Re: España país de pandereta y genocidio
La Escuela Judicial clama contra el «acoso» al juez Llarena y a su mujer
La Fiscalía Superior ha abierto una investigación por un mensaje desde un Twitter en el que se amenazaba al juez del Supremo
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El govern espanyol tramita la petició de Martínez-Bordiu per a ser duquessa de Franco
El BOE publica la petició de la néta de Franco i se li adjudicarà el títol per successió si ningú no el reclama en 30
Jejeje...alguien se imagina que en alemanía que pidieran un título nobiliario de Hitler...pais de pandereta...pandereta.
¿Qué hace la fiscalía con esto? ¿Y tú no lo criticas? No hay sólo amenazas.
El CGPJ ampara al juez del caso Cursach por el "continuo hostigamiento" que sufrió de varios abogados
https://www.eldiario.es/politica/CGPJ-Cursach-continuo-hostigamiento-abogados_0_735627574.html
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Juan sale un poco que te viene bien anda sal conoce a gente deja un poco el foro
¿Eso es lo que te pasa a ti? Ya entiendo, estás todo el día con el copy-paste porque no puedes salir ya que nadie te hace caso.
Te diría que lo siento pero, después de poner en la diana a un forero, no puedo ni sentirlo.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
La División Azul y la Barcelona gris de la que nadie quiere acordarse
Fernando Garí reconstruye con extraordinaria autenticidad en su novela 'Seis años de invierno' la vida en el frente ruso y en la ciudad de la inmediata posguerra
Barcelona 29 MAR 2018 - 00:38 CEST
Fernando Garí, autor de la novela 'Seis años de invierno'. MASSIMILIANO MINOCRI
En Seis años de invierno (Ediciones B) salen cosas que solo las puedes saber si te las cuenta alguien que las ha vivido. Como lo de que en la División Azul, junto al Voljov, a cuarenta grados bajo cero, cuando iban a orinar, los soldados se ponían un viejo calcetín sin puntera en el miembro para evitar que se les congelara. O lo de las artísticas creaciones decorativas que los guripas, los divisionarios, hacían con el líquido amarillo helado.
Fernando Garí (Barcelona, 1956), el autor de la novela, sonríe. "Así es, mi padre tuvo un amigo íntimo que estuvo en la División Azul, en artillería, y en casa cuando no sabían qué hacer conmigo me dejaban con el tío Enrique, que así le llamábamos. Era policía, un tipo jovial y simpático. Hay un personaje en la novela que es un homenaje a él. Explicaba historias del frente ruso que se me han quedado".
En la novela que va de 1941 a 1947, con algunos flash backs, y se desarrolla en el contingente español enviado a luchar a la URSS codo a codo con el ejército alemán y en la Barcelona de poco después de la Guerra Civil, aparecen también descritos con conocimiento de primera mano personas y episodios de lo que era la vida en la capital catalana de entonces. Sorprendentemente, la perspectiva que ha adoptado Garí, miembro de una conocida familia de la burguesía barcelonesa, es la de las clases altas y los ambientes acomodados, con lo que el retrato social que aparece en su novela (la primera que escribe) es el de una Barcelona de la que ahora nadie parece querer acordarse. Nada que ver, desde luego, con la ciudad de Colau.
El protagonista es Miguel Arquer, el joven hijo de un empresario torturado y asesinado de un tiro en la nuca en la checa de la calle de San Elías y al que el odio a los Rojos y la sed de venganza le impulsa a alistarse (como a tantos otros) en la División Azul. La novela, que mezcla género bélico, fresco social, thriller,romance, erotismo y espionaje (¡quién da más!), se abre con el protagonista caminando hacia la estación de Francia con el petate al hombro como un imposible Ismael con el Cara al sol en los labios mientras la multitud va convergiendo para despedir al contingente entre gritos de "¡Viva Alemania!" y "¡Rusia culpable!". Miguel es un chico ingenuo que no entiende la contradicción de partir de cruzada con una edición de Sin novedad en el frente en el bolsillo y que a lo largo de la novela experimentará, entre aventuras, peligros, amores y sinsabores, una honda transformación.
Una columna de la División Azul en marcha.
