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¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

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Re: ¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

Junqueras y Puigdemont: mismo destino, distinta prisión

La prisión de Neumünster es una de las más grandes de Alemania y fue construida a inicios del siglo XX. Por el contrario, Estremera, o Madrid VII, data de 2008 y es la más moderna de la Comunidad de Madrid

En el centro alemán, Puigdemont tendrá un estricto régimen de visitas con 2 horas al mes, supervisadas por un funcionario y un traductor. En Madrid VII, Junqueras y los demás exconsejeros pueden recibir 40 minutos semanales de visitas

Esther Blanco Esther Blanco
@e_beceSeguir

 

Las prisiones se han convertido en un actor más del «procès» desde el inicio de los procesos judiciales contra los principales líderes del desafío secesionista. Este es el caso del centro penitenciario de  Neumünster, donde  Carles Puigdemont ingresó el pasado día 26 y  donde se encuentra detenido. Para reos que estén en la misma situación que el expresidente de la Generalitat, la cárcel alemana tiene un total de 44 celdas.

Neumünster es una de las cárceles más grandes de Alemania y fue  construida entre 1901 y 1905, aunque sufrió una gran reforma en 2004. Tiene un total de 570 celdas amplias en las que además de la cama hay un pupitre y una pequeña televisión. A esas 570 plazas, se suman las 44 para reos que van a pasar a disposición judicial. En su interior alberga a convictos de 35 nacionalidades, la mayoría turcos o alemanes, que acumulan penas de más de 5 años de duración.

Por el contrario,  la prisión de Estremera, donde se encuentran  Oriol Junqueras y otros exconsejeros del Govern cesado, tiene un total de para 1.214 celdas de tan solo 11 metros cuadrados. Cuenta con 16 módulos y con  capacidad para acoger a 1.500 reos. También conocida como Madrid VII es la prisión más moderna de la Comunidad de Madrid; fue inaugurada en 2008 y ocupa un total de 91.761 metros cuadrados.  Su coste ascendió a los 100 millones de euros.

 

La prisión alemana cuenta con 269 funcionarios de prisiones a los que se suman un médico, un pastor, un equipo de profesorado y un educador deportivo. Tal y como recoge la legislación alemana, los reos tienen derecho a formación en ámbitos como la construcción, la carpintería o cocina, entre otros. En el caso de Estremera, los internos pueden disfrutar de instalaciones como un  pabellón deportivo con piscina cubierta y gimnasio, un centro sanitario y espacio para la formación académica con una biblioteca, aulas, salas audiovisuales y un salón de actos, algo habitual en los centros penitenciarios españoles. También cuenta con un edificio de enfermería, en cuyo interior alberga 64 camas, una consulta bucodental y equipos de telemedicina.

Otro aspecto que difiere entre ambas prisiones es el funcionamiento en relación a las visitas y comunicaciones de los internos. En Estremera, la institución permite  40 minutos de visita y permite hasta 10 comunicaciones telefónicas a la semana por reo. En la cárcel de Neumünster se permiten dos horas al mes de visitas personales y los internos tienen derecho a enviar y recibir cartas sin límite. En las visitas personales, tal y como informó Rosalía Sánchez, corresponsal de ABC en Berlín, el preso y su visitante comparten su conversación con  un funcionario de la prisión que supervisa la visita. En el caso de los extranjeros, la institución cuenta con un traductor, enviado desde Hamburgo, que hable el idioma para conocer así el contenido de las conversaciones.

En lo relativo a la dieta, en el centro penitenciario alemán, donde el menú cuenta con salchichas, pan y embutido, no se permite el ingreso de comida y bebida del exterior, pero  sí puede ser adquirida en un mostrador dentro de la cárcel. Eso sí, los reos no pueden llevársela a su celda. En Estremera, cuando los internos ingresan se les facilita unos cubiertos de plástico para su uso diario y una tarjeta monedero cuyo límite es de 100 euros semanales en el economato. Además del conocido menú especial de Navidad, la comida en Madrid VII fue uno de los «tragos» de la experiencia de  Jordi Turull en su primer ingreso en prisión. Las quejas del exconsejero catalán, como las de  Josep Rull, se centraron en la comida que, según afirmaron, «no era buena». «Me ha producido llagas en la boca y era muy flatulenta», llegó a asegurar el político.

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Re: ¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

Los mejores memes tras la detención de Puigdemontpor fin la legion se hace cargo de los indepe...jjj

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confirmada la comida del puchi y el monarca....

