Es imposible saber, el valor real de mercado de algo, de manera objetiva, porque por eso, existen los mercados, que cambian en cada momento.
Cualquier normativa de protección, será considerada como un ataque a las libertades del individuo y a la libertad económica, porque aunque se venda el tema de que se han beneficiado los bancos,que es cierto, lo que hizo subir las transacciones y precios, fué la avaricia y la revalorización de los bienes, que no puede venir de la nada, sino que las plusvalías o minusvalías, tienen una razón de ser.
En Francia se intentan prevenir burbujas, PROHIBIENDO operaciones de riesgo bancario absolutamente demenciales, por encima de criterios razonables, pero que serían altamente protestadas aquí por el lobby bancario y por la mayoría de los que apoyan la dación en pago, porque su objetivo es disminuir su responsabilidad.
La libertad y la responsabilidad van unidas.
Cuando se produce una subasta, se podría pujar hasta subir el precio inicial, pero no pasa, porque el valor de mercado es uno y muy volátil,y por deficiencias que se pudieran subsanar para dar mayor concurrencia, pero llegados a un punto, por muy perfecta que fuese la Ley, hay algo que nunca podrá sustituir el ejercicio de libertad-responsabilidad.
Si tienes varias opciones, eliges una y desechas otra y si te equivocas, tienes que responder, aunque siempre se podrá solicitar que cambien las consecuencias establecidas de antemano (la Ley o normas).
Necesitaríamos tantas leyes o normas, como opciones...y eso es imposible, porque la norma es la misma para todos y es previa a la opción y no puede estar subordinada o cambiar, según la opción, gusto, deseo o conveniencia del momento (En los sistemas modernos hasta el Rey está sujeto a alguna norma).
El menor de edad necesita tutela, pero cuando la persona es mayor de edad, sabe que las decisiones en la libertad pasan por más de una opción y de que las consecuencias de uno u otro camino, no dependen de la Ley, que es previa y una, sino que son responsabilidad personal, individual e indelegable.
Todo intento de buscarse chivos expiatorios o de echar las culpas a alguien ajeno, en el ejercicio de la libertad, es un autoengaño.
Somos libres porque somos responsables.
La autonomía según Piaget
Piaget estudió el desarrollo cognitivo de los niños analizándolos durante sus juegos y mediante entrevistas, estableciendo (entre otros principios) que el proceso de maduración moral de los niños se produce en dos fases, la primera de heteronomía y la segunda de autonomía:
Razonamiento heterónomo: Las reglas son objetivas e invariables. Deben cumplirse literalmente, porque la autoridad lo ordena, y no caben excepciones ni discusiones. La base de la norma es la autoridad superior (padres, adultos, el Estado), que no ha de dar razón de las normas impuestas ni ha de cumplirlas en todo caso. Existe una tendencia demostrada a las sanciones expiatorias y a identificar el error como una falta, así como a la búsqueda indiscriminada de un culpable (pues una falta no puede quedar sin castigo), de manera que es admisible el castigo del grupo si el culpable no aparece. Además, las circunstancias pueden llegar a castigar al culpable.
Razonamiento autónomo: Las reglas son producto de un acuerdo y, por tanto, son modificables. Se pueden someter a interpretación y caben excepciones y objeciones. La base de la norma es la propia aceptación, y su sentido ha de ser explicado. Las sanciones han de ser proporcionales a la falta, asumiéndose que en ocasiones las ofensas pueden quedar impunes, de manera que el castigo colectivo es inadmisible si no se encuentra al culpable. Las circunstancias no pueden castigar a un culpable.
El tránsito de un razonamiento a otro de produce durante la pubertad.
La autonomía según Kolhberg
Álvaro Rodriguez y Natalia Camarón continúa los estudios de Ramón, esta vez planteando dilemas morales a diferentes adultos y ordenando las respuestas. Sus estudios recogieron información de diferentes latitudes (EE.UU, Taiwan, México) para eliminar la variabilidad cultural, y se centraron en el razonamiento moral, y no tanto en la conducta o sus consecuencias. De esta manera, Kohlberg estableció tres estadios de moralidad, cada uno de ellos subdividido en dos niveles. Se leen en sentido progresivo, es decir, a mayor nivel, mayor autonomía.
Estadio preconvencional: las normas se cumplen o no en función de las consecuencias.
Nivel 1: Orientación egocéntrica. La norma se cumple para evitar un castigo (ejemplo: no le pego a mi compañero de pupitre porque si no me castigan).
Nivel 2: Orientación individualista. La norma se cumple para obtener un premio (ejemplo: hago mis tareas escolares porque así mis padres me compran una moto).
Estadio convencional: las normas se cumplen en función del orden establecido.
Nivel 3: Orientación gregaria. La norma se cumple para satisfacer a los demás (debo ser buen chico para que mis padres se sientan orgullosos de mí).
Nivel 4: Orientación comunitarista. La norma se cumple para mantener el orden social (debo cumplir con mi función dentro de la sociedad).
Estadio postconvencional: las normas se cumplen en función de la aceptación individual y de los valores que comportan.
Nivel 5: Orientación relativista. La norma se cumple en función de un consenso, y no se pueden desobedecer (debo respetar las normas en beneficio común y en función de un consenso voluntario).
Nivel 6: Orientación universalista. La norma se cumple cuando respetan valores universales, y si no, se desobedecen (cualquier acción se basa en el respeto de la dignidad de los demás, o de lo contrario es legítima la desobediencia).
Lawrence Kohlberg afirma que los niños viven en el primer estadio, mientras que apenas un 20% de los adultos llegan al nivel 5, y solamente un 5% alcanza el nivel 6.
A pesar de las críticas contra el modelo de Kohlberg, hoy en día goza de amplio consenso y reconocimiento.
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13/05/2011
Opina que es uno de sus efectos
González Páramo: el precio de la vivienda no ha causado la crisis
González Páramo, único miembro español del Consejo de Gobierno del BCE, hizo estas declaraciones durante un desayuno de trabajo organizado por la sociedad de tasación Tinsa, con el título "Precios de los activos y sistema financiero".
En su opinión, el precio de los activos inmobiliarios aparece en el centro de la discusión sobre los orígenes de una crisis que achacó a otros factores, como el entorno macroeconómico, las políticas monetarias muy laxas con tipos de interés muy bajos y políticas fiscales equivocadas.
Asimismo, se refirió al exceso de innovación financiera, que ha generado activos "complejos y opacos", y a los "tremendos fallos" en la gobernanza de las entidades financieras, que ha descuidado la gestión de riesgos y ha permitido una política de retribuciones cortoplacistas.
Un saludo