Entre lo mejor del libro están los villanos, el sargento Montilla, el empresario Esteban Bonell, que se ha puesto del lado del bando vencedor de la guerra para prosperar, y su hijo Jorge, falangista, y sobre todo, curiosamente, la madre del protagonista, Alicia, una madura, bellísima y elegantísima mujer dispuesta a todo para medrar en el nuevo mundo y que utiliza el sexo como su principal arma. Es un personaje poderoso. “Mucho, en realidad quizá el más potente de la novela. Los personajes perversos tienen más encanto y personalidad, más recovecos. No era consciente de lo mala que me estaba saliendo, tuvo vida propia”. También parece que aquí disponga Garí de información de primera mano. Es un modelo de mujer con carácter que se ha estilado en la clase alta barcelonesa. “No digo que tenga algo autobiográfico pero sí personal, he podido conocer a alguien parecido”.
Con respecto al tratamiento del sexo en la novela, absolutamente sin tapujos, dice Garí que es un buen gancho. “Es poner mostaza a la salchicha”, lanza, sin quizá ser del todo consciente de lo contundente de la expresión.
Hay muchas otras referencias que se pueden rastrear en la novela, casi un roman a clef en ese aspecto. Nombres de personas y familias apenas disimulados. Tote del Moral, los Bertrand, los Baulell, Jimmy Arnau, los Ribot, los perfumistas Puiggrós.
En cuanto a los otros villanos ricos. “No se diferencian mucho de los grandes hombres de negocios de hoy en día. No es que detrás de cada fortuna haya un pecado, pero sí cierta falta de escrúpulos. Se puede ganar dinero pero no una fortuna siendo escrupuloso. Y continúa: “Tiene una fascinación peligrosísima el dinero. Es curioso ver cómo la gente que lo tiene se construye un argumento para vestir la legitimidad de su fortuna”.
De la burguesía barcelonesa dice que hubo un sector alto extremadamente colaboracionista con el franquismo. "A la más catalanista le costó colaborar, porque no se veía identificada con su proyecto nacional, pero había que sobrevivir y se hacían negocios hasta con el diablo si era preciso".
Acto de Falange en Barcelona en la posguerra. PEREZ DE ROZAS
La Barcelona de las checas y los asesinatos de gente bien aparece en el libro. “Hubo muchas personas que fueron perseguidas. A mi abuelo lo fueron a buscar los de la FAI para darle el paseillo. Por suerte no lo encontraron y pudo marcharse. En 48 horas estaba en Génova. Muestro la Barcelona cainita que fue a cargarse a muchos de sus ciudadanos. Ahoa está de moda hablar de las revoluciones populares,de la autogestión de las fábricas, todo eso está muy bien, pero esas experiencias sociales se hicieron a costa de derramar sangre”.
Fernando Guerín reflexiona que el franquismo en Cataluña “se quiere hacer ver a veces como algo llegado de otro planeta y que se introdujo por la fuerza de las armas,como si no hubiera habido franquistas aquí y mucha gente que aplaudió la entrada de las tropas por la Diagonal”. Matiza sin embargo que en su novela no quiere reivindicar ningún bando ni ideología, y de hecho el protagonista experimenta un cambio ideológico radical. “Pero sí recordar que hubo gente que durante la guerra tuvo que esconderse o marcharse de Barcelona”.
De la ciudad que retrata, considera que “no se la ha contado bien”. Para mostrarla, lo que hace con detalles muy exactos, se ha documentado con fotos y los NO-DO de la época. “Quería una imagen muy diáfana de Barcelona sin caer en esterotipos. Era una ciudad muy diferente de la actual, claro, con esa grisura opresiva que nace no tanto de los escombros de la guerra como de la tristeza de la miseria y la derrota. Una Barcelona dolida, castigada”.
En la trama de Garí, un apasionado de las motos que tuvo en su momento la carismática Lobito, aparece una fábrica de motocicletas que juega un papel fundamental. “Hubo una industria importante de ellas, incluso antes de la guerra. Algunas de las cosas que cuento en realidad recuerdan a la historia de Bultaco, que es posterior. De hecho me gustaría que alguien escribiera el drama de Bultaco, una historia tristísima”.