Mejores memes de la no investidura de Puigdemont

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Re: ¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

La Fiscalía alemana espera decidir el martes la extradición de Puigdemont

Está analizando la orden de detención y entrega remitida por España para determinar si pide la tramitación de la extradición a la Audiencia de Schleswig, en cuyas manos estará la decisión definitiva

EFE

BERLÍNActualizado:31/03/2018 11:52h

La Fiscalía General de Schleswig Holstein (norte de Alemania) espera poder presentar el martes a la Audiencia Territorial una decisión sobre la extradición del expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont, según informó el vicefiscal general, Ralph Döpper.

La Fiscalía está todavía analizando la orden de detención y entrega remitida por España para determinar si pide la tramitación de la extradición a la Audiencia de Schleswig, en cuyas manos estará la decisión definitiva.

«Seguimos trabajando en ella y confiamos en poder presentar nuestra decisión el martes», señaló Döpper, cuyo equipo estudia la documentación remitida por la Justicia española, que ha procesado a Puigdemont por los delitos de rebelión y malversación de fondos públicos.

Según fuentes jurídicas, cuando presente su escrito ante la Audiencia, si pide la extradición se abre también la posibilidad de determinar que el dirigente independentista salga de prisión y permanezca en libertad vigilada mientras se tramita el caso.

 

Desde que fue detenido el pasado domingo poco después de cruzar la frontera danesa, el expresidente de la Generalitat se encuentra detenido en la prisión de Neumünster. El tribunal de primera instancia de esa localidad decidió que el político debía permanecer en la cárcel mientras se estudiaba el caso al considerar que existía riesgo de fuga.

Su abogado, Wolfgang Schomburg, ha mostrado su confianza en la justicia alemana y, en última instancia, en el Gobierno de Angela Merkel, al que ha pedido que no autorice la extradición si la decide la Audiencia. Sin embargo, según fuentes gubernamentales citadas por el semanario «Der Spiegel», el Ejecutivo no tiene intención de plantear veto y rechaza una intromisión política en el caso.

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El hipócrita duelo por Puigdemont

José Antonio Zarzalejos

 

José Antonio Zarzalejos

 

Carles Puigdemont

 

Carles Puigdemont, en Helsinki, el pasado viernes. / BLANCA BLAY (ACN)

Carles Puigdemont era una piedra en el zapato de Catalunya salvo para un entorno político que propugna una insurrección de baja intensidad pero constante. Y si  Alemania no le entrega a la justicia española, volverá a resurgir el "espacio libre de Bruselas" tan indeseable para algunos de los que, con una hipocresía rayana en el cinismo, han manifestado de maneras diversas el duelo por su detención el pasado domingo tras una operación conjunta de la policía germana, la española y el CNI.

Hasta que fue detenido, el de Amer resultaba incómodo para el PDECat, que ha tenido que pasar por sus particulares imposiciones. Para los republicanos, Puigdemont constituía el obstáculo para llevar adelante la corrección del  proceso que propugnó Joan Tardá en este diario. Para la CUP el 'expresident' ha sido una mera excusa para la agitación y la propaganda, una figura instrumental. Y para el conjunto del independentismo, un resorte impeditivo para una cierta normalización. Pero intocable en todo caso porque acumulaba la épica del proceso secesionista y la falsa legitimidad del 6 y 7 de septiembre (la desconexión) y del 1 de octubre (el referéndum ilegal). Por eso, Puigdemont era tan incontestable como tóxico para la Catalunya que aspira a corregir el rumbo, disponer de un "gobierno efectivo", levantar el 155 y evitar nuevos reveses sociales y económicos como la  suspensión de la Barcelona World Race, por poner un ejemplo.
Sin embargo, la hegemonía de los rituales independentistas ha querido exhibir un duelo generalizado por su detención y encarcelamiento en Alemania. A esa energía absorbente que impone el silencio al disidente o lo extranjeriza, no se ha sustraído prácticamente ni un solo ámbito social y político relevante. Desde el  público del Liceu puesto en pie con gritos por la libertad y la República, hasta las grandes centrales sindicales en Catalunya. Había que cubrir el expediente y mostrarse indignado con el apresamiento del político fugado, por más que muchos de los dolientes de hogaño fuesen detractores antaño de un Puigdemont cuya funcionalidad política era decreciente desde muy poco tiempo después de escapar a Bruselas.

