Mi punto de vista difiere un poquito, pero es el que considero válido para mi caso. Evidentemente, de acuerdo con el perfil de necesidades y el comportamiento previsible del cliente mi consejo sería diferente.
Yo creo que contratar un seguro de amortización, a priori, es un error. Por un motivo muy sencillo: es un producto finalista, en el que se define por completo qué pasara si se produce la contingencia cuando el escenario real en el momento de producirse la misma puede ser muy distinto al de partida.
Por ejemplo:
- un seguro de amortización carece de capacidad para adaptarse a clientes de préstamo que realizan amortizaciones anticipadas. Conclusión: se paga en exceso por capitales que nunca se recibirán(¡no se cobra el sobrante, señores!)
- si el prestamo se hizo a interés variable, el asegurador de vida calcula un tipo promedio "razonable" y simula una tabla de amortización teórica. En la práctica, como hoy podemos comprobar, los tipos de interés razonables no existen y, además, su comportamiento es cíclico. Por tanto para que uno fallezca y el préstamo quede totalmente pagado tiene que producirse un cierto escenario tómbola que dista mucho de ser un elemento de confianza en un mercado donde muchas familias tienen su ahorro líquido con una gran tendencia al cero absoluto.
- si estamos ante un cliente de los atrevidos y su hipoteca no solo sufre las tensiones de nuestro mercado sino que incorpora como tercera dimensión una referencia en divisas, el gráfico de amortización puede tener el comportamiento de un caballo al galope durante la carga de la brigada ligera. ¿cómo encajamos el término "seguro de amortización" y esa realidad pendular?
- una de las pocas cosas buenas que tiene la adquisición de vivienda es la desgravación en IRPF. Si amortizamos ¡adios beneficio fiscal! y, como el seguro de amortización solo cubre el principal pendiente de pago, ¡a pagar intereses, gastos de cancelación anticipada del préstamo, escrituras, AJD, etc con cargo a los ahorros (de existir) porque esas cantidades no estaban aseguradas!
- Tal vez con un buen seguro de vida de capital constante o creciente según IPC la familia tenga la oportunidad de generar una renta con la que pagar la hipoteca, manteniendo sin consumir el capital. Cuando se termina de pagar la hipoteca ¡nos queda el capital! Así se puede complementar otras necesidades que surjan con el tiempo (vejez, etc). Coincido con Irseguro.
- En el ámbito hipotecario el seguro de vida es voluntario. El seguro de amortización por narices tiene cesión a favor del banco. En el seguro de vida clásico se es libre de elegir qué hacemos con dicho capital y si algo enseña esta vida es que a veces existen oportunidades que pasan de largo por no contar con la herramienta adecuada para conseguirla. Con un seguro de vida clásico el beneficiario tendrá la sartén por el mango y, si conviene y solo si conviene, en ese momento, liquidará el préstamo.
Yo, por principios, adoro la libertad de elegir lo que quiero comer cada día y os digo que no aceptaría que hoy me obligaran a firmar qué voy a comer el 24 de febrero de 2020. Igual ese día lo que hoy me imponen no me apetece.