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Re: Pulso de Mercado: Intradía
Europa se queda sin pólvora en el peor momento posible
En las verdes colinas de Baviera, la fábrica Nitrochemie Aschau, filial del gigante alemán Rheinmetall, ha intensificado su producción de pólvora hasta un 60% desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, y planea aumentar otro 40% antes de mediados de 2025. Aunque el proceso de fabricación puede recordar a la preparación de pasta con fibras que se aplanan, enrollan y prensan en cordones gruesos antes de cortarse en gránulos milimétricos, está lejos de ser un entorno rutinario. "No se pueden poner grandes cantidades de materiales explosivos en una cinta transportadora, nadie querría eso", advierte Oliver Becker, vicepresidente de operaciones de la planta. Esta creciente demanda de municiones ha llevado a contratar a unos 300 nuevos trabajadores, muchos de ellos procedentes de sectores industriales en declive, como el automóvil o la química.
Europa, tras vaciar sus arsenales para apoyar a Ucrania, se ha enfrentado a una escasez crítica de explosivos como TNT y nitrocelulosa, base de los propelentes modernos. La Comisión Europea lanzó en 2023 el programa ASAP, con 500 millones de euros para aumentar la capacidad de producción de municiones. El objetivo es ambicioso: fabricar dos millones de proyectiles en 2025, frente a los 1,4 millones del año anterior. Rheinmetall planea superar las 20.000 toneladas métricas de producción de pólvora antes de 2028, pero aun así podría no ser suficiente, en palabras de su CEO Armin Papperger. Además, el suministro global de materias primas clave como el algodón mayoritariamente importado desde China complica aún más el panorama, dada la cercanía política entre Pekín y Moscú.
Mientras tanto, los cuellos de botella logísticos y regulatorios ralentizan el esfuerzo bélico europeo. Solo hay una gran planta de TNT en todo el continente, en Polonia, y los trámites para autorizar nuevos depósitos o transportar material explosivo pueden tardar años. "En el pasado, de dónde venían las materias primas no era una prioridad. Eso ha cambiado", afirma Pascal Schreyer, director del área de propulsión de Rheinmetall. Ante la incertidumbre del respaldo estadounidense y la presión geopolítica creciente, Bruselas ha propuesto un plan de 150.000 millones de euros en préstamos para impulsar el gasto en defensa, pero el tiempo apremia. Europa, con sus limitadas capacidades y su dependencia de proveedores foráneos, debe ahora afrontar una carrera contra el reloj para reconstruir una industria militar que durante décadas consideró obsoleta.ELECONOMISTA.ES