La aversión al riesgo vuelve a generalizarse en los mercados, y los inversores giran de nuevo hacia activos más 'defensivos'.
El yen, el franco suizo, el oro y la deuda pública europea son algunas de las pocas excepciones a las caída que azotan de nuevo a los mercados financieros. La aversión al riesgo, como sucedió con la corrección iniciada a comienzos de febrero, recupera el interés inversor por
activos más 'defensivos'.
Las turbulencias generalizadas que ha desatado Donald Trump con su ofensiva comercial afectan de manera especial a las divisas. Los bandazos del euro, de la libra y del dólar contrastan con el comportamiento más firme que registran monedas 'refugio' como el yen y el franco suizo.
El yen responde a las ventas mayoritarias en los mercados con una escalada hasta sus máximos de 16 meses. La aversión al riesgo ha relanzado la búsqueda de refugio en la divisa japonesa, que sale reforzada hoy hasta las 104 unidades por dólar. Al inicio de la semana superaba las 106 unidades, y al inicio de 2018 se situaba en 113 unidades. El rally del yen ha agravado la presión sobre la Bolsa de Tokio, desinflada hoy un 4,5% por las caídas de las empresas exportadoras.
Los operadores del mercado de divisas focalizan igualmente sus compras hacia uno de los activos refugio más clásicos, el
franco suizo. Las subidas acercan en mayor medida a la divisa suiza a sus máximos del año, fruto de una remontada que se acerca por momentos al 4% desde los niveles con los que comenzó el año.
Los síntomas de debilidad del dólar y en especial el clima de incertidumbre latente de nuevo en los mercados aceleran el apetito inversor por
el oro. La Reserva Federal ya ayudó esta semana a sus subidas al ser algo más cauto de lo esperado por parte del mercado en sus previsiones de nuevas subidas de tipos en 2018.
El oro hace gala de nuevo de su atractivo como valor refugio, y en medio de las caídas generalizadas en los mercados amplía su revalorización
por encima de los 1.340 dólares la onza. Al inicio de la semana cotizaba al filo de los 1.300 dólares. El metal precioso se queda cerca así de su máximos de las últimas 52 semanas, los 1.366 dólares alcanzados el pasado 25 de enero.