A Susana Díaz le llueven las presiones para que desvele cuanto antes sus intenciones de competir por la Secretaría General. Entre ellas, la presidenta de la Junta recibe en los últimos días el insistente consejo del exsecretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, para que defina sus próximos pasos y deje clara su aspiración, toda vez que Patxi López ya ha hecho pública su candidatura y la de Pedro Sánchez parece inminente.
La prudencia de Díaz obedece sobre todo a la intención de aclarar si puede compatibilizar sus responsabilidades en Andalucía con las riendas del partido. Y en esa, su mayor pretensión, ha encontrado en Rubalcaba uno de los inesperados aliados. “El presidente del Gobierno de España es el presidente del Partido Popular. Cuando era presidente del Gobierno, Zapatero era secretario general del PSOE. Quien puede lo grande puede lo pequeño”, aseguró la pasada semana el exlíder socialista, en una entrevista en la Cadena SER.
Rubalcaba ha evitado mostrar un apoyo explícito a Díaz, pero en medios internos ven claro un giro en sus preferencias. Si hasta ahora se le colocaba como máximo ‘cerebro’ de la candidatura de Patxi López-de hecho, el equipo del exlehendakari integra a reconocidos ‘rubalcabistas’ como Óscar López o Rodolfo Ares– los últimos gestos hacia la presidenta andaluza no han pasado desapercibidos. Rubalcaba considera que Díaz siempre gana, que tiene “fortaleza política” y que es un valor indiscutible en el socialismo, al tiempo que marca distancias con López. Un dato: cuando el exlehendakari comunicó su aspiración, hacía meses que no hablaba con su supuesto mentor político.
Enemigos políticos
En el vaivén de apoyos, es no obstante conocido que Rubalcaba sigue manteniendo con el diputado vasco una fluida relación que se curtió en la dura lucha política contra ETA, uno como ministro de Interior y otro como lehendakari. De hecho, Rubalcaba estuvo tras los pasos de López en plena crisis socialista, cuando la oposición interna a Sánchez llevó a la vieja guardia a reforzar internamente las alternativas. Rubalcaba apostó decididamente por López como contrapeso al secretario general.
La buena sintonía que ahora exhiben Díaz y Rubalcaba nada tiene que ver con las relaciones que mantenían hasta tiempos relativamente recientes. De hecho, ambos eran declarados enemigos políticos desde que, en el congreso socialista de 2012, Rubalcaba ganó por sorpresa frente a la apuesta ‘susanista’, Carme Chacón. Más tarde, como líder del PSOE, urdió el relevo en Eduardo Madina e ideó un sistema de primarias que complicaba las aspiraciones internas de la presidenta andaluza.
Ahora, los gestos son numerosos. Para empezar, el tan comentado acto del 27 de enero en la agrupación de Alcalá de los Gazules, en Cádiz, en el que coincidirán ambos socialistas. Rubalcaba niega que que de ahí pueda deducirse el apoyo a Díaz- de hecho apunta a que, un mes después hará lo propio con López en San Sebastián-pero la lectura se ha hecho inmediata.
En círculos internos se apunta a que, más allá de sus diferencias, existe un objetivo común, que es evitar que Pedro Sánchez pueda hacerse con las riendas del partido. De ahí que ambos traten de cerrar divisiones y evitar la imagen del PSOE fracturado que se atribuye al exsecretario general.
Rubalcaba mantiene su cuota de poder
Pese a estar alejado de la primera línea política, Rubalcaba mantiene una envidiable influencia en el partido. Su cuota de poder se ha visto además reforzada en la actual Gestora, a través de Elena Valenciano, José Blanco o Ramón Jáuregui.
Este último insistió la pasada semana por la vía de la “candidatura única”, una opción que evitaría, consideró, “divisiones internas”, y por la que apuesta también Pérez Rubalcaba.
La opción parece, no obstante, cada vez más descartada, una vez que Pedro Sánchez está dispuesto a competir por la Secretaría. Pero los rumores de que sí se forje algún tipo de alianza post-primarias entre López y Díaz siguen alimentados, en especial desde el sector ‘pedrista’. El exlehendakari es partidario de que, una vez la militancia se pronuncie, la futura Ejecutiva pueda integrar a todos los sectores del socialismo. Una apuesta que genera aún notables recelos en el círculo de Díaz.
Ni la inesperada candidatura de López-más por la premura en hacerla pública que por las aspiraciones del exlehendakari- ni tampoco la de Sánchez parecen alterar la hoja de ruta de la presidenta andaluza. Su intención, cuando la decisión esté madura, es anunciarla en primavera-alrededor de marzo-coincidiendo con la convocatoria oficial de las primarias y el congreso.
Eso no quiere decir que hasta entonces, Díaz se mantenga en stand by. Más al contrario. Está decidida a desplegar una intensa campaña entre bases y cuadros orgánicos- arrancó este fin de semana en Castilla y León-que le permitirá sondear los apoyos con que cuenta por todo el territorio.
Desde su entorno se apunta a que tiene invitaciones desde hace tiempo, incluso en regiones en apariencia dominadas por ‘pedristas’, que Díaz pretende aprovechar ahora.