EPISODIOS DEL HOLOCAUSTO Y UNA MÁQUINA ENIGMA
“Siempre me han interesado mucho la Segunda Guerra Mundial y la historia militar en general”, dice Garí de la parte de la novela que se desarrolla en el frente ruso, en el que se desenvuelve muy bien, mostrando el ambiente con gran verosimilitud (MG 42 recalenntadas y T-34 incluidos) y hasta batallas. “Ayuda tener visión cinematográfica”, apunta.
Considera que la División Azul sigue siendo un episodio bastante maldito y que constituyó un faux pass del régimen que Franco quiso tapar luego, y lo consiguió bastante. “En realidad los divisionarios hubieran hecho mejor alistándosde en el otro bando”.
Señala que inicialmente hubo mucho entusiasmo. “Había una motivación muy intensa en muchos sectores. En Barcelona quizá no tanta pero también hubo gente que marchó muy convencida, con una carga ideológica considerable”
En la novela aparecen referencias al Holocausto, episiodios del cual Garí está convencido que los divisionarios presenciaron, y la máquina de codificar Enigma.
División Azul:
En 1943, Franco le nombra jefe de su Casa Militar; en el 45 -el mismo año en que es condenado por crímenes de guerra en el proceso de Nuremberg- se le confía la capitanía general de la Primera Región Militar.
Considerando la frecuencia con que el capitán general Agustín Muñoz Grandes acompañaba al anterior jefe del Estado en los desfiles conmemorativos y en los actos oficiales, o la efusión con que los dos militares se abrazaban en las numerosas fotografías de ambos que publicó la prensa durante el anterior régimen, choca leer aquello que escribe Franco Salgado-Araujo en su libro Mis conversaciones privadas con Franco: "El Generalísimo ha nombrado capitán general a Muñoz Grandes por tenerle algo de miedo y quererle contento, ya que cree que arrastra una gran opinión civil y militar".
A diferencia de la gran mayoría de los militares africanistas, Agustín Muñoz Grandes no pertenecía a una familia de soldados. Vecino del Carabanchel Bajo que le vio nacer en 1896, tras pasar su infancia en este popular barrio madrileño, en 1910 ingresa en la Academia de Infantería de Toledo. Estudiante aplicado y buen compañero, en 1915 sale teniente del viejo Alcázar donde se forma la oficialidad del Ejército español. Su primer destino es Marruecos. Al igual que el resto de sus compañeros de armas, que con posterioridad participarán en la sublevación del 18 de julio, serán muchas las condecoraciones que Muñoz Grandes ganará en distintos combates defendiendo lo que entonces se consideraba el África española, y casi todas irán acompañadas de alguna herida. La más grave de todas ellas es la que recibe en el pecho durante el desembarco de Alhucemas (1925).
Ascendido por méritos de guerra -comandante en 1924, teniente coronel en 1926-, cuando el militar regresa a la Península se le considera de espíritu liberal y republicano.
Si bien en una primera apreciación esas inclinaciones del futuro comandante en jefe de la División Azul pueden chocar, no difieren mucho de las de Gonzalo Queipo de Llano y no pocos generales, entre los que se encuentra incluso Emilio Mola.
Éstos, tras sintonizar en un primer momento con el nuevo régimen, comienzan a distanciarse de él a medida que la República empieza a poner en marcha reformas en el Ejército. Antes de que eso suceda, Muñoz Grandes es tan afecto al nuevo orden que, en estrecha colaboración con Miguel Maura -entonces ministro de la Gobernación- es el encargado de crear la Guardia de Asalto, la más republicana de las fuerzas de seguridad del nuevo Estado. Como tal participa en la represión de la Revolución de Asturias de 1934.
El distanciamiento del Estado surgido de las urnas en abril de 1931 comienza a producirse a medida que la República va inclinándose hacia la izquierda. Aunque no colabora con los gabinetes de derechas que la gobiernan entre 1933 y 1935, tras el triunfo electoral del Frente Popular en 1936, Muñoz Grandes, ya coronel y destacado en Madrid, comienza a conspirar desde la Unión Militar Española a las órdenes del general Mola.
