Walter Mischel fue un psicólogo conocido sobre todo por su Test del Malvavisco. En teoría, los niños menos impulsivos que resisten la tentación de comérselo para recibir dos pasado un tiempo, muestran a lo largo de los años un mayor éxito académico, autoestima más elevada, mejor forma física. Lo que ignora o se calla Bastos son dos objeciones al estudio:
1ª) Aun habiendo diferencias entre los niños cuando fueron adolescentes y posteriormente adultos, eran diferencias muy reducidas en la mayoría de ellos y sólo considerables en una minoría. A casi todos les fue muy bien en la vida, mucho mejor que al común de los americanos.
2ª) La explicación del punto anterior es que los niños eran hijos de colegas de Mischel, profesores de una de las mejores universidades del mundo.
Cuando se intentó replicar el estudio entre una muestra representativa de la sociedad, quedó meridianamente claro que las diferencias se debían al origen social de los niños, independientemente de su mayor o menor impulsividad a los 4-6 años.
Quien más se paró a teorizar sobre una “cultura de la pobreza” fue Oscar Lewis. Bastos apenas se para en él porque Lewis creía que 1) sólo mostraban esos rasgos culturales una parte de los pobres y no todos; 2) están presentes también la clase media; y 3) (¡¡anatema!!) el estado podía y debía actuar para modificarlos o eliminarlos.
Banfield es el corazón de su argumentación y es muy curioso porque si este autor tiene un sitio en la historia de la Sociología es por su teoría del familismo amoral. Su concepción de las clases sociales en función del horizonte temporal es un triste capítulo en un libro de sociología urbanística. No es un error, Bastos se apoya en 10 páginas de un capítulo de unas 30 de un libro de algo más de 300, publicado en 1970 y que se ocupa de distintas problemáticas en décadas pasadas en las ciudades de Estados Unidos (su crecimiento, problemas raciales, delitos, etc...)
Todo este rollo para acabar dándole la razón a Bastos en un punto: los pobres se muestran enormemente cortoplacistas, al punto de la irracionalidad, en sus decisiones; pero no es debido a su “cultura”. El sentido en el que va la explicación es justo el contrario: precisamente por ser pobres y sufrir escaseces de todo tipo (económicas, de estima social, etc…) tienen su ancho de banda mental casi totalmente centrado en el día a día, impidiéndoles planificar su futuro y saboteándolo de paso: