Hay algo que no está claro en los datos que proporciona el Gobierno diariamente sobre esta enfermedad. Y ello se refiere a las personas que aún permanecen enfermas, sin haberse curado o haber fallecido.
A diario nos dan noticia de que los hospitales no están tan saturados como antes, que ya hay camas libres en habitaciones y UCIS, que parece que el número de hospitalizados ha descendido notablemente.
Pero si analizamos la información diaria del Gobierno, vemos que el número de personas contagiadas, menos el de curados mas fallecidos, no hace más que CRECER. Teóricamente, cada vez hay más enfermos sin curar. Así, según los datos de hoy, el total de positivos desde que empezó la pandemia es de 200.210, el de restablecidos es de 80.587 y el de fallecidos de 20.852, lo cual indica que hay 98.771 personas infectadas por el virus que aún no han sido dadas de alta, por lo que siguen infectadas. Y esa cifra no ha hecho más que crecer, nunca ha bajado, y cada día sigue aumentando. Pero en los hospitales la cifra baja, luego los que no están hospitalizados, los leves, siguen creciendo, a pesar de que un enfermo leve se cura más rápido que uno grave.
La pregunta es inmediata e inevitable: ¿Dónde están esos enfermos no hospitalizados? Parece que la respuesta es obvia: en sus casas. Pero ahora viene la que resulta más difícil de responder, y de entender la respuesta: ¿Quién da de alta a esos enfermos? ¿Quién controla su evolución? ¿Son sometidos a test que garanticen su curación? ¿Quienes dan el parte a las autoridades de esas altas?
No sé las respuestas. Si alguien conoce algún caso, que nos lo cuente. No vaya a ser que con tantos tests como ahora se hacen se contabilicen como infectados a personas que ya hayan pasado la enfermedad, en los cuales se detecta la presencia del virus, y como ya están curados nadie les de nunca de alta.
Me preocupa el tema.