No son tan malos como parecen.
Al final el beneficio neto baja en 162M€ respecto al 2018, pero proviene de un menor resultado de operaciones financieras (122M€) que siempre son resultados muy irregulares y unos 105M€ de provisiones, en su mayor parte ocasionadas por la venta de activos tóxicos. Ambos podrían considerarse perfectamente resultados extraordinarios.
Por otra parte, han mejorado los costes de administración (-80M€), han mejorado mucho la morosidad que está en 5,04% (6,48% en 2018) y han reducido mucho el riesgo vivo total.
En el caso de Bankia, aunque se ve menos en la cuenta de resultados, veo más problema con los tipos negativos pues, el diferencial de tipos del Balance está en 0,95% mientras en 2018 estaba 0,99% y lleva varios años reduciéndose (en 2017 era de 1,07%). Este porcentaje nos indica la diferencia entre los tipos medios ponderados que cobra por sus inversiones (1,16% en 2019 y 1,19% en 2018) y los que paga por sus recursos (0,21% en 2019 y 0,20% en 2018).
Es decir que Bankia está cobrando menores tipos que en 2018 por sus inversiones y pagando mayores tipos por sus recursos. Esto sí es un problema que tiene Bankia y también lo veremos en otros bancos que trabajan exclusivamente en zona euro.