No se trataría de jugar a adivinos si no de intentar minimizar ciertos riesgos que, como digo, quizás tienen una componente más psicológica que real.
Si el índice siguiese subiendo haría la aportación total en un plazo de 3 años (he elegido este plazo un poco al azar viendo los gráficos de las evoluciones de las bolsas), si, por el contrario, bajase, la aportación se completaría en un plazo más corto, pero nada más.
Obviamente si todo es subida habría perdido una buena parte de esa subida con respecto a hacerlo de golpe al principio, pero me habría cubierto ante el riesgo de una bajada repentina (riesgo que, dicho sea de paso (y esto sí sería tratar de hacer market timing -mea culpa-) veo razonablemente probable en esos 3 años) pero, sobre todo, dormiría más tranquilo.
En el ejemplo que tu pones, si el ETF sigue bajando vuelvo a comprar más, pero tendría más participaciones por el mismo dinero que la vez anterior, por lo que, cuando suba, ganaré más. Si nunca para de subir dentro de tres años tendré todo invertido, pero me habré perdido gran parte de la subida. Esa es la disyuntiva.
La verdad es que no estoy nada seguro de hacerlo así, porque no me baso más que en mi intuición y me da la impresión de que en este caso me engaña. Pongamoslo de otra manera. Supongamos que tenemos 100.000€ y queremos hacer 10 aportaciones de 5000€ al ETF y 50 aportaciones de 1000€ al fondo. Todo ello en un plazo de 120 semanas. Total 60 aportaciones en 120 semanas ¿Optaríais por hacer aportaciones regulares cada dos semanas a razón de 1 a ETF, 5 a Fondo (y así sucesivamente) sin mirar la cotización o por comprar los etfs en las grandes bajadas y el fondo en las subidas/planicies/pequeñas bajadas?