Buenas, Juan.
Poesía, eres tú, Juan, sin duda.
Ironía, no, sin duda.
Pues me hacéis casamentero,
Ángela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo
las grandezas y el valor.
Él es un Médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio y el bolsón.
Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce, y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.
En entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
«Dios perdone al que murió».
Y con ser todos mortales
los Médicos, pienso yo
que son todos veniales,
comparados al Doctor.
Al caminante, en los pueblos
se le pide información,
temiéndole más que a la peste
de si le conoce, o no.
De Médicos semejantes
hace el Rey nuestro Señor
bombardas a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.
Si a alguno cura, y no muere,
piensa que resucitó,
y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.
Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor,
tomando papel y tinta
escribe: «Ante mí pasó».
No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes que se mueran
los mata sin confesión.
De envidia de los verdugos
maldice al Corregidor,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión.
Piensan que es la muerte algunos;
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del juicio,
pues es total perdición.
No come por engordar,
ni por el dulce sabor,
sino por matar la hambre,
que es matar su inclinación.
Por matar mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciélago vive
a la sombra de un rincón.
Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó,
que está matada de suerte
que le viene a ser peor.
Él, que se ve tan famoso
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza,
se ha enamorado de vos.
No pide le deis más dote
de ver que matáis de amor,
que en matando de algún modo
para en uno sois los dos.
Casaos con él, y jamás
viuda tendréis pasión,
que nunca la misma muerte
se oyó decir que murió.
Si lo hacéis, a Dios le ruego
que os gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al Doctor.
Genial, el inigualable Don Francisco de Quevedo en su "Romance satírico; dedicado al doctor Rodrigo de la Fuente, afamado medico de Toledo (por cierto, hasta con una calle dedicada a él en su ciudad) y catedrático de medicina en la Universidad de tan hermosa ciudad; hasta Cervantes le citó en La ilustre fregona como "el médico de más fama de esta ciudad". Era amigo, nada menos, que del pintor Doménico Teotokopuli "El Greco", que le retrató:
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/retrato-de-un-medico/1ab1b55c-ea98-4907-a34d-bd9132942dea
Su imagen preside, junto a los retratos de Felipe V y de Santiago Ramón y Cajal, el salón de actos de la Real Academia Nacional de Medicina en Madrid.
Ya ves si era apreciado el galeno en su ciudad y con unos amigos y conocidos que para sí quisiéramos todos.
Tener ansia por aprender (de todo y de todos) además de los conocimientos de la propia disciplina, lleva a poder hablar sin miedo a yerro y con conocimiento de causa de muchas otras cosas; eso es cultura y no se alcanza en dos ratos, ni manejando el doctor google; ánimo, que aún estás a tiempo.
No me pillas ni galopando a lomos de un pura sangre inglés, jejeeje.
Don Gaspar Melchor de Jovellanos gastaba asimismo ironía hasta cuando caminaba; te dedico este elogio:
"Cuando la sociedad se dignó de encargarme el elogio fúnebre del ilustre individuo que acaba de perder, sin duda no previó la dificultad del empeño que ponía a mi cuidado. Las razones que pudieron moverla a hacerme este honor son acaso las mismas que me inhabilitan para su desempeño. En efecto, nadie es más interesado que yo en la gloria del difunto Marqués de los Llanos, y nadie por lo mismo menos a propósito para hacer su elogio. Otro cualquiera podría realzar, sin nota de parcialidad, las apreciables notas que le adornaron en su vida; pero cuando la uniformidad de estudio y profesión, la fraternidad de Colegio y Tribunal, y, sobre todo, un íntimo, frecuente y amistoso trato me unían con los vínculos más estrechos a nuestro difunto socio, ¿quién habrá que no crea que las palabras dichas en loor suyo, más que dictadas por la verdad, son sugeridas por el afecto y la pasión? Jovellanos, Elogio fúnebre del señor marqués de los Llanos de Alguazas".
No te preocupes, Juan, que la clase magistral que acabas de recibir de historia, literatura y pintura... es gratis.
Saludos con ironía galénica.