Veamos.
El Deuda y el Bonds los gestiona ambos Valera. En eso son iguales.
Pero el Deuda es un Mercedes clase C, con sus cinco plazas, maletero, confort y calidades premium, motor turbodiesel y una limitación de velocidad máxima a 250 que no le hace falta porque el motor no da para tanto.
El Bonds es un Mercedes SLR. Más incómodo, mucho más rápido, mucho más caro de mantener, pero hay quien lo lleva de compras al Mercadona y un porcentaje significativo de propietarios termina estrellándolo contra un árbol en la Castellana.
Ahora que tenemos una imagen mental, vamos a los fondos.
El Deuda tiene dos limitaciones fundamentales. La duración máxima de la cartera es de 4 años y solo puede invertir en emisiones con calificación "investment grade" (calidad y alta calidad). Esto hace que sea un fondo mucho más conservador, que asume riesgos muy medidos. Los costes van en consonancia, siendo bajos para un producto de gestión activa.
El Bonds, a efectos prácticos, no tiene limitaciones. Asume muchos más riesgos, especialmente porque invierte en high-yield y puede combinarlo con duraciones más largas. Sus costes son mucho más altos.
El Bonds puede rendir mucho más, pero también perder mucho más. El SLR puede ir mucho más rápido que el clase C, pero precisamente por eso es más fácil que te salgas en una curva. Y mientras tanto, el mantenimiento es más caro.