Salvador Sostres (Barcelona, 1975) es periodista y articulista en el Abc. Ha pasado de ser un convergente convencido a ser uno de los principales detractores del procés independentista. Sus controvertidas opiniones le han costado el despido de dos medios de comunicación, primero del Avui y después de El Mundo. La paternidad, sostiene, es lo que más le ha cambiado: si ya se autoafirmaba como "una persona de orden", ahora el "miedo" le hace ser más conservador y menos amante de las aventuras. Esta misma lógica la aplica a la política.
- ¿Sigue siendo independentista?
- Yo creí que se podía articular un movimiento de derechas en Cataluña, con sentido de poder y de Estado y que tuviera un cierto interés y ser útil para
Cataluña, pero es imposible. Cataluña ni quiere ser un Estado ni quiere tener sentido del poder, solo quiere hacer el indio y una especie de revolución inconcreta que no se sabe adónde lleva. No hay densidad ni masa crítica para construir nada que no sea una provincia.
- ¿Y nacionalista?
- He dejado de creer en proyectos colectivos; creo que son poco interesantes.
- Usted no se cree el procés, pero tampoco ofrece una alternativa. ¿Cómo se consigue la independencia?
- No se consigue. Yo he dejado de ser
independentista porque no se consigue. Hay veces en la vida que creemos en cosas, algunas son posibles y pueden funcionar bien. Pero me he dado cuenta de que la independencia ni es posible ni puede funcionar bien. No hay ningún sentido en seguir sosteniendo cosas que ves que no funcionan.
- Quizá la única forma de conseguir la independencia en el siglo XXI es justo lo contrario de lo que usted defiende: como lo haría la CUP. De forma unilateral.
- Sí, pero desde el orden. La CUP quiere hacer una revolución bolchevique y eso no tiene ningún sentido.
La CUP quiere hacer una revolución bolchevique y eso no tiene ningún sentido
- Pero esto sería, en cualquier caso, tras conseguir la independencia.
- No. También en la forma en la que la quieren conseguir. Los
argumentos de la CUP para conseguir la independencia son de revolución soviética, no tiene ningún interés. Lo que tenía interés era haberle explicado a la clase empresarial y a las estructuras clásicas de este país que les convenía tener un Estado más eficiente, libre y próspero para desarrollarse mejor. La independencia debía de ser para eso, pero en plan etéreo no significa nada, como se ha demostrado.
La independencia de Cataluña no es una finalidad en sí misma, es para hacer algo. España vale la pena en cuanto a Estado que hace cosas y representa una serie de cosas, como el Reino Unido o Estados Unidos. Si los estados no tienen una idea detrás no valen mucho.
- ¿A los independentistas les falta una propuesta de país para Cataluña?
- Hacer una revolución desde abajo es una cosa que a mí me deprime profundamente. Las cosas se tienen que hacer desde arriba y con argumentos sólidos, que no apelen a las bajas pasiones ni a la debilidad ni al todo gratis que quiere siempre la gente. Los cambios tienen que apelar al sentido de responsabilidad, del deber, del honor y de ser mejores, trabajar mejor y esforzarse más. Si tú convences a la mayoría de que tendremos una estructura que permitirá realizar todo esto, hay sentido. Aquí en Cataluña la independencia se ha planteado desde “usted es taxista, España le roba y no se preocupe porque todos sus problemas no son culpa suya. Usted no debe hacer nada, solo votar por la independencia porque los 2.000 euros que le roba España nosotros se los daremos”.
- ¿España roba a Cataluña?
- No. Eso es una mentira. España es un Estado que tiene un sistema de recaudación de impuestos muy similar, por cierto, y probablemente más generoso que el que tendría un Estado catalán. Utilizando su terminología, seguramente España robaría mucho menos que Cataluña.
- Paradójicamente, y llevandole la contraria, el éxito del procés ha sido precisamente apelar a los sentimientos.
- Ha sido el éxito para llenar manifestaciones. Pero cuando llegan los momentos decisivos esto es muy poco consistente. Con eso no se va a ningún sitio.
- Por momentos decisivos entiende el referéndum del 1-O. ¿Qué cree que pasará?
- No tengo ni idea, pero evidentemente no va a acabar en independencia. Yo creo que el Estado, inteligentemente, procurará que haya el mínimo de referéndum posible utilizando el mínimo de fuerza posible. Esta solución me parece inteligente. Lo que pasó el 9 de noviembre es que el Estado y Generalitat pactaron que no se organizaría ningún referéndum sino una consulta y desde la sociedad civil. Eso fue más o menos así pero después, por la tarde, a
Artur Mas se le ocurrió salir a proclamar los resultados, que es la única cosa que no tenía que hacer. Lo hizo para marcar perfil frente ERC, y respondió a la misma lógica electoral que ahora.
