Es posible que esa sea la linea seguida, dado que la demagogia es el camino más fácil si el electorado mayoritario está situado en una determinada circunstancia.
Lo que no quiere decir que sea necesariamente lo más óptimo, ni siquiera para la cohorte poblacional aparentemente más favorecida.
Si seguimos manteniendo la bastante robusta política de transferencias dinerarías vía pensiones, ¿podremos pagar adecuadamente el gasto sanitario? Hay que tener en cuenta que los principales usuarios, y beneficiarios, de un solvente sistema de sanidad pública coincide con los pensionistas.
Por otra parte, dada la realidad demográfica a que nos enfrentamos, y de hecho, ya nos encontramos, entre las dos grandes cohortes poblacionales "no-activas" (jóvenes y viejos), el gasto público destinado a ambos presenta unos sesgos hirientes.
Más o menos una persona se mantiene en ese "recinto demográfico" aproximadamente el mismo tiempo, alrededor de dos décadas de vida.
Más o menos, tenemos a la misma cantidad de personas dentro de cada uno de esos "recintos", el 19,50 % de la población.
El gasto público total destinado a infancia y juventud (educación, sanidad, deducciones fiscales, como más significativas), asciende a unos 150.000 € per capita a lo largo de su periodo infanto-juvenil.
El gasto público total destinado a vejez y ancianidad (pensiones, sanidad, deducciones fiscales y otros descuentos, como más significativo), asciende a unos 400.000 € per capita a lo largo de su periodo de vejez-ancianidad.
Posiblemente sea necesario contemplar algún tipo de reajuste dentro del gasto público total, así como un reenfoque del gasto concreto destinado a los mayores.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!