 

Pleno farisaico


El pleno del Parlament del pasado miércoles resultó especialmente farisaico. Reconocer el derecho de Puigdemont, Jordi Sánchez y Jordi Turull para ser elegidos presidentes de la Generalitat después de no haber tenido el bloque independentista las agallas de desafiar al Estado para hacerlo efectivo, constituye un auténtico sarcasmo. Esta es una insurgencia verbal, gestual, simbólica y, por lo tanto, falsa y falsificada. Pedir la libertad de los presos "políticos" en sede institucional es una forma de hipertrofia sectaria al utilizar el sistema institucional para agredir al Estado sin el más mínimo riesgo. Y no condenar la 'batasunización' de los denominados CDR forma parte de la inmensa frivolidad de los que se mantienen al borde del precipicio, sin el más mínimo propósito de despeñarse, pero tolerantes con una suerte de violencia callejera que mantenga en jaque de preocupación y tensión al Estado y a la propia sociedad catalana.
No hablemos del empresariado que cada día se muestra, siempre en privado, más alarmado por la deriva de los acontecimientos y que hasta el pasado domingo atribuía a Puigdemont la entera responsabilidad de lo que estaba sucediendo en Catalunya. Ahora toca de nuevo el silencio o la protesta políticamente correcta, con apariencia consternada por el apresamiento del expresident como si alguien, salvo sus irreductibles compañeros de lista, no supiera que con Puigdemont campando por sus respetos en Bruselas, la crisis en Catalunya no tiene solución. 
Ignoro qué determinará la justicia alemana sobre la suerte de Puigdemont. Pero sí puede constatarse que el independentismo le ha despedido, sin esperar a que dictaminen los tribunales germanos, con un pleno parlamentario que ha servido a unos y a otros, incluidos especialmente los 'comuns', para echar su cuarto a espadas y dejar las posiciones políticas apuntadas por si el 'expresident' termina en Estremera. Ahora a lo que se está no es a mantener el duelo por Puigdemont sino a levantar el luto lo antes posible, formar un gobierno, y evitar nuevas elecciones. El independentismo convencional, verbal y gestual, quiere ser lo que el 'expresident' no le deja que sea: soberanismo pragmático, separatismo diferido 'sine die', regreso más o menos vergonzante al autonomismo perdido con Puigdemont. Pretende dejar atrás el proceso soberanista cuyo coste comienza a resultar insoportable tanto política, como económica y socialmente.

 

Credibilidad

 

¿Qué credibilidad podría tener esta sinfonía de lamentos por la detención de Puigdemont después de que los mismos que le lloran políticamente se han desdicho de la efectividad de las medidas separatistas que propiciaron en el pasado reciente? El gran destructor de la Catalunya autonómica, Artur Mas, no se cansa de desposeer al 'procés' de autenticidad convirtiéndolo en un muestrario de decisiones tácticas para presionar al Estado a negociar. Pues bien, desacreditado el 'procés' por los mismos que lo impulsaron, no hay buenos motivos para creer que la adhesión a Puigdemont no sea un capítulo más de la hipocresía políticamente correcta en una Catalunya a la que le sobran mesianismos y le faltan realismos.

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Re: ¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

El Waterloo del independentismo

 

    • FRANCISCO ROSELL

RAÚL ARIAS

En la cima de su poder, antes de presentarse el General Invierno en su Rusia y de su hecatombe en Waterloo, le inquirieron a Napoleón qué era lo que más temía. "A los imbéciles -replicó sin ambages-. No hay forma humana de cubrir un frente tan numeroso". No barruntó que, a su muerte, se formaría  otra tropa más nutrida y que engruesan quienes, en su delirio, sienten ser la reencarnación del mismísimo Bonaparte. Con relación a ese extendido trastorno, un democristiano del diablo como Giulio Andreotti introdujo una variante italiana. Ironizaba con que, junto a quienes suponían ser Napoleón, estaban aquellos otros pobres chiflados resueltos a mejorar la red de ferrocarriles del Estado.

Con esa psicología adolescente inherente a quienes anhelan compensar con megalomanía desbocada su palmario complejo de inferioridad, el ex presidente de la Generalitat,  Carles Puigdemont, ha tratado de erigirse en el Napoleón de Cataluña, si bien ha tenido su Waterloo sin pasar por Austerlitz, su final sin principio. Pretendiendo burlar a la democracia española, como el que llama a desgracia, el prófugo tentó a la suerte y a la Historia constituyendo su fantasmagórica "corte de los milagros", precisamente, en los pagos anejos a Bruselas del trascendental cataclismo napoleónico.

