La vida en la calle da mucha más información de la que creemos. Lynch lo explica perfectamente en sus libros. Simplemente hay que prestar atención a esas cuestiones cotidianas que pasamos por alto.
Tráfico diario, afluencia en centros comerciales y grandes superficies, aperturas de determinadas tiendas que se expanden como hongos...
Hace unos años me perdí el boom de la marca Pandora. Hubo un momento que en todos los centros comerciales a los que iba, había un "opening soon". Esta empresa forjó unos intangibles que hoy en día la hacen reconocible en todo el mundo.
Para alguien viajado, se habrá dado cuenta el crecimiento que está teniendo a nivel global una cadena de comida rápida: Shake Shack. La conocí hace tiempo en NY por un familiar que vive allí que nos lo recomendó: un McDonald's más rápido, barato y de más calidad. Ahora con presencia en las grandes ciudades del mundo y con enormes colas en cada establecimiento.
Otra anécdota más, un viaje hace años a París. Entramos en la tienda de los Campos Elíseos de Louis Vuitton. Aquello era espectacular. No entraba un alfiler, todo el mundo comprando bolsos como si no hubiera un mañana... y el más barato debía rondar los mil euros. Esa empresa tenía que hacer dinero por castigo. Hoy en día, LVMH sigue batiendo expectativas, y mucha gente decía que era una empresa cara y a múltiplos elevados.
Y sobre Paramés, habrá querido exagerar aquello de Facebook. Seguro que incluso él hace uso de la tecnología de Facebook. Pero sí entiendo lo que quiere transmitir. Que si no se siente cómodo con un determinado modelo de negocio, no invierte. Y es razonable. En mi época estudiantil estaba muy de moda una nueva red social en la que se podían colgar y compartir fotos. Todo el mundo íbamos a la bibliboteca y lo primero que hacíamos era cotillear las publicaciones. Aquella red social se llamaba Tuenti. ¿Dónde está ahora?
Con todo este rollo quiero decir un par de cosas: que en ocasiones las oportunidades están delante nuestro y no las sabemos ver, y que el precio no lo es todo.