La pandemia acelera el declive de las oficinas bancarias
"Concentrar al equipo humano en
el asesoramiento y venta de productos y servicios de valor añadido tiene todo el sentido, comparado con ejercer funciones hoy ya totalmente automatizadas y que dejan escaso margen, cuando lo dejan". Lo decía en
este Blog en abril de 2016, cuando Santander anunció el cierre de 400 oficinas de su red.
Justo cuatro años después de aquello, la presidenta de la misma entidad, Ana Botín, ha hecho saber a los empleados del banco que el fuerte avance de la digitalización durante el confinamiento producido por la pandemia acelerará los cambios en el sistema bancario.
De hecho, pese a la enorme disminución del número de oficinas que viene produciéndose en los últimos años (ver gráfico), en España todavía hay más oficinas por habitante que en nuestro entorno. En Santander creen que para alcanzar la media europea la red debería quedar por debajo de las 12.000 oficinas, la mitad que ahora.
Según Deloitte, gran parte del incremento del comercio online por el Covid-19 se convertirá en estructural. Si no has necesitado acercarte a una oficina bancaria en tres meses, ¿para qué ir, salvo contadas necesidades? Y esta tendencia avanza exponencialmente con la digitalización cada vez mayor de la población, que ha experimentado un fuerte empujón es estos meses. Basta ver la extensión del teletrabajo, que también afecta a los empleados de banca, lo que hace menos imprescindible la proliferación de oficinas.
Los tres grandes retos de la banca hasta ahora eran la regulación heredada de la anterior crisis financiera, las políticas de bajos tipos de interés de los bancos centrales y el desafío tecnológico. La pandemia ha venido a exacerbar la importancia de este último.