Tras proclamar la independencia y salir trasconejado, dejando en la estacada a los suyos, como le afeó el vicepresidente belga, Kris Peeters, su tocata y fuga ha supuesto un recital en línea con el personaje de Orson Welles en La Dama de Shanghai: "Cuando empiezo a comportarme como un idiota, entonces casi nada puede detenerme". Para colmo, su sino ha sido el de Ruiz-Mateos, también capturado en su día en Alemania, y al que le reían sus gracias y jugarretas, como a Puigdemont, del que su incondicional Pilar Rahola tuiteó en las horas previas a su arresto que  era el "puto amo" por la forma en que se recochineaba del Estado. "Como creo lo que invento, no me parece que miento", dice un proverbio tan viejo como perenne.

Al ser intrínsecamente imposible que el interfecto pusiera fin por sí mismo a su suma interminable de dislates, cayó en la red. Con la perseverante paciencia de la araña que mueve sigilosamente sus hilos hasta atrapar al moscardón que no se percata de su desgracia hasta que su situación muta en irremediable,  el Estado echó el guante a Puigdemont. A base de hacerse presente hasta en la sopa, incurrió en la pifia que lo enjauló.

Si Wellington no habría salido victorioso en Waterloo sin la proverbial aparición del general prusiano Blücher, otro tanto cabe con la Policía alemana. Pero sin incurrir en aquel exceso de Guillermo II cuando, con apreciable falta de tacto, aseveró que Blücher rescató al ejército británico de su destrucción. En este caso, los servicios secretos españoles se han sacado la espina de los infaustos prolegómenos de la consulta ilegal del 1 de octubre, si bien quizá no quepa cargarles a ellos todo el mochuelo, sino a quienes desatendieron todos los avisos, engañándose con que el separatismo iba de farol, cuando se crecía a medida que hallaba facilidades.

Con el burlador burlado de Waterloo se han hecho ciertos los versos del Don Juan de Zorrilla: "Adviertan los que de Dios/ juzgan los castigos grandes/ que no hay plazo que no llegue/ ni deuda que no se pague". Seguro de su impunidad, despreció la admonición con un displicente: "¡Qué largo me lo fiáis!". Largos pudieron hacerse, pero fueron justo  155 días en cabal correspondencia con el guarismo del artículo de la Carta Magna que posibilitó su defenestración por la asonada contra el orden constitucional y la unidad de España.

Empero, conviene preguntarse por qué una parte de los catalanes, sabedores de que todo tiene un precio -esa fue la pregunta que se hizo Pla al observar el espectacular alumbrado de Nueva York- y que no sale ni a la puerta de la calle sin aclarar por cuanto les saldrá la broma, cierra ojos y mente para embarcarse en un viaje a ninguna parte. Es más, dispuestos incluso al naufragio, por más que acaricien la idea aterciopelada de que se puede romper una nación trimilenaria con un hola y adiós.

Tampoco reparan en que ello pone en solfa el proyecto europeo que se levantó sobre las tierras devastadas por las dos guerras mundiales desatadas por el nacionalismos, lo que explica que la única compañía europea sean los fascismos xenófobos y los antisistema de la extrema izquierda eurófoba.

Con lágrimas de plomo, Rudyard Kipling cinceló en su epitafio sobre la tumba de su único hijo, muerto en el campo de batalla de la primera gran contienda mundial, una gran verdad de una gran mentira: "Si alguien pregunta por qué morimos, decidle que fue porque nuestros padres mintieron".  Como enseña la Historia propia y la ajena, la violencia no vive sola. Lo hace entrecruzada con la mentira, de modo que al hacha que representa a la primera se entrelaza la serpiente de la falsedad. Así, la violencia se embosca tras la mentira, y ésta se apoya en la violencia.

La serpiente, como explicita la popular canción soul de ese título y que Trump ha manipulado a conveniencia en varias hitos de su carrera presidencial,  siempre acaba por mostrar su verdadera fazThe snake narra la historia de la mujer que recoge a uno de estos reptiles con el que se topa medio congelado en el camino. Afligida, le da cobijo, lo alimenta con leche y miel y lo acomoda al lado de la chimenea. Tras prodigarle cuidados y esmeros, la sierpe se revuelve y le asesta una mordedura venenosa. Cuando la aturdida protectora le inquiere sobre por qué le paga con tamaña ingratitud, el ofidio se regocija gozoso: "Oh, cállate, mujer tonta./ Sabías jodidamente que era una serpiente antes de llevarme contigo".

