Hasta que no lo vea aprobado no lo creeré. El "acuerdo" sobre un impuesto de sociedades global no se ha materializado en NADA CONCRETO. Mientras en España nos hinchamos a pagar impuestos los más ricos del mundo y sus empresas, las empresas tecnológicas americanas, no pagan ni un céntimo.
Adiós al doble irlandés y al sándwich holandés
"Es una buena noticia para la sociedad. La igualdad de condiciones en materia fiscal es una política inteligente, que promueve la competencia, la equidad y la innovación". Así aplaude Ana Botín el histórico acuerdo alcanzado en el G-7 para fijar una tasa mínima global del 15% en el impuesto de sociedades. Un pacto que promete cambiar las reglas fiscales para frenar los abusos que vienen realizando muchas grandes corporaciones, especialmente las tecnológicas.
Este acuerdo fue uno de los temas más comentados en el II Foro Económico Internacional EXPANSIÓN, celebrado en Alcalá de Henares con el lema Construyendo un mundo sostenible para las nuevas generaciones. Josep Piqué dijo que el pacto fiscal es un primer paso para volver a alcanzar consensos entre Estados Unidos y Europa. "Es una victoria del vínculo atlántico -añadió- frente al autoritarismo y al populismo". Uno de los participantes internacionales del Foro comentó que por fin se ponía coto a la ingeniería financiera de Apple, Google, Microsoft, Facebook y Amazon para eludir impuestos. Estas multinacionales han aprovechado hasta ahora la falta de una armonización fiscal en Europa y de las ventajas impositivas que ofrecen países como Irlanda, Bélgica, Holanda o Luxemburgo.
Y es que las ventas que declaran las firmas tecnológicas en cada país no tienen nada que ver con su facturación real. Sus filiales en España, por ejemplo, actúan como meras comisionistas de otra sociedad matriz radicada en países con gravámenes fiscales menores como Holanda o Irlanda. Las subsidiarias españolas sólo tributan por las comisiones mínimas que reciben de su matriz holandesa o irlandesa, que se apuntan el grueso de la facturación y que pagan unos tipos impositivos mínimos.
Para analizar el entramado societario que han creado Apple y Google en España, es necesario entender la operativa del transfer pricing o precios de transferencia. Supongamos, estimado lector, que usted y yo tenemos una compañía que produce frutas tropicales en Brasil para venderlas en España. Como no queremos pagar impuestos en ninguno de estos países -así de taimadas son las multinacionales-, creamos tres compañías: Del Pozo & Lectores Brasil Co.; Intermediary Dishonest Co. (en un paraíso fiscal como las Islas Vírgenes); y Del Pozo & Lectores España Co. La empresa de Brasil vende por 1.000 euros un kilo de frutas tropicales a Intermediary Dishonest de las Islas Vírgenes, y ésta se lo vende a su vez a la compañía española por 3.000 euros, que es el precio al que luego salen las frutas tropicales al mercado. ¿Qué ha pasado? A la filial de Brasil le cuesta 1.000 euros producir el kilo de frutas, y como lo ha vendido por 1.000 euros no tiene beneficio y no paga impuestos. La filial española compra por 3.000 euros y vende por 3.000 euros, con lo que tampoco registra beneficios y no tiene que tributar. El negocio lo ha hecho Intermediary Dishonest desde las Islas Vírgenes, que ha ganado 2.000 euros, y como está en un paraíso fiscal prácticamente no paga impuestos.
El único problema de este sistema es que el dinero está fuera y repatriarlo a un país serio de la Unión Europea supondría tener que pagar impuestos, y por eso Apple y Google utilizan otro menú: el doble irlandés y el sándwich holandés, dos tipos de subterfugios que ahora prácticamente desaparecerán con el impuesto mínimo del 15%. Para tomarse un doble irlandés, la multinacional de los iPhone y iPad crea dos filiales en Irlanda, cuyo impuesto de sociedades es sólo del 12,5%, frente al 25% español.
Apple opera en España básicamente a través de dos sociedades: Apple Retail Spain, que gestiona la red de tiendas Apple Store; y Apple Marketing Iberia, que administra la venta de todos sus productos. Esta empresa actúa en España como comisionista y proveedora de servicios de márketing, por lo que sólo ingresa una comisión del 1% de las ventas que se realizan en España. El grueso de los ingresos y de los beneficios se contabilizan en Irlanda, ya que en este país Apple tiene dos sociedades: una que posee los derechos de la marca y otra que vende los productos a las filiales. La mayor parte de las ganancias se quedan en Apple Irlanda, pues ésta vende a la filial española los productos a un precio artificialmente muy alto para que el margen se quede en Dublín y tribute al 12,5%.
Google va un paso más allá. A sus financieros les debe parecer demasiado elevado el tipo impositivo del 12,5% de Irlanda y evitan pagar impuestos en este país tomando un sándwich holandés. El gigante de Internet aprovecha que la ley irlandesa permite que el pago de royalties esté exento de impuestos si se abona a otra empresa europea, y para ello crea una sociedad en Holanda, Google Netherlands Holdings B.V., con cero empleados. Esta compañía holandesa le cobra royalties a la filial de Irlanda y después transfiere el dinero a otra filial de Google, situada esta vez en las Bermudas, un paraíso fiscal donde el tipo máximo del impuesto de sociedades es del 3,2%. Para que todo sea aún más opaco, la sociedad de las Bermudas es una unlimited liability company, que no tiene porqué hacer públicas sus cuentas.
Se calcula que a través de este tipo de maniobras financieras las grandes empresas eluden hasta el 40% de sus impuestos fuera de sus países de origen, lo que equivale a 165.000 millones de euros anuales. Con la tasa mínima propuesta del 15%, Estados Unidos recaudará 40.700 millones de euros más, Europa 48.700 millones y España 700 millones.
Las multinacionales tecnológicas tendrán que cambiar de menú fiscal porque, afortunadamente, el doble irlandés y el sándwich holandés tienen los días contados.