Tras el pronunciamiento militar del 18 de julio, Muñoz Grandes, que se sabe perseguido por el Frente Popular, consigue esconderse durante los primeros días, tras los cuales es hecho prisionero y confinado en la cárcel Modelo de Madrid. Entre otros destacados derechistas, serán compañeros suyos de reclusión Ramón Serrano Suñer, el futbolista Ricardo Zamora y los dirigentes falangistas Rafael Sánchez Mazas, Raimundo Fernández Cuesta y Miguel Primo de Rivera. Salvado de un primer intento de fusilamiento cuando ya se encontraba delante del pelotón por el entonces director general de Seguridad, Alonso Mallol, días después, el coronel Muñoz Grandes tendrá un nuevo benefactor en la persona del anarquista Melchor Rodríguez García, el Ángel Rojo para los reclusos derechistas de la Modelo. Fue el 8 de diciembre de 1936, cuando tras un bombardeo de los sublevados en el aeródromo de Alcalá de Henares, los republicanos intentaron asaltar la cárcel y dar muerte a los 1.532 simpatizantes del alzamiento allí detenidos. Rodríguez García, a la sazón director general de Prisiones, tras discutir durante varias horas con los milicianos, amenaza con dar armas a los presos si intentan asaltar la prisión, consiguiendo así que las turbas exaltadas cejaran en su propósito.
Acabado el conflicto, cuando Rodríguez García se enfrentó al consejo de guerra al que se sometió a casi todos los vencidos, el presidente del tribunal, antes de dictar sentencia, se dirigió a los asistentes a la vista para preguntarles si alguien tenía que decir algo a favor o en contra del acusado. Al punto, un tipo enjuto, de rostro alargado y vestido de paisano se levantó y dijo: "Soy el general Muñoz Grandes y este hombre me salvó la vida lo mismo que a miles de personas". Las palabras del soldado -y de tantos otros simpatizantes de los alzados que testificaron a favor del anarquista- consiguieron que el Ángel Rojo fuera condenado a 30 años de reclusión en vez de a la pena capital que sin duda alguna le hubiera correspondido.
Finalmente, según algunas teorías que contradicen la de Franco Salgado-Araujo el tercer benefactor del coronel durante su cautiverio fue el entonces jefe del Estado, quien hubiera realizado las gestiones necesarias para el canje del héroe de Alhucemas. Si bien no faltan autores que sostienen que Agustín Muñoz Grandes logra huir después de haber sido trasladado a un hospital por encontrarse enfermo.
Fuera como fuese, lo cierto es que, en marzo de 1937, apenas llega a zona nacional, se incorpora al servicio activo. Se le ordena sustituir al coronel Cayuela en el mando de una de las brigadas navarras o lo que es lo mismo: una de las fuerzas más combativas de los sublevados.
Al frente de su unidad, el aún coronel juega un papel decisivo en la ofensiva del Norte. Tras participar en la campaña de Santander, en Asturias, comandando conjuntamente la 2ª y 3ª Brigadas Navarras, rompe la línea del Campo de Caso tras librar un duro combate en inferioridad de condiciones frente al enemigo. Todo parece indicar que esta acción es la que le vale el ascenso al generalato.
Mandando la 61ª División del 2ª Cuerpo de Ejército participa en la Batalla de Teruel, una de las más cruentas de todo el conflicto. Meses después, cuando el general Franco reorganiza sus fuerzas para el asalto final, Muñoz Grandes es nombrado jefe del Cuerpo de Ejército de Urgel, a cuyo mando participa en la toma de Cataluña.
En 1939, apenas acabada la contienda, obedeciendo al propósito de Franco de mantener el partido único bajo el mando directo de un militar, el general es nombrado ministro secretario general del Movimiento y jefe de las milicias de FET y de las JONS, cargos que simultanea con el de gobernador militar del campo de Gibraltar.Tal vez sea su importante puesto en la dirección del partido único lo que hace que algunos comentaristas le consideren el más falangista de cuantos militares integran el generalato de Franco.
Pero a decir verdad, hay generales mucho más próximos a la camisa azul que Muñoz Grandes. Juan Yagüe, sin ir más lejos, falangista de primera hora, miembro del Consejo Nacional del partido e incluso defensor de sus camaradas que se han opuesto al Decreto de Unificación de abril de 1937, es uno de ellos. Si Muñoz Grandes es nombrado ahora, en 1941, comandante en jefe de la División Española de Voluntarios en Rusia, la ya citada División Azul, integrada principalmente por falangistas, ello se debe al cargo que ocupa y, sobre todo, a su sintonía con algunos miembros de la Wehrmacht -las Fuerzas Armadas alemanas-.