Esta fábula ilustra la metamorfosis de la autodenominada Revolución de las sonrisas en Cataluña, aunque nunca fuera esa su naturaleza, como tampoco era la condición de la serpiente que se encara contra su bienhechora. A menudo,  el odio se disfraza con careta sonriente cuando hiede a hiel. En cuanto se ha desplomado el teatro de la farsa y el primero de sus impostores se ha precipitado al foso, los Gandhi de opereta, con su impostado pacifismo, han aparecido con la máscara oscura y tenebrosa con la que intensifican su violencia callejera y reviven escenas ya vistas en el País Vasco con la kale borroka.

Al respecto, convendría no banalizar esa violencia relativizándola como de "baja intensidad", cuando tanta yesca se apila. Obra efectos letales al hacer que el ciudadano se olvide de lo que es y cómo piensa.  Sumido en una espiral de silencio, le convierte en rehén de sus verdugos, al modo de ese vecino del juez Llarena. Éste ha plantado una estelada bien visible para que nadie confunda su residencia veraniega con la del magistrado del Tribunal Supremo erigido en martillo de golpistas.

La vanguardia de esos activistas, reclutada por la CUP y amparada por el mismísimo presidente del Parlamento, Roger Torrent, además del resto de corifeos del separatismo, agrava una deriva furibunda. Ya era apreciable tanto en las vísperas como en las postrimerías del intento de golpe de Estado del 1 de octubre. Basta ver el piélago de pruebas que la Guardia Civil ha remitido al juez Llarena,  documentando hasta 315 actos virulentos en el periodo comprendido entre el 1 de septiembre y el 8 de octubre, lo que habla meridianamente claro.

Tales tropelías evocan aquellas escuadras mussolinianas de los años 20 que conformó el Duce contra sus adversarios, y luego revividas por el chavismo en Venezuela, al mismo tiempo que se presentaba como el único capaz de preservar la paz en Italia, aunque sea ésa una marea de difícil conducción y que puede volverse con redoblada furia en cualquier dirección.

Después de 40 años de adoctrinamiento de la cuna a la sepultura y de fabulación histórica basadas en falacias complacientes, junto a  la labor atosigante de un poderoso instrumental de agitación y propaganda, se ha asentado en Cataluña un pensamiento paranoico, así como una forma psicótica de hacer política. Así, una explosiva vena loca (rauxa) arrasa cualquier atisbo de sentido común (seny), remembrando el extraño caso deldoctor Jekyll y mister Hyde. Al formularse quiméricos objetivos imposibles de satisfacer,  el consecuente fracaso exacerba el sentimiento de frustración del paranoico, quien se revuelve contra el Otro, contra el que difiere de sus postulados ideológicos, al que tiene por el infierno de sus desgracias y al que convierte en chivo expiatorio de las mismas.

Por muchas vueltas que se le dé al independentismo catalán,  éste no configura un problema estrictamente político, sino que lo desborda y entra en la esfera de la psiquiatría. En consecuencia, sólo cabe, retomando el consejo del gran antropólogo Julio Caro Baroja sobre País Vasco, recurrir a trenes llenos de psiquiatras. Dado como el nacionalismo mete a los catalanes en el pozo del que a los vascos les ha costado Dios y ayuda sacar cabeza, mejor no echar en saco roto la apreciación del sobrino de don Pío.

Para Caro Baroja,  salir del laberinto vasco obligaba a corregir un problema de autovisión errónea que llevaba a sus paisanos a indagar causas exteriores cuando era un problema originado por ellos mismos. "La única esperanza para Euskadi -concluía, lo que vale también para Cataluña- es el cansancio, pues este país vive en tiempos de tragedia, y la tragedia se basa en una falta de adaptación absoluta a su espacio y a un desconocimiento total del tiempo en que vive".

