Con toda la franqueza, ese es un argumento demasiado simplista. ¿Para reducir la inflación, que se sitúa en el 5,4%** y está en tendencia bajista, es necesario incrementar los tipos de interés hasta el 8%-9%?
No te creas todo lo que se cuenta en internet. Primero hay que analizar las causas que han provocado la inflación y luego los factores que la han potenciado. Venimos de una época con unas políticas monetarias ultraexpansivas que tuvieron su éxtasis en la pandemia. Impresión de billetes sin parangón, tipos ultra bajos y compras masivas para inflar unos balances que se convirtieron en monstruosos. ¿Cuál era la alternativa en una situación completamente extraordinaria y sin visibilidad alguna, con una economía global sencillamente congelada? Sin obviar los estímulos fiscales en formas de ayudas y subsidios. Un cóctel muy difícil de digerir.
Luego apareció la vacuna y las economías fueron recuperado cierta normalidad. Pero las consecuencias estaban ahí: una cadena de suministros quebrada que hizo desacoplarse a multitud de industrias, provocando problemas de oferta-demanda y sobre-stocks. Fletes disparados.
Cuando se va normalizando la cuestión, surge en el momento más "apropiado" una invasión rusa que tensiona el mercado energético y de materias primas. Vuelta a un comportamiento disfuncional de las empresas que deben asumir un incremento de insumos, incertidumbre sobre ventas y problemas, nuevamente, de stock.
Continúan los meses y el conflicto se enquista con sanciones por allí y por allá. Y mientras, China, jugador importante, continúa lastrando la normalidad económica con sus restricciones.
La inflación, por todo ello, no puede hacer otra cosa sino dispararse. Y ahí, cambia el ciclo monetario con unos BBCC, FED a la cabeza, con una agresiva política de subida de tipos, histórica en intensidad y plazos. Y falta por adelgazar el enorme balance...
Esto ahora tiene que digerirlo el sistema. La inflación ya ha empezado a dar síntomas de reducirse. Pero no baja en línea recta. Enero es un mes en términos comparativos malo. Febrero puede que siga la tónica. Pero marzo y en adelante ya se comparará con un ejercicio 2022 que por esas fechas ya se había producido la invasión y la inflación al alza. Ahí veremos si la inflación sigue bajando o no, siguiendo la pauta tendencial.
Los problemas de stock se irán solucionando vía ofertas (caída en precios). La inflación relativa a rentas y viviendas, con unos tipos elevados irá enfriando (va con cierto retraso), los fletes y cadena de suministros van recuperando su normal funcionamiento y, por supuesto, las medidas súper agresivas tomadas por los BBCC irán dando frutos enfriando la demanda y el consumo (van con cierto decalaje).
Sin olvidar que las empresas deben reconducir sus estrategias y poner el foco en la contención de costes, donde la tecnología juega un papel fundamental y es, claramente, un factor deflacionario. Como lo es la demografía, que también se ha de tener en cuenta.
Así que, en mi opinión, sí podemos ver a la inflación (hablo de USA) dirigirse al 4% con una terminal rondando el 5,5%. Y esos niveles son perfectamente asumibles por una economía. Sí, habrá empresas endeudadas que sufran más, o familias con bajos recursos que lo pasen mal. Sin duda. Pero a nivel agregado puede seguir habiendo crecimiento.
Naturalmente esto no es una ciencia exacta y puede haber tropiezos por el camino y circunstancias que hagan que la inflación se gire. Pienso en varios sucesos como una escalada en las hostilidades, una China que dispare su demanda, o el gobierno decida apoyar la economía con políticas fiscales que se vayan de la mano. El equilibrio es muy complicado y por eso nadie puede asegurar que vayamos a ir en una dirección u otra.
Con respecto a España y su comparativa con Argentina, poco puedo decir más que son apreciaciones personales y con tintes políticos en donde no voy a entrar. En general, salvo cuatro que se cuentan con los dedos de la mano de un partido u otro, son la misma basura, con perdón del término. Poner el cazo, intereses propios, y nada de velar por la economía o generaciones futuras. Pero no puedes decir que vivimos peor que en 1978, ni que hayamos sido el único país, gobernados por la izquierda o la derecha, que haya tirado de deuda. La clave ha estado -y está- en que ese apalancamiento debiera haber sido empleado para el propio crecimiento, y no para dilapidarlo en políticas improductivas.
Y sí, ojalá ganemos otro mundial, de lo que sea.