Sin ir más lejos, Muñoz Grandes ha sido asesor táctico del almirante Wilhelm Canaris, responsable de la Abwehr -el servicio de inteligencia del Estado Mayor alemán-, quien desde su puesto se ha convertido en el organizador de la ayuda del Reich a Franco y amigo personal de este último.
Sin embargo, todas esas teorías que enfrentan al anterior jefe del Estado con su primer capitán general -el segundo habría de ser Camilo Alonso Vega- tienen uno de sus principales argumentos en un episodio protagonizado por Muñoz Grandes cuando comanda la División Azul. Corre el mes de junio de 1942 y la División 250 de la Wehrmacht lleva casi un año batiéndose en el frente ruso. Es entonces cuando una carta de su comandante en jefe llega al cuartel general del Reich en Rastenburg (Prusia oriental), también conocido como la Guarida del Lobo al ser la residencia oficial de Hitler.
El contenido del mensaje no ha trascendido, pero todo parece indicar que en él se trataba sobre una posible prolongación del mandato de Muñoz Grandes al frente de la División Azul. Franco ya había decidido sustituirle por el general Esteban Infantes, quien aguardaba en Berlín para tomar el mando de los voluntarios españoles el día 14.
Apenas llega la misiva a Rastenburg, el almirante Canaris parte hacia Madrid para intentar convencer a Franco de la permanencia de Muñoz Grandes al frente de los divisionarios falangistas. "Franco no pareció percibir ninguna segunda intención y dio su aquiescencia", escribe César Vidal. En cualquier caso, tras la entrevista de Canaris en Madrid, Muñoz Grandes visita la Guarida del Lobo. Los alemanes consideran que el general español está descontento con la política exterior franquista, que pretende una mayor implicación de España en la Guerra. Se dice incluso que el general, mediante un divisionario que con el correr de los años se convertirá en uno de los responsables del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, Jaime Milans del Bosch, ha enviado un mensaje a Serrano Suñer en que le amenaza de muerte -junto a toda su camarilla- cuando regrese a España.
Según Vidal, desde 1941 Joachim von Ribbentrop -ministro de Exteriores del Reich-y Walter Schellenberg -uno de los máximos responsables de su seguridad- acarician la idea de derrocar a Franco y sustituirlo por un general germanófilo que bien podría ser Agustín Muñoz Grandes.
En cualquier caso, el 11 de julio de 1941, cuando el comandante en jefe de la División Azul se entrevista con el Führer-según consta en un informe elaborado por Ribbentrop el 31 de agosto de 1942-, Muñoz Grandes no oculta su descontento ante la falta de ideologización de los nuevos reemplazos que van llegando a la división, que ya no son mayoritariamente falangistas. Según las mismas fuentes, en dicho encuentro, el general asegura no tener ningún inconveniente en permanecer al frente de la división si Hitler lo considera oportuno, pero también comenta que sus verdaderos propósitos consisten en regresar a España con el apoyo alemán y llevar a cabo, con ayuda de Falange, una limpieza de cuantos elementos no tienen cabida en el supuesto orden que el general cavila. Para ello no hará falta quitar de en medio a Franco, bastará con relegarle a un puesto honorífico, será suficiente con convertirlo en jefe del Estado honorífico mientras Muñoz Grandes es nombrado presidente del Gobierno.
Quienes apoyan esta teoría sostienen que, en aras del prestigio que el comandante en jefe de la División Azul necesita para regresar a España y llevar a cabo su maniobra, la unidad juega un papel determinante en la Batalla de Leningrado -actual San Petersburgo-, Se cuenta que en aquellos días Hitler comentaba con frecuencia al general Alfred Jold, uno de sus más estrechos colaboradores: "Tenemos que impulsar todo lo posible la popularidad del general Muñoz Grandes porque la División Azul puede, en un momento dado, desempeñar un papel decisivo cuando suene la hora de derribar este régimen controlado por curas".
