A los catalanes hay que hablarles con cifras
10 de noviembre del 2017 | 01:00 am
La mayoría de los grandes empresarios catalanes siguen sin entender qué ha pasado en su tierra. En Cataluña. No les cabe en la cabeza lo que ha ocurrido estos años, pero sobre todo, estas semanas, la montaña rusa del referéndum del 1 de octubre, la proclamación de la república independiente, la huida de Puigdemont, las huelgas y movilizaciones callejeras ahora…
Piensan que la mayor parte de los dos millones y pico de independentistas declarados han sido engañados. Que no les han contado la verdad. Y por eso mantienen altas las reivindicaciones separatistas, a pesar de la debacle que ya se está produciendo, y que irá a más, con dos mil empresas que han huido a otras zonas de España, hundimiento del turismo, baja considerable en las ventas de sus productos... Siguen movilizados, porque no saben, o no se creen, que tal catástrofe esté ocurriendo.
Algunos de esos empresarios afirman que “a los catalanes hay que hablarles con cifras”. Es un lenguaje que entienden. Y consideran que a los independentistas nadie les ha explicado los datos económicos reales, presentes y futuros, para Cataluña como consecuencia de un proceso independentista. Si los conocieran, se desmovilizarían, renunciarían.
No los saben, porque solo consumen canales informativos afectos, independentistas: medios, televisiones, donde se les oculta la realidad. Donde se les miente. Y el resto de fuentes, menos radicalizadas, más neutras, o no llegan a ellos, o, si lo hacen, no les creen en absoluto.
Y ese es el gran problema. Piensan esos interlocutores que resultaría relativamente fácil desmontar con cifras la quimera separatista. Como ya se anuló en su día la falacia de las balanzas fiscales. Como ha quedado desmontado el “España nos roba”. Bastaría con suministrar, a esos dos millones de independentistas, los datos, las cifras.
Cabría elaborar, sin mucho esfuerzo, un argumentario claro y sencillo explicándolas. Resultaría suficiente para desconvocarles.
El problema es que, si se redactara, no se encuentra ruta, vehículo, sistema, procedimiento, para hacérselo llegar. Las vías de contacto y comunicación con tales sectores están cortadas. Y así, el problema no tiene solución. O eso parece.
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