Entiendo perfectamente tus dudas, porque meterse en oro físico cuando no eres un experto en el tema es abrir una puerta a toda una fauna de intermediarios, comisiones y quebraderos de cabeza logísticos. No es solo encontrar a quién comprarle sin que te la cuelen con el sobreprecio o la pureza, sino luego custodiarlo sin sentirte un protagonista de La Casa de Papel. Guardarlo en casa es jugar a ser Fort Knox con candado de mercadillo, y dejarlo en una caja de seguridad bancaria añade costes extra (y la duda eterna de qué pasará en caso de crisis bancaria).
Por eso, en general, recomiendo no matarse la cabeza. Esto aplica tanto para el oro como para el Bitcoin: si quieres exposición a estos activos sin complicarte mucho la vida, la vía más sensata es hacerlo a través de ETFs. En mi caso, llevo Xetra Gold (4GLD, ISIN DE000A0S9GB0), que ofrece respaldo en oro físico sin que tenga que preocuparme por dónde demonios guardarlo, aunque hay otros muchos igual de recomendables. Te quitas de encima el tema de custodias, de negociar con ciertos personajes en compras y ventas, y, en el caso de Bitcoin, de pelearte con exchanges, wallets frías, claves privadas y toda esa lista de mamandurrias que más que inversión parecen un curso acelerado de ciberseguridad.
Con los años, he evolucionado a hacer las cosas cuanto más fáciles y simples, mejor. Porque en la inversión, como en la vida, lo complicado suele salir caro, y lo sencillo, aunque no siempre brille tanto, es lo que al final deja dormir tranquilo.
Si te interesa comparar ETFs de oro y su estructura (si tienen respaldo físico o usan derivados), como bien sabes hay herramientas como JustETF o Morningstar donde puedes ver gráficos comparativos, desglose de activos y toda clase de métricas. Pero si lo que quieres es protegerte de la inflación sin meterte en laberintos, mi consejo sigue siendo el mismo: menos complicaciones, más efectividad. ¡Un saludo!