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Operando con Bitcoins y otras criptomonedas

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Taleb, muy crítico con el bitcoin

 
El ensayista y ex operador de bolsa Nassim Nicholas Taleb, reconocido por haber advertido sobre los riesgos del mercado de hipotecas de los Estados Unidos antes de la crisis financiera global de 2008, publicó un borrador de un paper dedicado a analizar al Bitcoin y las conclusiones a las que llega no van a caer bien entre los creyentes en la criptomoneda. El controvertido analista de los mercados y la economía, autor de libros como “The Black Swan” y “Skin in the Game” argumenta que el criptoactivo falla en todos sus objetivos como moneda, resguardo de valor y hasta en su uso como forma de protegerse frente a Gobiernos. Y marca lo que cree es una falla en su sistema de minería, que puede llevar el valor de la criptomoneda a cero.

“Bitcoin no satisface la noción de ‘moneda sin gobierno’ (ha demostrado que ni siquiera es una moneda), no puede ser un depósito de valor ni a corto ni a largo plazo (su valor esperado no es superior a 0), no puede funcionar como una cobertura fiable contra la inflación y, lo peor de todo, no constituye, ni siquiera remotamente, un refugio seguro para las inversiones, un escudo contra la tiranía del gobierno o un vehículo de protección para episodios catastróficos”, introduce el especialista en el abstract de su publicación. 
 
En este paper, el especialista nacido en el Líbano intenta resumir y fundamentar sus críticas a la criptomoneda estrella. Uno de sus principales puntos es que el funcionamiento del sistema depende hoy de una red de minería que persigue la recompensa en bitcoins y en comisiones por mantener el sistema de transacciones. El argumento es que la cantidad limitada de bitcoins -se acuñarán 21 millones, ni uno más- hará que cuando se alcance el máximo esa actividad pierda atractivo. Y que sin ese mantenimiento constante por parte de los mineros el valor no puede mantenerse en el tiempo.

“El sistema establece una colaboración adversa entre los llamados ‘mineros’, que validan las transacciones haciéndolas constar en un libro de contabilidad público; éstos obtienen monedas como recompensa más una cuota de las transacciones subyacentes, es decir, las transferencias de monedas entre las partes. El método de prueba de trabajo tiene un grado de dificultad ajustable en función de la velocidad de las transacciones, que pretende, en teoría, mantener el incentivo lo suficientemente alto para que los mineros sigan operando el sistema. Tales ajustes conducen a un aumento exponencial de la potencia de los ordenadores, lo que hace que en el momento de escribir este artículo se exija una energía onerosa al sistema, energía que puede encontrar sustituto en otros usos computacionales y científicos”, empieza Taleb, sin dejar de lado las críticas al consumo de energía. Pero su punto es otro.

“Los mineros obtienen su compensación tanto del señoraje (el valor de mercado de un bitcoin menos sus costes de minería) como de las tasas de transacción en el momento de la validación -con el plan de cambiar a las tasas de transacción como únicos ingresos cuando se agoten las monedas, que están limitadas a un número fijo”, continuó. 
 
“Un atributo central es que bitcoin depende de la existencia de esos mineros a perpetuidad”, continúa el paper antes de concluir: “No podemos esperar que una anotación en un libro de contabilidad que requiere un mantenimiento activo por parte de personas interesadas e incentivadas mantenga su presencia física, una condición para el valor monetario, durante un periodo de tiempo tan largo -y, por supuesto, no estamos seguros de los intereses, la mentalidad y las preferencias de las generaciones futuras. Y una vez que el bitcoin cae por debajo de su nivel, choca con una barrera de absorción y se queda en 0″.

Por eso, el bitcoin para Taleb vale exactamente cero: “El oro y otros metales preciosos son en gran medida de mantenimiento no se degradan a lo largo de un horizonte histórico, y no requieren mantenimiento para refrescar sus propiedades físicas a lo largo del tiempo. Las criptomonedas requieren una cantidad sostenida de interés en ellas”.

Otro punto importante tienen que ver con sus defectos como sistema de pago, los altos costos y tardanzas de su sistema, y la contradicción entre un activo que aspira a ser medio de pago pero al mismo tiempo genera ganancias más que nada por la aparentemente constante disparada de su precio.
  
Existe una confusión entre el éxito de una ‘moneda digital’, que requiere cierta estabilidad y usabilidad, y la apreciación especulativa del precio”, sostiene Taleb.

