Los barones del PSOE se están coordinando este fin de semana para obligar a Pedro Sánchez a renunciar al gobierno con Podemos, IU, ERC y el PNV, en un «pentapartito» que creen muy dañino para España y para su partido; una opinión que comparten el expresidente Felipe González y la vieja guardia socialista.
Mañana, domingo, se reunirán con él en Ferraz y pondrán sobre la mesa una «línea roja» de obligado cumplimiento: Si Podemos no renuncia previamente al referéndum soberanista en Cataluña, el PSOE ni se sentará a negociar; algo que hará imposible el acuerdo con Podemos y con ERC. Es la formula que han encontrado para cortocircuitar un pacto que detestan y sobre ella `cocinan´ la resolución que aprobará el lunes el Comité Federal, máximo órgano entre congresos.
El rechazo, explican varias fuentes consultadas por ABC, no es al pacto en sí. De hecho, varios de los barones críticos gobiernan en sus comunidades con el apoyo de Podemos. Ese es el caso de Guillermo Fernández Vara en Extremadura; Emiliano García-Page, Castilla-La Mancha; Ximo Puig; Comunidad Valenciana; y Javier Fernández, Asturias.
Lo que rechazan es gobernar «a cualquier precio»: con solo 90 diputados y sabiendo que el PP tendrá mayoría absoluta en el Senado con la cual podrá retrasar toda la actividad legislativa, además de bloquear la reforma constitucional. Por eso, se proponen frenar lo que ven solo un intento de Podemos de «fagocitar» al PSOE.
No a la humillación
Les indigna su propuesta de que sea un «independiente», no Sánchez, el candidato a la investidura y no se explican cómo su líder «sigue adelante en el intento» bajo condiciones tan humillantes. La presidenta andaluza, Susana Díaz, dejó claro en la entrevista que concedió a la SER en Nochebuena que: «No me puedo sentar a negociar con alguien que defienda la ruptura de España y quien lo plantea es porque no quiere acuerdos. Quien quiere gobernar un país, debe respetarlo».
Y es que los barones, aún recelando de Podemos -ha tumbado los presupuestos en Asturias y Extremadura-, desconfían aún más de Sánchez, a quien no creen cuando pide que le dejen jugar sus cartas para «dejar en evidencia» a Iglesias como culpable del fracaso del pacto de izquierdas.
Ni siquiera ese argumento les vale ya a las federaciones más críticas. No van a permitir que Sánchez se blinde como candidato a la Moncloa retrasando el 39 Congreso del PSOE -en el Comité Federal del lunes se van a levantar voces pidiendo que se celebre a en febrero-. Anteayer lo dejó caer Ximo Puig, fiel aliado de Susana Díaz: «Si hay nuevas elecciones, el PSOE debe analizar si cambia de candidato». Y todo el mundo en el partido sabe quien sería el recambio: Díaz.
Sánchez les desafía
Por eso, porque es consciente de que, tras la crisis de los pactos se esconde otra orgánica mucho más profunda, Sánchez ha decidido ignorar a los críticos hasta ver qué proponen mañana y cuáles son sus fuerzas en el Comité Federal.
De momento, en Nochebuena habló con Pablo Iglesias -también con Albert Rivera- y le confirmó que si Mariano Rajoy no logra ser investido, él asumirá «la responsabilidad de intentar formar un gobierno progresista», según fuentes de Ferraz. Y, sin esperar a lo que pase en el Comité Federal del lunes, se emplazó con Iglesias a «seguir dialogando en próximas semanas».