Por eso, siguiendo la dicotomía que Andreotti establecía para Italia, diríase que,  en España, hay también dos clases de locos: quienes se creen Napoleón y aquellos otros que estiman que es posible devolver la cordura a los secesionistas en una España en la que la ley de las consecuencias imprevistas no puede estar mejor servida. Auspiciando un encaje nacionalista por medio de una Constitución de su agrado, éstos propugnan descabalar España. Alzados en hijos del destino,  los soberanistas son presa de calamitosas alucinaciones románticasque derivan en enormes camposantos como aquel en el que yacen los huesos del malogrado hijo de Kipling.

#491

Re: ¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

 

 

Hans Fallada, célebre escritor alemán del siglo XX, fue denunciado en marzo de 1933 a las autoridades por una conversación que mantuvo con el también escritor alemán Ernst von Salomon con un supuesto contenido hostil hacia el régimen de Hitler. Su desacato fue penado con dos años en la prisión de Neumüster. La misma en la que está preso el ex presidente catalán Carles Puigdemont y en la que posiblemente se conserve un ejemplar del libro en el que Fallada rememoró su tiempo entre rejas. Una obra que, aún no ha sido traducida al español pero que ha devuelto el nombre de su autor a una curiosa primera línea.

La ventura ha llevado a que muchos españoles escuchen, por primera vez, sobre Fallada de la misma forma que en Alemania y principalmente en el estado federado de Schleswig-Holstein, sus habitantes  se hayan familiarizado e incluso se atrevan a pronunciar, con más que aceptable acento catalán, el nombre de Carles Puigdemont. Su nuevo vecino ha venido a situar en el mapa de los españoles la zona más septentrional de Alemania pero también, ha venido a romper la aparente tranquilidad de los 79.000 habitantes de Neumüster. Una pequeña ciudad a unos 30 kilómetros de distancia de Kiel y a 65 de Hamburgo. «Esto se ha convertido en un auténtico thriller», vocifera un transeúnte que cruza la calle Boostedter. A pocos metros, se alza la cárcel. Un edificio, de claro estilo gótico báltico, que dista mucho de la estética propia de otros recintos penitenciarios y que, desde hace una semana, recala la atención de la prensa internacional. Desde entonces, docenas de periodistas y cámaras acampan frente a la puerta principal.

Algunos de ellos pasaron las primeras noches en un estacionamiento colindante, a muy bajas temperaturas, mientras veían como pequeños grupos de simpatizantes se acercaban hasta la prisión para colocar alguna estelada y vociferar consignas independentistas. Todos los medios saben que las posibilidades de ver a Puigdemont son escasas y, quizá por eso, muchos tratan de hacer más amena la espera preguntando algún vecino.  «Finalmente está sucediendo algo aquí», asegura un residente. A su lado, otro añade que «el tema de la independencia supondrá otro clavo para el ataúd de la UE». En cualquier caso, la presencia en Puigdemont ha roto la tranquilidad de Neumüster y en especial para su policía y su sistema judicial que, por primera vez en mucho tiempo, se enfrentan al veredicto de la prensa mundial. «Últimamente todo está más tranquilo porque no ha abandonado el lugar», aseguró el portavoz de la policía de Neumünster, Jochen Lentföhr. Nada que ver con la presión que vivieron los agentes alemanes hace siete días cuando se activó el operativo de captura.

El ex presidente fue detenido poco después de las once de la mañana, a 30 kilómetros de la frontera; en concreto, en una gasolinera. Iba acompañado de cuatro personas. Una vez en la comisaría de Schuby, donde le tomaron los datos, Puigdemont realizó varias llamadas, incluida una a su abogado en Bélgica y, poco después, se optó por llevarle a otras dependencias policiales en las que hubiera más espacio, previo a su ingreso en prisión. Pero, sin duda, el principal peso sobre el que recae el futuro de Puigdemont está ahora en manos de la Fiscalía General de Schleswig Holstein, el estado federado donde se produjo el arresto, que debe analizar la solicitud española y, si no percibe obstáculos jurídicos, propondrá su ejecución a la Audiencia Territorial de Schleswig, encargada de tomar una decisión.

Todo apunta a Pugidemont seguirá encarcelado, como mínimo, mientras la Fiscalía estudie el caso y su solicitud no se espera hasta después de Semana Santa, es decir, como pronto el martes.  El abogado alemán que ha contratado, Wolfgang Schomburg, pidió al Gobierno de Merkel que haga uso de la posibilidad que le ofrece la ley de no autorizar una eventual extradición del político catalán. Schomburg confía en que la justicia rechazará la euroorden. El proceso se prevé largo y tedioso. Mientras, Puigdemont seguirá en prisión. «No recibe ningún trato especial», declaró la directora de la institución penitenciaria, Yvonne Radetzki. «Al principio tanteamos la posibilidad de que participara directamente en el día a día de la cárcel, aunque no demasiado porque llamaría la atención», añadió. El político catalán fue llevado a una celda normal en el edificio de prisión preventiva.



