Como hay opiniones bastantes dispares, voy a añadir un poco de información basada en mi propia experiencia por haber trabajado con ellos algo más de un año en una oficina del sur de España. (AVISO: POST MUY LARGO)
OVB es una correduría de seguros, de código de inscripción en la DGS J2254. Ni más ni menos. No es una empresa de asesoramiento financiero, por mucho que se vendan como tales. Se dedican básicamente a vender seguros y la diferencia con otras corredurías es que se centran en el ahorro y la inversión.
En este sentido, OVB España se compone únicamente de las oficinas administrativas en Madrid. La persona que se pone en contacto con nosotros, sea para intentar captarnos como cliente o como “colaborador”, así como todo el personal de las distintas oficinas repartidas por la geografía española, no son de OVB. Son, como obligan a indicar en los perfiles y firmas de correo de sus colaboradores, autónomos trabajando para OVB.
Y ahí es donde radica la diferencia fundamental con otras corredurías y agencias de seguros. En estas, el comercial encargado de la venta de productos es contratado, bien como empleado bien como autónomo. OVB le ha dado una vuelta de tuerca y ha organizado su estructura comercial como una multinivel.
La multinivel, ciertamente, es legal. La Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista en España establece que una multinivel no es más que un mayorista que vende de forma directa a través de una red de comerciantes, que son empresarios independientes, un producto o servicio, cuyos beneficios siempre se obtienen a través de un margen comercial con porcentajes variables que se distribuyen en niveles. Toda persona que desarrolle una venta multinivel es considerada empresario independiente, no un trabajador de la empresa, cosa que a OVB le va de maravilla.
No confundir con una piramidal, que efectivamente es ilegal. La Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal establece que venta piramidal es cualquiera en la que la compensación económica se deriva fundamentalmente de la entrada de otros consumidores o usuarios, y no de la venta o suministro de bienes o servicios. Y me gustaría que este punto quedara grabado porque volveré a él.
El problema surge precisamente de esta estructura. Lo que sobre el papel podría ser un buen proyecto se rompe en pedazos cuando vas viendo la distribución de esos porcentajes variables de los que habla la Ley 7/1996. Por lo pronto, de cada contrato que realiza cualquiera de las personas que trabajan para OVB, la central administrativa se queda el 40%. El 60% restante se distribuye entre los seis (6) niveles que hay (con alguna variación), quedándole al nivel inferior FTI, que es el que aporta el grueso de los clientes y es donde está la grandísima mayoría de personas, un miserable 15% de la comisión percibida por OVB. Esto se aplica para cualquier comisionado, pero si ponemos un ejemplo se ve el drama. De un cliente que contrate un seguro de 200€/año, y que de una comisión del 25% (lo que en OVB sería un 12,5 unidades sobre 100€ de Prima Neta Anual), OVB recibe 50€ al año, 20€ para administración central y 30€ para la red. De esos 30€, el agente que lo acaba de vender se lleva 7,5€ en un año; si el cliente paga mensualmente, el cobro es de 63 céntimos al mes por dicho seguro. El resto, va para la pirámide de directivos. Miseria y compañía, vamos. Uno va cuadrando esto con el tiempo (porque nadie te lo explica con claridad) y, al menos en mi caso, gracias a mis antecedentes en otra empresa del sector, cosa que me ha permitido ir comparando comisiones.
Esto hace inviable tener uno ingresos dignos durante mucho, muchísimo tiempo. La única forma de conseguir ingresos sería vender productos que carguen tal cantidad de gastos al cliente que se pueda alimentar a la central y a toda la pirámide, incluidos los de abajo.
¿Y dónde se puede hacer esto sin que sangren los ojos? No hay más solución que hacerlo en productos a largo plazo. Meten unos gastos extraordinarios los primeros años (4 normalmente) y, como ni aun así llegan a números atractivos, anticipan estos 4 años de comisiones.
Hay dos consecuencias: 1) si tu cliente cancela durante los 4 primeros años, toca devolver las comisiones (y de ahí las historias para no dormir que aparecen en varios foros, o la página de Facebook de Afectados por OVB https://es-es.facebook.com/pages/Afectados-por-OVB-Allfinanz/1509554792604177); y 2) los enormes gastos iniciales hacen que el ahorro del cliente se arrastre en valores negativos durante 10, 12 o hasta 15 años (es bueno hacer el ejercicio de preguntarse, por ejemplo, “¿qué volumen de gastos ha de tener esto para necesitar 12 años rindiendo al 8% para, por fin, quedar a 0€ de pérdida?”).