- Ha pasado de ser muy masista a no serlo en absoluto...
- Sí, porque yo creía que Mas respondía a esta idea de orden, de derecha y de sentido empresarial del poder. Pero luego he visto que era un oportunista y muy poco inteligente. Y la gente muy poco inteligente siempre son muy deprimentes.
- ¿Por qué es tan difícil en Cataluña definirse de derechas?
- Es un misterio. La respuesta no sé cuál es, pero es por la misma razón por la que he dejado de ser independentista.
- No le veo la relación.
- Si el catalanismo no es de derechas no me interesa. La gran patria de los hombres libres es la derecha, el conservadurismo, el
liberalismo. Desde la derecha se puede construir Cataluña, España, Estados Unidos y cualquier idea que esté bien.
- Este discurso ideológico es el mismo que utiliza cierta izquierda para no sumarse al procés si lo lidera alguien de CDC. A ellos, entonces, les tildan de sectarios. ¿No ve en elprocés el valor de la transversalidad?
- No me interesa Cataluña como sujeto político. Este país está muy bien para vivir, por sus características inherentes... Yo estoy muy a gusto. Pero en su articulación política no funciona, nunca ha funcionado en términos de hacer algo por su cuenta. Solo ha funcionado como autonomía, con el pujolismo, por la vía de exprimir todo el cinismo y cobardía de su gente.
- ¿Cree que Cataluña es un pueblo cobarde?
- Sí, pero para mí es un síntoma de inteligencia.
- ¿Y eso?
- Porque no hay nada peor que un valiente que se hace daño. Mira
Carles Puigdemont, es muy valiente.
No hay nada peor que un valiente que se hace daño. Mira, Puigdemont, es muy valiente
- Pero una cosa es la valentía y otra la temeridad.
- Mi hija era muy valiente hasta los tres años. Antes se atrevía con todo. Pero tener miedo es importante. El miedo nos da límites. La Iglesia funciona por la fe y el amor a Dios, pero también por el miedo. A mí no me gusta la gente sin miedo, hay que tenerlo.
- ¿Cree que llegará a ver una Cataluña independiente?
- Depende. No sé por qué los independentistas insisten por la vía de la ilegalidad si solo hay que convencer a los cuatro socialistas que quedan. Los diputados del PNV, ERC, PDeCAT y Podemos ya lo están. Pedro Sánchez y su populismo no está tan lejos de aceptarlo como en los tiempos de Felipe González. Es más fácil por esta vía que por la de la ilegalidad.
No quiero la independencia por la fuerza ni por la estrategia de
Junts pel Sí y la CUP. Lo veo mucho más plausible si llega alguien un poco más inteligente que todos estos y dedica diez años de su vida a convencer a Pedro Sánchez de hacer una moción de censura contra Rajoy. Si consiguen un referéndum ya es una victoria del independentismo, porque crean un precedente. Algo que certifique que Cataluña tiene derecho a decidir.
- ¿Y cree que con Pedro Sánchez se puede llegar a esta situación?
- Como dice Arcadi Espada, lo peor que se puede decir de España es que puede pasar cualquier cosa. Y tiene toda la razón. Es lo peor que se puede decir de un Estado. No hay nadie que esté en situación de decir “esto seguro que no pasa”. Por lo tanto, Cataluña y España están empatando en mediocridad. España gana un poco más porque es un Estado y, al fin y al cabo, es mejor que te gobierne el PP que Junts pel Sí.
- Muchos independentistas le acusan de haber hecho un viraje ideológico en el preciso instante que empezó a cobrar de medios españoles.
- Es que la gente dice cada cosa… De entrada, no me fui del Avui porque quise, sino porque me echaron. Esto coincidió con 2010, cuando Mas accedió al poder. Y hay muchos artículos a favor de Mas en los que tuve muchos problemas con los lectores. En cambio, en El Mundo me los dejaban publicar sin ningún problema. Por cierto, que la primera entrevista al entonces presidente del Barça, Joan Laporta, diciendo que se dedicaría a la política la hice yo. El Avui no la quiso y la publicó El Mundo en portada y le dieron cinco páginas.
- ¿Y, de 'El Mundo', por qué le echaron?
- Porque entró un nuevo director que me dijo que no encajaba en su proyecto, y era perfectamente libre de hacerlo. Después ha quedado demostrado que El Mundo funcionaba mucho mejor cuando estaba yo… y no tanto por mí sino por el otro.
