Ante caídas de los mercados acuérdate de Ulises y el canto de las sirenas
Lo más difícil para un inversor es gestionar sus emociones. Estamos programados genéticamente para sobrevivir en el muy corto plazo (sólo han sobrevivido a lo largo de miles de años aquellos que eran capaces de adaptarse rápidamente a un entorno peligroso y cambiante) y tenemos gran dificultad para proyectar el futuro. De ahí la dificultad para entender conceptos tan potentes como el interés compuesto.
Lees artículos, libros, posts de blogs, mensajes de foros y dice: ¡sí, ya lo tengo claro! Lo importante en la inversión es el largo plazo. Pero acabamos invirtiendo casi todos pensando que podemos anticipar el mercado y, lo más importante, que podremos gestionar bien una caída temporal de nuestras inversiones. Pero cuando entras y ves tu cartera con una pérdida considerable y encima tienes cierta presión familiar si dices cómo te va ... ahí es cuando nuestras emociones nos van a traicionar y vamos a pensar que nos hemos equivocado y acabaremos vendiendo en el peor momento.
Por eso hay que hacer como Ulises (que ya estaba avisado por Circe) ante el canto de las sirenas: "atadme con dolorosas ligaduras para que permanezca firme allí, junto al mástil; que sujeten a éste las amarras, y si os suplico o doy órdenes de que me desatéis, apretadme todavía con más cuerdas." Si te entran ganas de vender en momentos como finales de 2018, ¡¡no vendas!! Pero o te atas de alguna manera o es muy, muy difícil para muchas personas.