Si alguien hiciese un vídeo defendiendo las ideas liberales como el que ha hecho la ANC defendiendo el independentismo catalán yo sería el primero en ponerme en la fila para correr a gorrazos a los responsables. No porque no esté de acuerdo con lo que se dice -que obviamente no lo estoy-, sino porque no he visto nada más contraproducente en toda mi vida.
La culpa es, sobre todo, de las intrépidas Karmele y Caram, cuyo papelón es como para llevarse todos los Oscars del frenopático. No, no es que Puigcorbé y Antonio Baños –los otros dos protagonistas del engendro– digan media verdad, pero uno es actor y el otro periodista en activo, es decir: están más acostumbrados a mentir.
En cambio, la monja y la... la... bueno, lo que sea Karmele -¿show woman?- hacen un ridículo contundente, genuino, redondo, sin cortapisas, completamente entregadas a la gilipollez y, eso sí, en dura pugna por ver quién dice la tontería más gorda.
Aunque es difícil decidir cuál de las dos se lleva la palma, yo soy fan confeso de la sor, y tengo que reconocer que ver a esa monja diciendo que ella está "enamorada de la humanidad" y que su "corazón universal" no tiene fronteras para, acto seguido pedir la secesión, es maravilloso. Aunque quizá no tanto como ese momento en el que reclama la independencia "para poder vivir en paz". Pero coño, sor Lucía, con lo buena que es… ¿a usted quién le hace la guerra y no el amor?
Todo lo relativo al vídeo es completamente desquiciado y enloquecido, desde la elección de los participantes hasta el formato, copiado de los anuncios del Banco Sabadell; y, sobre todo, el hecho de que, una vez editado y montado, nadie haya dicho: "Noi, esto no lo podemos sacar que en Espanya se van a descollonar".
Ahí está, aunque no lo parezca, una de las claves políticas que se pueden extraer de este asunto: la completa y radical pérdida de sentido del ridículo del nacionalismo catalán, capaz de tirar de sujetos con este prestigio, dejarlos sueltos y no darse cuenta de lo que realmente está pasado.
Hay otro aspecto interesante que también queda claro con esta historia: su completa desconexión con la realidad. ¿De verdad piensan que hay alguien -catalán, murciano o de Johannesburgo- al que ese vídeo le pueda resultar convincente? ¿Creen que un solo votante se unirá a la causa independentista porque se lo digan Karmele y Caram, mano a mano guiando al pueblo?
Para colmo, en la misma noticia nos enteramos de que uno integrantes del famoso grupo La Trinca va también en la lista unitaria esa –a este paso no va a haber puestos para todos, parece eso una procesión con tanta gente-. Es inevitable pensarlo: ¿y si al final todo esto es una humorada? Venga, Artur, sal ya y dinos aquello del "Saben aquell que diu…".
Carmelo Jordá