio, con esta norma se pretendía que los gestores públicos que cometieran infracciones muy graves en el ejercicio de su cargo, tales como falsear u ocultar datos contables, podrán enfrentarse hasta a 10 años de inhabilitación y una multa, finalmente sólo los cargos políticos tendrán que dejar su cargo. Es decir, que legalmente se podrá destituir, por ejemplo, a un concejal que ocupa la cartera de urbanismo, pero no se le podrá inhabilitar para volver a aspirar a un cargo de carácter electivo ni despojarle de él. La duda es si, con esta norma, sería posible inhabilitar al presidente de la Generalitat o de otra comunidad autónoma, aunque está claro que seguiría siendo diputado. Una norma o una decisión ilegal de un gobernante podría apartarle de la vida pública gracias a la Ley de Transparencia.