Re: Así está Cataluña.
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, considera que en Cataluña se ha producido "una sublevación en toda regla" y ha recalcado que "cuando uno se encuentra con una sublevación de estas características la sublevación se sofoca, hay que impedir que se salten la ley".
En una entrevista en Antena 3 recogida por Europa Press, Margallo no ha precisado qué mecanismos hay que aplicar frente a esa "sublevación" pero sí ha incidido en que la situación está "agravada" por dos problemas: que procede de un "órgano del Estado, no de una fuerza política" y que sus promotores no han tenido "el menor inconveniente en partir a la sociedad catalana en dos y en enfrentar a una parte de la sociedad catalana con el resto de la sociedad española".
Margallo considera que en Cataluña hay que hacer política pero cree que durante esta legislatura no ha sido sencillo, porque cualquier asunto "fundamental" requiere acuerdo de los grandes partidos y el PSOE, que ha sido tradicionalmente su interlocutor, ha estado sometido a "convulsiones importantes" que, a su juicio, impedían hacer una negociación porque habría sido una "irresponsabilidad" sentarse sin saber si "al otro lado de la mesa" iba a estar Alfredo Pérez Rubalcaba, Pedro Sánchez o Susana Díaz.
A su modo de ver, la política en Cataluña se puede hacer con o sin consenso nacional, pero son las iniciativas con consenso, como fue la Constitución de 1978, las que tienen éxito.
El problema "no es de ahora"
Margallo considera que el "tema de Cataluña no es de ahora", puesto que se planteó ya en 1640, 1714, 1931 y 1934. "Cada vez que hay una crisis en España se producen estas tensiones", ha dicho, relacionando el actual proceso soberanista con la crisis de 2008. Según su análisis, el presidente catalán, Artur Mas, "ha optado por decir que si ahora no paga a las farmacias, y antes no pagaba a nadie la culpa la tenía el Gobierno central, la solución era cortar lazos y durante un tiempo ha logrado que nadie le pidiese cuentas pero ahora le dicen usted dónde nos lleva".
En este punto, ha recordado que Mas sitúa el actual problema en la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 que anuló 14 puntos del Estatuto catalán -"nadie sabe cuáles son cuando he preguntado", ha ironizado- y lo ha comparado con la situación de 1934, cuando el origen fue una sentencia del Tribunal de Garantías Constitucionales que anuló la Ley de Contratos de Cultivo, es decir, "en los dos casos una sentencia constitucional" que es "normal en un Estado democrático" y una cuestión jurídica, "se eleva a cuestión política" y no se imputa al propio tribunal, sino a "todo el Estado, lo cual es una serie de disparates".
Un "golpe de Estado institucional"
Así, ha opinado que Mas "ha querido ir a la independencia desde el minuto uno y ha buscado excusas y coartadas para declarar la independencia, sublevarse en toda regla dar un golpe de Estado institucional que donde está".
No obstante, también ha relacionado la actual situación con el llamado 'pacto del Tinell' de 2003, "el intento del PSC y de ERC de hacerse un traje a la medida para Cataluña sin contar con la mitad de España que es el PP".
Por otro lado, ha asegurado que él "jamás" ha planteado que se ceda a Cataluña parte del impuesto sobre la renta, ni ha propuesto ninguna "fórmula" para esta comunidad, sino que habló de una "cesta de impuestos", para todas las comunidades igual, de manera que quien quiera "pagar cosas" que no se pueden pagar tenga que "tirar de su propia cesta y todo el mundo sepa lo que cuesta".
"Que se acabe esta historia de que si se abre un hospital es 'viva el president' pero si no se puede abrir una clase más en un instituto la culpa la tiene Madrid", ha resumido.
El ministro también ha incidido en recordar las consecuencias para una hipotética Cataluña independiente, que no sería reconocida por la ONU, tal como ha dicho su secretario general, Ban Ki Moon, ni por la UE, como han dicho líderes europeos como el presidente de la Comisión Europea, Jean-Clade Juncker; o la canciller alemana, Angela Merkel.