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A largo plazo sé que da igual cuando entre
Como reflexión para ti y algún otro si y solo si se va a largo plazo de verdad. Esto lo escribí antes en otra parte pero pienso que no está de más recordarlo. Es pura lógica.
Inversión a largo plazo
Inversión a largo plazo
Sabiendo que hay mil matices (bibliotecas de ellos)...
A la hora de invertir se asumen (verbo importante) una serie de premisas que son probablemente (adverbio de una importancia extrema) ciertas. La más importante es:
A la hora de invertir se asumen (verbo importante) una serie de premisas que son probablemente (adverbio de una importancia extrema) ciertas. La más importante es:
Las bolsas, a largo plazo, suben, y lo hacen porque hay más empresas que aumentan de valor que las que lo pierden o desaparecen de bolsa.
Si asumimos que esto es cierto, se concluye que, en una inversión a largo plazo, basta o indexarse o intentar construir una cartera con una mayoría de las empresas que lo van a hacer especialmente bien para tener cierta seguridad de que nuestra inversión va a ser rentable en el largo plazo.
De esta conclusión se extraen varios corolarios. Entre ellos:
a. Me debe dar igual lo que pase en el camino, a mí lo que me importa es el resultado final.
b. En el camino habrá fluctuaciones, por lo que me puede interesar aportar dinero de forma sistemática (adjetivo de singular transcendencia) para, de esa manera, promediar un precio de compra.
c. Es absurdo tener el dinero para invertir en cuenta esperando el momento adecuado, me interesa estar invertido ya.
La tentación para el inversor a largo plazo de predecir los momentos de entrada y salida supone casi siempre un coste, algunas veces muy grande: unas veces es coste de oportunidad (estar fuera del mercado cuando el mercado se dispara hacia arriba) y otras es psicológico porque lo que creíamos una corrección resulta ser el primer escalón de una bajada a los infiernos. Las consecuencias del coste psicológico son tremendas: los novatos venden en masa en las caídas, infligiéndose pérdidas considerables. Las ocasiones en las que una predicción sale bien es por pura suerte, no por habilidad.
Por lo tanto, qué hace el inversor a largo plazo:
1. Diseña cuidadosamente su cartera en función de los plazos para los que ha sido creada y, si no hay plazos, la hace muy equilibrada.
2. No intenta predecir qué va a hacer el mercado el próximo mes, ni trimestre, ni año. Nadie puede predecir qué va a hacer el mercado a corto o medio plazo; solo a largo plazo aplica probablemente la premisa del inicio y con ella es con lo que trabaja. Si su cartera es realista y está bien diseñada las fluctuaciones deberían ser irrelevantes.
3. Si genera ahorro para invertir lo invierte sistemáticamente. Si tiene una suma considerable inicial la divide en partes iguales, más de 8 se ha demostrado que no tiene sentido, y la invierte en periodos iguales.