Los españoles entran en combate -según todos los comentaristas- con el coraje que se espera de ellos en la noche del 5 al 6 de octubre. Unas semanas después, cuando ya empieza a ser evidente que Leningrado no va a ser conquistada tan rápidamente como se ha calculado, todos los planes referidos a Muñoz Grandes comienzan a ser olvidados.
Aun así, antes de que el general regrese a España a finales de 1942, Hitler le distingue con la Cruz de Hierro con Hojas de Roble, la máxima condecoración de Reich, raramente concedida a un soldado no alemán.
En contra de esas teorías que hablan de los recelos existentes entre los dos militares, Franco concede a Muñoz Grandes la Palma de Plata, máxima condecoración falangista, y le asciende a general de división. Se dice que el antiguo jefe del cuerpo expedicionario español en Rusia mantiene contactos secretos con Hitler y que en la Nochevieja de 1942 convence al Generalísimo de la conveniencia de la entrada de España en la Guerra. No fue así, pero el antiguo héroe de Alhucemas sí alcanza las cimas más altas del anterior régimen. En 1943, Franco le nombra jefe de su Casa Militar; en el 45 -el mismo año en que es condenado por crímenes de guerra en el proceso de Nuremberg- se le confía la capitanía general de la Primera Región Militar.
Ya en 1951 es nombrado ministro del Ejército y en el 57, al cesar en dicho cargo, asciende a capitán general, rango que hasta entonces sólo ostenta Franco.
Vicepresidente del Gobierno, jefe del Alto Estado Mayor y de la Junta de Defensa Nacional desde 1962, en 1967 al ser aprobada la Ley de Sucesión y siendo el capitán general un reconocido antimonárquico -a don Juan ni siquiera le considera español-, Agustín Muñoz Grandes es destituido como vicepresidente del Gobierno, pero sigue ocupando todos sus cargos militares hasta su muerte, acaecida el 11 de julio de 1970.
http://guerracivildiadia.blogspot.com.es/2013/02/agustin-munoz-grandes-1896-1970.html
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
De manera discreta, ya que el enemigo a batir es nada más y nada menos que el Estado español, diferentes agentes involucrados en los procesos arbitrales que afectan a la Carta de la Energía están moviéndose entre bambalinas y explorando las posibilidades de maximizar su negocio. Esto podría elevar el pulso contra España, que acumula reclamaciones por más de 7.500 millones de euros.
En este pais de pandereta, la mugre no cesa,.....
El exministro Morenés y la embajada de EEUU presionaron a Ximo Puig para evitar que el hospital de Alzira regrese a manos públicas
https://www.eldiario.es/cv/diplomaticas-privatizados-Morenes-EEUU-Puig_0_755224714.html
70 años tiene el "pavo" y no se jubilan....
La multinacional norteamericana Centene -propietaria del 50% de Ribera Salud- mueve sus hilos en su país para evitar el fin del contrato y consigue que el exministro de Defensa de Mariano Rajoy interceda
Condenado un histórico exalcalde del PP por contratar con empresas en las que participaba
https://www.eldiario.es/clm/Condenado-historico-exalcalde-PP-participaba_0_755924489.html
¡que listos son!... El problema es que en españa hay mucho "analfabetismo funcional", sino no se entiende que les voten una y otra vez...
28 años de corrupción urbanística acreditada, y al final (ya veremos si el Supremo aun lo absuelve, por el sufrimiento causado por las molestias), la cosa se salda con 150 días de multa a 30 € día = 4.500 €
Vamos, menos de 0,50 € de multa por día de corrupción.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!
Lydia Valentín, campeona de Europa por cuarta vez
La española fue la mejor tanto en arrancada como en dos tiempos en la categoría de -75 kilos y logra una nueva corona continental
Estos mismos que se apropian de los símbolos de la nación, son los que dictan qué es España y quién es la anti España. Le ponen nombre a las cosas y se las quedan. Construyen el relato y dicen que la nación les pertenece a ellos. Igual que pueden trazar la historia de su familia durante varias generaciones porque nunca se juntan con pobres, terminan confundiendo la patria con sus familias. Por eso pueden ir a un juicio por corrupción con la banderita de España en la muñeca y después de haber comulgado, y confesado con el cura, porque que lo hagan con los jueces es más difícil.
http://blogs.publico.es/juan-carlos-monedero/2018/03/29/democracia-espanola-a-media-asta/