Las empresas contratan cuando existe expectativa de demanda y no contratan para crearla sino para atenderla
Siempre y cuando la renta se destine a tal efecto y no a otros menesteres.
Ser “cliente potencial” no es ser “cliente real”. En la sucesión de: necesitar - querer - poder -y comprar, es donde esta la diferencia, cuando se da la sucesión es lo que convierte al potencial en real. Definiendo al cliente real como persona que contrata.
El poder (referido a la sucesión) viene determinado por la renta que proviene de su rendimiento (trabajo).
Los reguladores, propios del mercado, tienen ciertas armas para interactuar en este para acelerarlo o desacelerarlo, según determinados indicadores, para que el mercado tenga un comportamiento adecuado en las condiciones fijadas. Los gobiernos, en su vertiente impositiva, también crean condiciones de mercado. Si atribuimos un 100% al poder en unas determinadas condiciones, al ser cambiadas, por ejemplo aumento del IVA del 16 al 18, el porcentaje de poder disminuye del 100% al 98%, si aumentamos la presión en el IRPF del 20 al 24, disminuimos del 98% al 96%, si no actualizamos (congelación salarial) la renta con el IPC (4% por año), disminuimos del 96% al 92%, una subida en energía (electricidad, gasolina) sin contraprestación en renta también incide en la disminución del poder. En síntesis, todo aquello que vaya encaminado a gravar el consumo, reduce el porcentual del poder y con ello las expectativas de venta y con ello la rentabilidad, sin olvidar que la empresa también es consumidora y la rentabilidad también se ve afectada por el aumento en gastos (energéticos, entre otros). Al reducir el poder se crea estocaje por la imposibilidad de encontrar el poder necesario en la disposición de renta para contratar. En tanto y en cuanto el estado tenga la necesidad de aumentar su poder sin incentivar el aumento del PIB, o en el peor de los casos provocando su disminución, la transferencia de poder basculará desde el cliente potencia hacia el estado, incidiendo en el número de clientes reales y por consiguiente bajando la contratación. La única solución que tiene la empresa para disolver el estocaje, es bajar el precio del producto, soportando la necesidad de poder estatal y liberando al cliente potencial de la perdida sufrida, para adecuarse a las nuevas condiciones en detrimento de la rentabilidad, y si esta se sale de los parámetros fijados o se vuelve inexistente, despedirá o cerrara. La empresa al iniciar su andadura, se adecua a las condiciones de mercado, cuando los cambios en la condiciones son muy bruscos y dirigidas a endurecer dan resultados opuestos a cuando los cambios en las condiciones son tranquilos y dirigidos a favorecer. Concluyendo, Las condiciones de mercado no son fijas sino variables, y estas tienen un efecto en la renta afectando el poder.