 

#493

Re: ¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

Puigdemont admite ante el Supremo «excesos» de los independentistas el 1-O

El expresidente catalán alega en su recurso al TS que el 1-O no hubo "ningún tipo de violencia" pero admite que algunos ciudadanos "pudieron haberse excedido" en su "resistencia pasiva"



Leer más:   Puigdemont admite ante el Supremo «excesos» de los independentistas el 1-O   https://www.larazon.es/espana/puigdemont-admite-ante-el-supremo-excesos-de-los-independentistas-el-1-o-CL18025698?sky=Sky-Abril-2018#Ttt1u2HI2bHaGrMe
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Re: ¿Puigdemont y parte del govern piden asilo politico en Bélgica?

ja ja ja puchi a seguir en prision ja ja ja 

 

 

La Fiscalía alemana ha pedido a la Audiencia Territorial de Schleswig la tramitación de la extradición a España del expresidente de la Generalitat de Cataluña  Carles Puigdemont por los delitos de  rebelión y malversación de fondos públicos. El Ministerio Público aprecia riesgo de fuga, y por eso ha pedido mantener en prisión al expresidente catalán mientras tramita su extradición a España.

Tras el análisis exhaustivo de los delitos que contiene la orden de detención europea, ha concluido el fiscal que la extradición es «justa» y «pertinente» y así lo solicita ante el juez, que se espera emita la decisión definitiva a lo largo de esta semana. Una vez decida este tribunal, no habrá lugar a recurso y después de haber sido analizado el caso por la Fiscalía es muy poco probable que el juzgado rechace la petición, por lo que la extradición de Puigdemont se producirá posiblemente dentro del  plazo de 60 días previsto por la euroorden.

Durante las deliberaciones del tribunal, no está previsto que tome declaración o llame a comparecer a Puigdemont, puesto que debe atenerse solamente a la documentación presentada por la Fiscalía y el material aportado por las autoridades judiciales españolas que solicitan la extradición.

 

En la solicitud de extradición presentada por la Fiscalía local consta además la consideración de que es conveniente que Puigdemont espere la decisión del tribunal en prisión, debido al peligro  evidente de fuga que impulsó la medida cautelar, por lo que una hipotética petición de libertad vigilada, que se habían planteado los abogados alemanes de Puigdemont, quedaría muy debilitada. La Fiscalía entiende que «continúan la razones para su detención por riesgo de fuga», pues medidas menores a la prisión no garantizan su permanencia en Alemania mientras la Audiencia Territorial de Schleswig resuelve.

El informe de la Fiscalía explicita además que Puigdemont ha de ser extraditado por los delitos de rebelión, registrado en la legislación alemana bajo el nombre de alta traición, y por el de malversación de fondos, contenido en el delito de corrupción que consta en  la lista de 32 delitos que justifican, en el caso de la euroorden, la extradición automática. En casos como este, la Justicia alemana tramita la extradición en una media es de entre 15 y 45 días y un máximo de 60 días que marca la ley.

«La acusación de rebelión contempla, esencialmente, la celebración de un referéndum inconstitucional a pesar de que eran de esperar enfrentamientos violentos», destaca en el comunicado la Fiscalía, que considera que el delito que imputa la Justicia española a Puigdemont puede ser equivalente al de alta traición que recoge el Código Penal alemán. «No es exigible legalmente una coincidencia literal de los preceptos alemanes y españoles», subraya.

La Fiscalía alemana ha respondido así al requerimiento del juez del Tribunal Supremo  Pablo Llarena, que en la euroorden de detención defiende que los responsables del Gobierno presentes en la reunión previa al 1-O conocían sobradamente los riesgos de violencia después de los incidentes ocurridos el 20 de septiembre, cuando miles de personas intentaron boicotear la labor de la comisión judicial que realizaba los registros en la Consejería de Economía de la Generalitat. Según el juez Llarena, Puigdemont actuó como presidente de la Generalitat con la  finalidad de obtener por una vía ilegal la independencia de Cataluña, asumiendo el uso de violencia.

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