Re: ¿Cuánto dinero necesitas para vivir sin trabajar, y ser feliz?
El problema es LA DEUDA: TOA, TOA, TOA, como decía ese gran filósofo. Intervienen siempre dos partes: el que da y el que toma. Es el resultado de un modo de vida colectivo y perverso. Cuando uno de los dos decide que no participa no se genera deuda.
Si asumimos que la suma de muchas acciones individuales forman la macroeconomía, entonces aparece un tercer actor que es el poder político que se encargó de poner las bases para que se generara la gran bola de fuego.
Ahora podemos pasar ya al capítulo de responsabilidades:
El pringao que con su ignorancia acompañada de una buena dosis de vanidad se ha pasado de vueltas, al que se le persigue hasta la tumba con todos sus bienes presentes y futuros. Va a necesitar al menos dos vidas para salir del agujero y el crédito se le habrá acabado para mucho tiempo. Le va costar dejar de ser un yonki financiero, pero lo va a hacer a la fuerza. Seguramente nunca va a devolver el dinero porque es imposible, pero va a pagar con mucho sufrimiento.
El poder económico que ha hecho fantásticos negocios sin poner un céntimo de su bolsillo, se ha llevado todo lo que ha podido y ha dejado tras de sí empresas quebradas con un montón de acreedores que se quedan sin cobrar a los que lleva a la ruina. En este grupo está también el gran ejecutivo bancario que repartía dinero a los primeros y a los anteriores sin ningún rigor porque no era suyo. Si eres el responsables del departamento de riesgos de una entidad financiera y de cada cien préstamos te fallan dos o tres es normal, pero si te fallan diez lo que hay que hacer es cortarte las pelotas y echárselas a los cerdos para que se las coman, que lo veas y después echarte a ti. El poder económico banquero-empresarial se va bien servido en su patrimonio personal y todo el daño que han causado les sale completamente gratis. Para éstos no hay persecución hasta la tumba.
El poder político que se ha dedicado a fomentar e incentivar la farsa y a mirar para otro lado mientras también obtenía buen rédito y al mismo tiempo se dedicaba a endeudar al estado porque eso le permitía también llenar más sus bolsillos en connivencia con el poder económico y al mismo tiempo obtener también rédito electoral. Esa deuda tampoco es suya porque tampoco ha tenido nunca intención de pagarla, pues ha hecho las leyes para que no se le pueda perseguir hasta la tumba.
CONCLUSIÓN:
El poder económico y el poder político son la misma cosa. Ambos duermen en la misma cama, se le chupan mutuamente y al resto nos dan por el culo. La gloria es suya y la deuda nuestra.