Sé que esta reflexión probablemente no te haga más rico, pero a una persona inteligente debería reconfortarle.
En la vida hay dos clases de personas, en todos los ámbitos de la vida, no solo en los mercados. Las que invierten y las que especulan. Las que especulan, persiguen un resultado, buscan atajos y nunca miran el cómo. Las que invierten hacen todo lo contrario, se centran el cómo, investigan el mejor camino, el más seguro y procuran dejar lo menos posible al azar. Los que especulan se forrarán por golpes de suerte, pero en el largo la mayoría tienen fecha de caducidad (no caigamos en el sesgo de supervivencia). Los que invierten no se forrarán, pero llegarán (y lo más importante, disfrutarán del camino).
Habrá gente que se ha forrado haciendo un all-in a teslas y bitcoins. Pero el que va por la vida con esa actitud especuladora, más tarde o más temprano se la pega. Se la pegaron los de la burbuja dotcom, se la pegaron los promotores-especularores en 2008, y se la pegarán los que fíen su éxito futuro a tesla o bitcon.
El problema es que en Cobas también han especulado, no han invertido. Han especulado con el ciclo y con la reversión a la media. Y lo han pagado caro. Mejor dicho: lo han pagado sus clientes.