Que los gastos se acumulen al principio no los convierte en malos productos (tampoco necesariamente los hace buenos). Si está bien hecho, en el largo plazo (15, 20 o más años) pueden ser aceptables. Pero claro, hay que llegar ahí…
Con esta filosofía OVB ha ofrecido para intermediación productos de toda clase, desde nefastos (Aspecta, que ya no tienen), hasta excelentes (Fortuna, tampoco lo tienen ya), pasando por algunos normalillos (Atlanticlux y Liberty hasta febrero de 2015) y otros simplemente malos (Liberty desde marzo 2015, cuando subieron los gastos sin avisar y para dar más comisión a los de arriba de la pirámide).
De ahí la insistencia de casi todos en vender básicamente largo plazo. No porque se preocupen por la jubilación de los clientes, ni sus hijos, ni nada. Es, simplemente, porque se trata de lo único que les da mínimamente de comer. Y se puede poner la mano en el fuego por que, independientemente del perfil de cliente, inquietudes, objetivos y preocupaciones a corto o a largo plazo, en el 80-90% de los casos la solución que intentarán endosar será un flamante Liberty, y en el porcentaje restante, un Atlanticlux (solo porque no lo conocen tanto). Curioso que se pueda apostar con los ojos cerrados que saldrán estas dos compañías y no aparezcan otros productos de los muchísimos partners con los que trabajan (que lo hay y muy buenos). Quizá tiene que ver que son las únicas que les anticipan las comisiones, con lo que queda claro que el interés que prima no es precisamente el del cliente…
Con todo, uno que esté trabajando con ellos no tiene más que mirarse los rankings oficiales, hacer cuatro números y comprobar cuánta gente se gana mes a mes la vida de forma no ya digna, sino al menos no miserable. Si pensamos que hacen falta unas 1.500 unidades de equipo para sacar 1.000 anticipadas cada mes, y se restan los impuestos y los gastos profesionales necesarios (autónomos, despacho de trabajo, etc.), se puede comprobar que menos del 10% de los más de 800 colaboradores de OVB en España ganan aproximadamente 1.000 € al mes o más. Y cuando uno empieza está al final de la cola, claro.
Aquí es cuando más de uno pregunta: “¿despacho?” Pues sí, otra cosa que no te explican al entrar. A pesar de quedarse el 40% de las comisiones generadas por los más de 800 colaboradores que hay actualmente, OVB no paga ni una sola oficina de su estructura comercial. La tienen que sufragar los pobres diablos autónomos y mileuristas, y los que ni siquiera llegan a eso también. Bueno, el despacho, las tarjetas, el papel, las impresoras, el móvil… En definitiva, todo, hay que pagarlo todo. “Es que es tu empresa”, te dicen. Narices, si es mi empresa me llevo toda la comisión de mis proveedores, no un miserable 15%; si es mi empresa no tengo que aguantar jefes inútiles, y aquí, por mucho que lo nieguen y partiendo de la base que ellos firman tus ascensos, está lleno de jefes.
La única manera de ganarse la vida es: 1) endosar a todo bicho viviente productos a muy largo plazo, que no son adecuados para todo el mundo, y además forzar las primas lo más alto que se pueda (cuando lo recomendable visto el comportamiento del producto sería un importe pequeño); y 2) convencer a mucha gente para que entre como colaborador tuyo (tu cobras de ellos, como en toda multinivel), vendiéndoles la moto de que se van a forrar con unos ingresos exagerados desde gestor de equipo, y convencerles de que hagan lo indicado en el punto 1). Hace falta, en suma, no tener escrúpulos.
Con esto no quiero decir que todo el mundo sea así. Hay excelentes profesionales, que realmente velan por los intereses del cliente y les dan únicamente lo que necesitan, y con los importes que necesitan. Como se dice, haberlos haylos, pero por desgracia por poco tiempo. Porque se dan cuenta de que haciendo un trabajo de calidad y orientado al cliente uno no se gana la vida (hay que endosar a mansalva), y porque para crecer y progresar, no basta con contratar profesionales, hay que meter en el negocio a todo hijo de vecino y exprimirle. La propia dinámica de la empresa hace que los buenos profesionales desaparezcan, y los malos aumenten y se reproduzcan.
