Re: Cataluña 2017: El final del camino.
Visca la Guardia Civil
Lo que ha tenido que ocurrir, con la cerrazón de los trabajadores de Eulen colapsando el aeropuerto del Prat, para que Colau aceptara que la Benemérita refuerce los controles de acceso a las zonas de embarque
CURRI VALENZUELA - Actualizado: Guardado en: EspañaAda Colau defendiendo la presencia de la Guardia Civil en Barcelona. Lo que ha tenido que ocurrir, con la cerrazón de los trabajadores de Eulen colapsando el aeropuerto del Prat, para que la alcaldesa de Barcelona aceptara que los guardias refuercen los controles de acceso a las zonas de embarque. Todo ello en medio de una campaña de la CUP, sus socios en el gobierno de la ciudad, para echar de Cataluña al Cuerpo de las Fuerzas de Seguridad del Estado que más odio levanta entre los nacionalistas radicales.
Las cosas se ponían tan feas en el Prat el jueves pasado, con el rechazo de los sindicalistas de Eulen a la subida del 17 por ciento que les prometía AENA, que el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, planteó a su colega de Interior el envío de guardias civiles para que se hagan cargo de la seguridad en el aeropuerto barcelonés. La medida fue consultada al presidente del Gobierno, de vacaciones en Galicia.
Hubo unanimidad entre todos ellos y, dicen en Fomento, algún comentario irónico acerca de la incongruencia de unos nacionalistas que rechazan, incluso con violencia, la presencia de la Guardia Civil en su territorio y luego la aplauden… cuando les viene bien. Lo de siempre.
La paradoja es evidente. La CUP comenzó hace tiempo una campaña contra la presencia de ese Cuerpo en Cataluña, que se está incrementando dentro de los preparativos para intentar la celebración del referéndum ilegal del próximo 1 de octubre. La escalada ha llegado hasta la intimidación, con algún escrache frente al cuartel de Barcelona de la Travesía del Ensanche. Organizaciones cívicas contrarias a la independencia convocaron hace unos días una manifestación de apoyo a la Guardia Civil frente a los ataques que hasta ahora han recibido solo el silencio por parte del gobierno catalán, tanto de los consejeros de PDECat como los de ERC, y el apoyo de En Comú, el partido de Ada Colau.
De la Serna trasladó el viernes su gabinete de crisis a la Delegación del Gobierno en Barcelona y, para su sorpresa, encontró la aprobación de los tres consejeros de la Generalitat que se reunieron allí con él al envío de guardias civiles para reforzar la seguridad de el Prat. Incluso la alcaldesa de Barcelona, que a primera hora de la mañana se había declarado opuesta a esa iniciativa, la apoyó tras entrevistarse con el ministro por la tarde y manifestarse de acuerdo con que se trate de una medida que solo se llevará a cabo si los trabajadores continúan con su huelga.
El Gobierno, prudente para no levantar polémicas innecesarias ante el desafío del referéndum del 1-O, no comenta la paradoja de desear que la Guardia Civil se demuestre necesaria en Cataluña.
Curri Valenzuela