- A usted le fichó directamente el fundador de 'El Mundo' y actual director de 'El Español', Pedro J. Ramírez.
- Sí, cuando me echaron me llamó para expresarme su amor. Es un gran director. He tenido a Joan Tapia, director en La Vanguardia, y fue un magnífico director. También a Vicent Sanchis, en el Avui, otro gran magnífico director; Casimiro (El Mundo), y ahora Bieito Rubido, en el Abc, también un gran director. Todos ellos con sensibilidades políticas muy diferentes… Tapia era más bien socialdemócrata; Sanchis, independentista; Pedro J es Pedro J en estado puro; y Bieito más conservador.
- Usted tiene un carácter que creo que no encaja mucho con el que gusta en Cataluña. Polémico, controvertido, chulesco… Como su amigo Laporta. En Cataluña gusta más Guardiola.
- Sí, y Lluís Llach. Es verdad, gusta este tipo de gente. Pero no se dan cuenta que este tipo de gente son mucho peores que nosotros. Lo peor de Arcadi Espada, por ejemplo, o de mí, o de
Joan Laporta, está a la vista. En cambio, los otros están vendiendo un producto, no sabes con lo que te quedas.
- ¿Ha perdido algun amigo por su viraje ideológico?
- No… Hay siempre grados de incomprensión en alguna gente. Alguno me duele un poquito, pero no. Las personas fundamentales en mi vida continúan siendo las que eran en mi etapa en el Avui. Siempre he tenido amigos de todas las sensibilidades. Cuando yo era muy, muy, muy independentista una de las personas más importantes de mi vida ya era Arcadi Espada.
- Salvador Sostres tiene amistades que van desde Vicent Sanchis a Arcadi Espada.
- Sí, son dos de las personas más importantes de mi vida y nunca ninguno de los dos me ha reprochado nada en un sentido u otro de lo que yo haya podido pensar.
- Hablando de uno de los fundadores de C's… ¿qué opina de este partido?
- No me gusta y no me los creo. En España hay un partido clásico de derechas que es el PP que hace las cosas lo mejor que puede, con todos sus defectos, y que más o menos funciona.
- ¿Su voto útil podría ser para el PP en estos momentos?
- Sí, mi voto útil podría ser para el PP. Eso no significa que los vote, sino que de los partidos que hay me parece el que más claramente representa la idea del orden.
Es mejor que te gobierne el PP que Junts pel Sí
- Acaba de empezar en el nuevo programa de Telecinco
Mad in Spain. ¿Que se espera de usted? Le vi muy blando en el estreno…
- Me sitúo según el contexto. Y en ese contexto ya habían demasiados nervios. Es un programa que hace un buen amigo mío que es Jordi González y le estoy muy agradecido. Es un programa veraniego, con sus momentos de estallido.
- Otros catalanes mediáticos a quienes les gusta el show son Pilar Rahola y Gabriel Rufián. ¿Con cuál se queda?
- Soy amigo de Gabriel Rufián. Le tengo una simpatía personal que no tengo por Pilar Rahola. Rufián es un chico que, por motivos azarosos, es amigo mío.
- Ideológicamente sois muy distintos.
- Sí, pero las personas se tienen que conocer. Si solo congenio con las personas que tienen un discurso sensato no tendría amigos. Además, hay mucha gente que piensa correctamente que a mí no me cae bien.
- ¿Se fija más en la parte humana?
- Me fijo en si me caen bien o no. Y ya está.
- ¿La paternidad le ha cambiado mucho? Lo digo por sus artículos.
- Me encanta escribir sobre mi hija. A algunos de mis lectores les gusta mucho y otros creen que soy muy cursi. Seguramente las dos cosas son ciertas. Ser padre también me ha hecho más conservador de lo que era, y menos amante de las aventuras. Cuando eres padre quieres que se den las condiciones de máximo orden y mínimo peligro. Y cuando eres padre descubres realmente lo que es el miedo y te vuelves más cobarde. Y está bien que sea así, que sean otros que pasen a ser los valientes, porque es así como la sociedad avanza. Yo puedo ser valiente hasta cierto punto pero lo otro ya no depende de mi. Esto pasa cuando te das cuenta de que lo peor que podría pasarte ya no es morirte...
- Le han acusado de ser misógino e incluso machista. ¿Imagino que quiere que su hija tenga las mismas oportunidades que un hombre?
- Yo lo que quiero es que mi hija piense en ella como una persona, y no como una mujer. Y si es brillante, tendrá las oportunidades que estén a la altura de su brillantez, y si no es brillante, pues no las tendrá. Y eso es lo justo. Ser hombre o mujer es irrelevante.