Meter a todo hijo de vecino y exprimirle… Esa es la clave del negocio. Porque, ¿por qué motivo iba una empresa que se las da de asesoría financiera a contratar a personas que, como dice el compañero unos post más arriba, prácticamente no saben ni leer? Muy sencillo, cuando nos llaman para empezar a trabajar no es porque en un afán de generosidad nos estén dando una oportunidad profesional. Es simplemente, porque la persona que nos llama se ha quedado sin clientes y necesita comer (y él cobrará de los clientes que traigamos, como en toda multinivel). Si tuviera clientes, los estaría haciendo (son los clientes que más comisión le van a dar), pero ya no le quedan. Si nos llama es porque espera acceder a nuestro entorno más inmediato y, aprovechándose de la confianza que ese entorno tiene en nosotros, no en él, venderle productos a larguísimo plazo que de otra manera probablemente ni se hubieran planteado contratar. No nos contratan a nosotros, compran nuestra agenda y a cambio nos dan calderilla (ese 15%...). Si tienes suerte y te toca un gestor con ética (de esos que van desapareciendo y quedan pocos), les harán un trabajo aceptable o bueno. Si las leyes de la probabilidad se cumplen y te toca uno de los muchísimo más comunes impresentables que pululan por las oficinas, les harán un siete y al cabo de un tiempo cuando se descubra el pastel te quedarás sin amigo/hermano/primo…
Porque, ¿qué clase de empresa es una en la que la rutina de trabajo de las primeras semanas consiste en meterte en una reunión tras otra para 1) intentar convencerte de que llames a tu familia y amigos, y te atiendan acompañado de una persona de la que no conoces su calidad ética para que les coloque ahorros a larguísimo plazo, y 2) intentar convencerte aún más insistentemente para que llames a tu familia y amigos, les vendas la moto y entren en la empresa (“porque eso es lo que te va a dar más dinero”)? Volviendo a lo que decía al principio, cuando la compensación económica se deriva fundamentalmente de la entrada de otros, y no en el servicio propiamente dicho, entonces la empresa multinivel se acerca peligrosamente a la piramidal.
Queda claro, pues, que esta es la PEOR empresa que conozco donde trabajar, en el ramo de seguros y fuera de él. Y que, por mucho que te intenten convencer de que es tu negocio, en el fondo tienes lo peor de un trabajo como empleado (ingresos bajos, jefes inútiles, una pirámide jerárquica) y lo peor de un autónomo (ingresos variables, inestabilidad, correr con todos los gastos), sin las ventajas del empleado (estabilidad, material de empresa), ni las ventajas del autónomo (libertad, ingresos teóricamente más elevados por no tener jefecillos que alimentar). Tanto comentario de los colaboradores en las redes sociales hablando de lo genial que es su trabajo es sospechoso: si tienen que recordarse continuamente qué gran empresa es OVB, quizá es que ni ellos mismos se lo creen…
En cuanto a ser cliente suyo, depende del ramo. Si hablamos de seguros varios, como cobran tan y tan poco, es probable que vayan a romper el precio. Total, no hay mucha diferencia entre cobrar 60 céntimos al mes por ese seguro y 63, así que de perdidos al río… Aquí recomendaría revisar las coberturas y asumir que si se contrata, muy probablemente el servicio post-venta será malo o inexistente. Si ya hacen poco en la contratación, que les da dinero (bueno, céntimos), no harán casi nada si tenemos un siniestro, porque para ellos es tiempo no productivo. La gran mayoría necesita luchar mes a mes para conseguir los (pocos) ingresos de ese mes (léase largo plazo), y aquello que no les lleva a ese fin les sobra. Siempre podemos tener la suerte de que el gestor que nos haya tocado sea uno de esos con ética (sí, de los que van desapareciendo y quedan pocos) y responda ante el siniestro de forma responsable, pero muy probablemente nos haya tocado un trepa y se desentienda. Si no nos importa tener que luchar ante cualquier problema, y si el precio lo vale, puede ser una buena opción.
Otra cosa son los ahorros, especialmente a largo plazo. Aquí puede ser interesante escuchar el enfoque, y solo el enfoque, que traen (porque sea cual sea nuestro perfil, el producto ya lo sabemos, ¿no?... Liberty, y si no, Atlanticlux), pero mejor no contratarlo. Porque, por un lado, seguro que vamos a poder encontrar un producto similar de otra compañía que no nos obligue a arrastrarnos en valores negativos durante 10 o 15 años (al no cargar tantas comisiones al principio). Y por otro, porque en un par de visitas nunca podremos saber si el gestor que ha venido es uno de esos poquísimos con ética y lo ha preparado pensando sinceramente en nuestros intereses, o por el contrario es alguien que vendería a su abuela para endosarnos ese ahorro nefasto pero de alta comisión, con las condiciones más beneficiosas para él. Y la probabilidad juega en nuestra contra…