Pero esas no son todas las críticas del especialista. También ataca a algunos de sus principales atributos, los más valorados por los cultores de Bitcoin. La criptomoneda se presenta como “anti inflacionaria” precisamente porque nadie va a poder emitir más bitcoins una vez que se alcance el máximo. Pero para Taleb, no es cierto que se necesite un activo con una cantidad finita de unidades para cubrirse contra la inflación.
Para negarlo, pone el ejemplo de cómo en Italia las fichas para llamar desde teléfonos públicos fueron aceptadas como moneda de cambio alternativa a la moneda italiana a lo largo de décadas, y que esos copeles mantenían su valor más allá del avance del nivel general de precios. El método era perfectamente eficiente, hasta que el avance de la tecnología le restó valor al llamado telefónico y ese uso desapareció. 
 
“Debido a los cambios tecnológicos, a largo plazo, ningún artículo individual, como una llamada telefónica, seguirá permanentemente los índices de inflación y actuará como depósito de valor”, sostiene Taleb y, argumenta, dado que el cambio entre monedas existe desde tiempos bíblicos la cobertura con monedas valoradas en un momento dado -y, agrega, bonos cortos- le sigue pareciendo la mejor estrategia de cobertura frente a la inflación.

Además, sostiene el ensayista, Bitcoin no es un activo de refugio ante colapsos financieros. No funciona como lo hacen, generalmente, el oro y los bonos del Tesoro de los EEUU. Y esto es porque el precio de la criptomoneda no se movió a la inversa del mercado financiero, sino que lo hizo en la misma dirección y amplificando los movimientos.

“La experiencia de marzo de 2020, durante el pánico bursátil al inicio de la pandemia, cuando el bitcoin cayó más que la bolsa -y posteriormente se recuperó, con la bolsa, ante la inyección masiva de liquidez- es prueba suficiente de que no puede utilizarse ni remotamente como protección de cola frente al riesgo sistémico. Además, el bitcoin parece responder a la liquidez, exactamente igual que otros elementos de la burbuja”, sostuvo Taleb. 
 
Tampoco, argumenta el paper, Bitcoin sirve para que los individuos se protejan de los gobiernos o ante la tiranía.

“Para muchos paranoicos antigubernamentales y otros desconfiados de las instituciones, el bitcoin se ha comercializado como refugio seguro -también con la invitación abierta a caer en la falacia de que un token electrónico volátil en un entorno público es un lugar para su tesoro oculto”, sostiene Taleb.

“Por su propia naturaleza, el bitcoin está a la vista de todos. La creencia en la capacidad de uno para ocultar sus activos del gobierno con una blockchain pública fácilmente triangulable en los puntos finales y no sólo leída por el FBI, sino por la gente en el salón de su casa, también requiere una cierta falta de sazón financiera y de comprensión estadística, quizás incluso de simple sentido común. Por ejemplo, un especialista de Wolfram Research fue capaz de detectar y triangular estadísticamente los pagos de rescate ‘anónimos’ realizados por Colonial Pipeline el 8 de mayo de 2021 -y el FBI no tardó en hackear la cuenta y restituir los fondos”, argumentó en referencia al pago de un rescate a hackers de la empresa estadounidense que terminó con el dinero restituido en parte.

Por último, ni siquiera la esperanza de que los ahorristas se liberen del sistema financiero y de sus intereses diferentes a los de los usuarios tiene fundamento. El nivel de concentración del mercado fuerza a los tenedores de grandes cantidades se vuelvan poderosos una vez que la emisión de nuevos bitcoins se detenga. 
 
Y, como conclusión, el ensayista también fue contra el argumento de que más allá de sus defectos Bitcoin vale por la tecnología que lo impulsa.
“No, no hay pruebas de que estemos consiguiendo una gran tecnología -a no ser que ‘gran tecnología’ no signifique ‘útil’”, dijo.

“Un vendedor vendía exactamente la misma variedad de pepinos a dos precios diferentes. ‘¿Por qué este tiene el doble de precio?’, le preguntaron al comerciante. ‘Venían en mulas de mayor calidad’, fue la respuesta. Sólo juzgamos una tecnología por cómo resuelve los problemas, no por los atributos tecnológicos que tiene”, bromeó a modo de cierre. 
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