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Re: BBVA quiere fusionarse con el sabadell
Firman este artículo Pere Aragonès, Artur Mas, Ximo Puig, Antoni Castells, Oriol Junqueras, Andreu Mas-Colell, Natàlia Mas Guix y Vicent Soler
La oferta pública de adquisición (OPA) presentada por el BBVA sobre el 100% del capital del Banco Sabadell, con el fin de culminar en una fusión por absorción, ha llegado al Consejo de Ministros. Se abre ahora un período decisivo para evaluar su impacto, en el que será imprescindible un análisis riguroso porque hay mucho en juego.
Nos encontramos ante una operación insólita entre dos entidades plenamente solventes, rentables y consolidadas, que no presentan ningún problema financiero ni estructural que justifique, desde el interés público, una integración de estas características. No es una operación de rescate ni una reestructuración motivada por razones de estabilidad sistémica, como sí lo han sido otras recientes fusiones en el sector bancario.
Más allá de los intereses corporativos de la entidad adquirente, una operación de este alcance requiere un análisis cuidadoso de sus efectos sociales, territoriales y económicos sobre el tejido productivo y la ciudadanía, más allá de la evaluación de competencia ya hecha por la CNMC.
Numerosas entidades empresariales, cámaras de comercio y sindicatos –especialmente del arco mediterráneo– han expresado con contundencia su oposición a la OPA, alertando de las graves repercusiones que podría tener para el interés general. En este contexto, quisiéramos destacar cinco puntos críticos:
La fusión supondría una pérdida de arraigo territorial del capital y una menor vinculación entre el sistema financiero y las necesidades del tejido productivo local
1. Ocupación y cohesión territorial. El impacto sobre el empleo sería muy severo: hasta 10.000 empleos directos y hasta 31.000 en total, contando subcontratos y pymes afectadas. Más del 70% de estas pérdidas se concentrarían en Cataluña. La experiencia de anteriores integraciones muestra que los despidos reales suelen superar las previsiones. En términos de cohesión territorial, la OPA acentuaría el desequilibrio territorial que ya existe. No es necesario concentrar más poder económico en Madrid sino justo al revés, desconcentrarlo.
2. Exclusión financiera y menor acceso a servicios. El cierre de hasta 800 oficinas afectaría especialmente a zonas con baja densidad de oficinas bancarias, como muchas comarcas catalanas, valencianas –particularmente en Alicante– y las Islas Baleares, agravando aún más la brecha en el acceso a los servicios financieros. En tan solo quince años hemos pasado de un modelo con muchas entidades, especialmente cajas de ahorros, a otro con muy pocas. La concentración ya está más que hecha, no hace falta ir más allá.
3. Pérdida de apoyo a las pymes. Banco Sabadell mantiene un vínculo estratégico con el tejido de pequeñas y medianas empresas, mientras que el BBVA ha estado más orientado a grandes empresas y mercados globales. La fusión concentraría el 60% del crédito bancario en solo tres entidades, con la consiguiente reducción de la competencia y de las opciones de financiación para las pymes. Ya durante la crisis de 2008 se evidenció que las empresas con menor diversificación bancaria fueron las más vulnerables. El eje mediterráneo no solo concentra una elevada densidad de pymes, sino que actúa como el gran pulmón exportador del Estado. Perjudicar a este tejido empresarial supone debilitar la economía mediterránea y, con ella, el conjunto de la economía española.
En varios países europeos, las autoridades públicas han condicionado o bloqueado operaciones similares
4. Desarraigo territorial del capital. El 85% del margen del Banco Sabadell se genera en España, mientras que en el caso del BBVA no llega al 30%. La fusión supondría una pérdida de arraigo territorial del capital y una menor vinculación entre el sistema financiero y las necesidades del tejido productivo local. También reduciría la presencia de operadores con vocación de proximidad y capacidad para acudir a emisiones de deuda pública, debilitando la profundidad del mercado soberano. En un contexto en el que la soberanía económica y el fortalecimiento del capital local son estratégicos, esta operación apunta en la dirección opuesta.
5. Riesgos sistémicos. Las grandes fusiones bancarias concentran poder y generan riesgos estructurales que pueden comprometer la estabilidad del sistema. Cuando una entidad se convierte en "demasiado grande para caer", aumenta el riesgo moral y la posibilidad de rescates públicos. Esta dinámica traslada los riesgos privados a la ciudadanía. Es necesario un sistema bancario diversificado, con competencia real y regulación orientada a la estabilidad y al interés general.
Por eso, es necesario que el gobierno español analice la operación con el máximo rigor y desde una perspectiva de interés general. En varios países europeos, las autoridades públicas han condicionado o bloqueado operaciones similares; en el caso italiano, las condiciones impuestas a la fusión entre Unicredit y BPM han forzado su reconsideración.
Europa necesita una Unión Bancaria fuerte y un mercado interior realmente integrado. Lo que hace falta impulsar son fusiones transfronterizas que den lugar a entidades con una verdadera dimensión europea, no incrementar la concentración dentro de las fronteras de un solo país. En España, la falta de competencia ha tenido ya consecuencias visibles: depósitos escasamente remunerados y un crédito más caro para familias y empresas.
Las implicaciones van mucho más allá del ámbito corporativo: existen riesgos reales para el empleo, la cohesión territorial y el acceso a la financiación de las pymes
Por todo ello, consideramos que la OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell es contraria al interés general. El Consejo de Ministros dispone de instrumentos legales, tanto en la legislación nacional como europea, para garantizar su protección.
No nos encontramos ante una simple adquisición de acciones, sino ante una operación que puede comportar la pérdida de autonomía del Banco Sabadell como entidad independiente. Las implicaciones van mucho más allá del ámbito corporativo: existen riesgos reales para el empleo, la cohesión territorial y el acceso a la financiación de las pymes, especialmente en los territorios del arco mediterráneo. La recuperación de centros de decisión económica en Cataluña también se vería gravemente afectada si se pierde el Sabadell. Es el momento de actuar con claridad y responsabilidad institucional. Si queremos preservar un sistema bancario más cercano, plural y resiliente, esta OPA debe analizarse con la máxima prudencia, transparencia y rigor.